• Laboratorio Multimedia de Conflictos Ambientales/Video
  • 07 Agosto 2014
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“Me dijo un cura de Tepatitlán, ¿ahí se van a quedar?, son muy valientes --cuenta la señora María Alcaraz, del comité “Salvemos Temacapulín”--. Pues sí, aquí nos vamos a quedar.”

Pero su voz no se quedó en una mera expresión. Llevaron su reclamo ante la justicia mexicana y finalmente dos resoluciones en 2013 y 2014 determinaron que la cortina de la represa que construye una trasnacional española en la comunidad de Tamacapulín, en los Altos de Jalisco, no rebase los 80 metros y se impida así la inundación del poblado colonial.

Movilización social y defensa legal contra la injusticia ambiental.

“La justicia ambiental es un derecho humano”, dice Robert D. Bullard, especialista en la investigación sobre el medio ambiente y la justicia en el mundo. Esa frase es el fundamento que sostiene el documental Aquí nos vamos a quedar realizado por la organización Laboratorio Multimedia de Conflictos Ambientales. Este trabajo analiza conflictos socio-ambientales en Kenia (proyectos agroindustriales en tierras campesinas en el delta del río Tana), Argentina (enfermedades por el uso de agroquímicos para la soya transgénica cultivada por trasnacionales), Colombia (canteras en Bogotá), Italia (la basura, los desechos tóxicos y la mafia en Nápoles), México (represa en Jalisco para llevar agua a León) y el Tibet (sedentarización forzada de las comunidades nómadas por el gobierno chino). Y  con esa consigna (aquí nos vamos a quedar) describe la voluntad de resistencia de comunidades originarias afectadas por megaproyectos industriales y los pasos legales que han llevado adelante para conseguir precisamente justicia.

En países como el nuestro hay una línea simple en espiral hacia la injusticia ambiental: industria-dinero-corrupción-impunidad. Y empieza y termina en el desprecio de las comunidades afectadas. Ya lo veremos con mucha más fuerza con las recientes reformas en materia energética en nuestro país.

Movilización social y defensa legal, esa es la trama que sigue entonces esta reseña documental sobre la justicia ambiental en este mundo nuestro.

“Somos seres humanos como ellos --dice el campesino de Formosa, en Argentina, al denunciar las consecuencias del glisofato en la soya--, no vamos a permitir más esta siembra que mata indígenas.”

“Rechazamos ese infierno que quieren traer al delta --exclama Orma, el campesino keniano--, es ilegal. Estamos contentos con nuestra cultura, no la cambiamos por ningún proyecto.”

El caso de México --la construcción, por una empresa trasnacional española en la que Bill Gates y George Soros tienen intereses, de una presa en la región de los Altos de Jalisco que suponía la inundación del pueblo colonial El Zapotillo--, es reseñado por Joan Martínez Alier, catedrático de teoría económica de la UAB, en la revista Sin permiso (http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=7161), con el texto La presa de El Zapotillo y el Fomento de Construcciones y Contratas, que resume así:

“Temacapulín es un poblado hermoso, con aguas termales y una basílica colonial, un pueblo animoso con sus “hijos ausentes” en Estados Unidos y sus valiente madres presentes. Muchos habitantes se negaron a vender sus casas. Han organizado famosas carreras pedestres con participación regional, ferias de chiles, reuniones internacionales de movimientos de los afectados por represas. Han ido a los tribunales una y otra vez. Les ha apoyado siempre un hijo nativo, el conocido padre Gabriel “desterrado” por su obispo a la ciudad de Guadalajara para quitar fuerza al pueblo. Les ha apoyado también, con tibieza o con fuerza, una parte del profesorado de las universidades de Guadalajara. Los estudios de expertos como Pedro Arrojo de la Universidad de Zaragoza que visitó Temacapulín diversas veces, han contribuido a aclarar los hechos: no sobra agua en los Altos de Jalisco, y antes que pensar en el trasvase del agua del Río Verde, hay que pensar en el acuífero de la propia zona. La represa El Zapotillo priorizaría el trasvase agua de uso urbano e industrial para la ciudad de León y no para uso agropecuario en los Altos de Jalisco.”

“No nos van a pisotear como cucarachas”, concluye María de Jesús García desde Temacapulín para revelar la decisión de ese pueblo contra las autoridades federales que han respaldado el proyecto industrial que lo desaparecería bajo las aguas. 

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