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¡Qué lejanos parecen los días en los que nos teníamos que mover de un lugar a otro persiguiendo las buenas temperaturas, la fauna o el agua! La vida consistía en moverse. Aquellos que nos antecedieron dependían de su capacidad de adaptación más que de cualquier otra habilidad. El apego a un mismo horizonte se rompía en cuanto era necesario y un instinto primario nos impulsaba a dejar atrás la comodidad de lo conocido para continuar andando allende la vista.

Dicen que llegamos a este planeta hace como 10 millones de años y, desde entonces, no dejamos de movernos. Hace apenas unos 10 mil años (casi nada para los tiempos del universo) a nuestra tribu trashumante le cayó la civilización encima. Por fin logramos la ilusión de que, gracias a nuestro desarrollo, tendríamos lo necesario para sobrevivir y ser felices sin tener que andar de un lado a otro. ¡Bendito sedentarismo que nos convirtió en la especie predominante! Ya no más andar como animales buscando el sustento aquí y luego allá. Somos el hombre moderno, sedentario, omnipresente, gracias a las tecnologías que hemos inventando para aumentar el alcance de nuestros sentidos y de nuestras voluntades sin necesidad de movernos de nuestro sillón.

Pues resulta que en muchas latitudes de nuestro planeta siguen existiendo grupos humanos que dependen del movimiento para subsistir. Y no son pocos, hablamos de decenas de millones. Pero lejos de pensarnos distantes de esos magníficos pueblos nómadas, este blog parte de la hipótesis de que el nomadismo está inscrito en lo más profundo de nuestra especie. Todo nuestro vanagloriado desarrollo parece ocultar este hecho: nos movimos como especie durante millones de años y, aunque no lo parezca, en los últimos millares de años no hemos dejado de movernos. Y lo hacemos no sólo porque vayamos montados en una roca que todo el tiempo se desplaza junto con la galaxia, sino porque la migración sigue siendo un fenómeno global. Nos movemos porque buscamos siempre un mejor empleo, una mejor educación, un mejor lugar para vivir: está en nuestro código genético buscar mejores oportunidades.

Hace poco tiempo aprendimos a movernos por placer, unos cientos de años a lo mucho. Pero en la época actual, viajar por placer es una de las formas más sofisticadas de satisfacer ese impulso salvaje por movernos que aún nos domina.

deNómadas es un espacio de viaje y de viajes, no es un blog sobre turismo sino un espacio donde queremos reflexionar sobre lo que significa viajar, movernos, migrar, tripearnos, soñar. Porque creemos que se puede viajar en coche o en avión, pero también a través de libros, del arte o sentados a la mesa. Creemos que asumirnos viajeros nos ayuda a entendernos mejor. Vernos como compañeros de viaje debe servir para sentirnos menos solos en esta gran travesía de existir. Así que, si están listos, agarren sus chivas y ¡vámonos!