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Luce, volti, corpi, persone, luoghi, materia… Con estas palabras se invita al público en la comunidad de Ghiffa, a la orilla del Lago Mayor, al norte de Italia, a la exposición de los fotógrafos poblanos Everardo Rivera, Ángela Arziniaga y Sergio Javier González, que se presenta a lo largo de este mes de agosto. Iván Ruiz reseña en este texto el ejercicio fotográfico y el atrevimiento estético contenido en las luces, los rostros, los cuerpos, las personas, los lugares, las materias de la imaginación de estos artistas.

 

Frente a la eclosión que está viviendo la fotografía mexicana contemporánea a través de su circulación en distintos foros internacionales[1] y, además, tomando en consideración la búsqueda experimental en la obra de fotógrafos jóvenes quienes poseen una repercusión notable fuera de México,[2] sería difícil sostener que una muestra de fotógrafos mexicanos presentada en el exterior del país –en esta ocasión, en Ghiffa, Italia– represente o dé cuenta de una visión nacional, como podría haber ocurrido algunas décadas atrás.

En este sentido, un primer rasgo a destacar de esta muestra es la ausencia de un acento folclórico, lo cual se subraya, de manera simbólica, con la elección cromática de blanco y negro como salida de color de todo el conjunto de fotografías. Si bien el trabajo de Everardo Riverase inscribe plenamente en el ámbito de la fotografía documental, para esta exhibición ha seleccionado de su amplio archivo una serie de imágenes en donde se evidencia una tensión entre el registro, el documento y las experimentaciones de autor. De esta manera, una fotografía con tintes etnográficos como es aquella que Rivera produjo a raíz de las visitas a distintas “pulquerías” y cantinas del estado de Puebla y sus alrededores, contrasta fuertemente con algunas piezas cuyo artificio se observa en los procesos de edición, intervención y montaje.


Foto de Everardo Rivera, de la serie Borrados.

Por su parte, Ángela Arziniaga, apelando a una genealogía surrealista con algunas derivaciones de género (pienso en una línea que corre de André Kertész a Francesca Woodman), muestra una serie de fotografías estenopéicas en donde la elección de un ángulo a ras de suelo promueve una serie de deformidades espacio-corporales. Resultado también de una experimentación más abarcadora en el campo de las artes visuales, Arziniaga revisita la aparición de los cuerpos u objetos como entidades evanescentes y hasta cierto punto elásticos.



Foto de Ángela Arziniaga, de la serie Yo soy espacio.

En consonancia con este último trabajo, la serie de Sergio Javier González Carlos, concebida como una exploración formal de autorretrato, permite ser interpretada como el resultado de una performance, en donde el cuerpo del artista se exhibe, detrás de una vitrina, como un escaparate para las miradas de los atentos voyeurs. Esta serie, en particular, trabaja con la idea del cuerpo humano como una materia en proceso de modelado; concepción que proviene del body art, pero que en el caso de González Carlos adquiere un carácter entre erótico y claustrofóbico.


Foto de Javier González, de la serie La autobiografía del yo,

En suma, más allá de la nacionalidad de los artistas, la propuesta de esta exposición estriba en conocer una selección de su trabajo, el cual se inscribe en una reflexión más amplia y plural en torno a las prácticas fotográficas contemporáneas.

[1] Destaco dos casos relevantes: la invitación que México recibió para sumarse a las actividades de los prestigiados “Encuentros de Arles” 2011, en donde se integró una mesa redonda para discutir el trabajo de Maya Goded, Iñaki Bonillas, Daniela Rossell, Dulce Pinzón y Fernando Montiel Klint, además de las exposiciones individuales de Graciela Iturbide, Gabriel Figueroa y Enrique Metinides. Por otro lado, en Fotográfica Bogotá 2011, México fue el país invitado de honor y la muestra “Testimonio y visión. Más allá de la reportería”, exhibida en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, presentó fotografías de Nacho López, José Luis Cuevas, Fernando Brito, Omar Gámez, Livia Corona, Pedro Meyer, entre otros.

[1] Por ejemplo, Alinka Echeverría, ganadora del Premio de Fotografía HSBC 2011, o Fernando Brito, tercer lugar en el World Press Photo y ganador del Premio “Descubrimientos” de PhotoEspaña 2011.