¿Cuándo fue la última vez que pensaste en el río Atoyac?
En Puebla tenemos un importante río que atraviesa la ciudad, un río al que el actual gobierno decidió construirle un paseo que fácilmente podríamos presumir como un lugar hermoso, moderno, turístico y ecológico. Con sus 5.2 kilómetros, 100 mil plantas de 500 diferentes especies y 11 obras de arte moderno, entre otros grandes atractivos, el Paseo del Río Atoyac se construyó como un centro de recreación y encuentro para las familias. Un espacio para sensibilizar a la población sobre el cuidado del medio ambiente.
Sin embargo nuestro río Atoyac es un desastre y caminar junto a él resulta una experiencia no muy agradable, no sólo por el aroma que se desprende de sus aguas caudalosas, sino por la tristeza y frustración que salpica al verlo y entenderlo como el río más contaminado de México.
Las consecuencias de semejante desastre ambiental ya nos afectan de múltiples y graves maneras, pero además ponen en serio predicamento la viabilidad de nuestra ciudad en un futuro no muy distante. Pareciéramos ignorar el valor del agua como sustento de nuestra vida y un río es mucho más que agua. Los ríos han marcado el rumbo de la civilización humana, gestando ciudades e imperios, o devastándolos cuando sus aguas dejaron de fluir.
Por ello, actuar en la solución de tan complejo problema es algo impostergable, afortunadamente, la sociedad civil ha comenzado a tomar cartas en el asunto, ante la inutilidad e indiferencia de la administración pública durante los años que llevamos con este problema.
Dale la cara al Atoyac A.C. es una organización civil que ha emprendido diversas acciones para desenmarañar al río. La más reciente es la inciativa de Iluminemos al Atoyac, un proyecto que convocó a 18 diseñadores gráficos mexicanos para intervenir 18 bidones industriales reciclados, y convertirlos en lámparas de alto diseño. Estas lámparas serán subastadas con el fin de generar recursos a la asociación para que continúe con su invaluable labor.
La única manera de encontrar solución a los problemas es aplicando toda nuestra creatividad, y para muestra, qué mejor botón que un evento como Iluminemos al Atoyac. Encontrar soluciones en equipo, conjuntando visiones, talentos y energía, nos hace más fuertes como individuos y como sociedad.
Iluminemos al Atoyac es una fiesta de puertas abiertas, donde todos somos invitados especiales, porque significa la oportunidad de apoyar una causa que nos trasciende como poblanos de esta época. Regenerar el río es una acción para la posteridad, nuestro legado a quienes nos sucedan en esta Tierra. Si somos capaces de unir voluntades por un río, los beneficios irán mucho más allá del río. Llenemos de luz un tema que ha permanecido demasiado tiempo en la oscuridad.
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