• Sergio Mastretta
  • 12 Noviembre 2015
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Los días se van. Ya son otros ruidos los que velan la crisis que vive Volkswagen. Pero la foto de los activistas de Greenpeace me lo recuerda. La realidad los ha traído de vuelta al mundo.

En una crisis casi en punto terminal –los primeros tres días que siguieron  a la denuncia de los motores truqueados—el imperio del Vocho reaccionó impulsivamente: el CEO dijo “yo no sé nada”, y lo renunciaron al día siguiente; el responsable en Estados Unidos fue sincerísimo al declarar ante la enfurecida prensa gringa --“la hemos cagado completamente”—, para después desaparecer en la fosa común que el capitalismo tiene para los ejecutivos que caen en desgracia; después, sin investigación conocida alguna, acudieron a la cartera –en 6,500 millones de euros calcularon el costo del chistecito—y tartamudearon respecto del número de autos incluidos en el fraude: 11 millones de cochecitos.

Pero así van pasando las semanas ­­–canta el bolero--, y siempre me respondes de este modo… Deja ver, deja ver. ¿Para quién son esos plazos traicioneros…?

Y las preguntas persisten: ¿Hacia dónde va la ciudad de Puebla en la deriva de Volkswagen? ¿Y quiénes son estas personas que la han puesto en predicamento?

¿Por qué me ha hecho pensar nuevamente en la palabra enclave?

Paso una tarde de búsqueda del acto de contrición de los señores alemanes. Pero ya no encuentro el anuncio en el que lo hicieron; lo vi en la revista Proceso. Volkswagen informa, escribieron. Pero hace días que lo quitaron de ese portal digital. Por eso lo busco en el suyo. Esto encuentro de inicio:



500 mil seguidores en twitter. Y más: que promocionan el Golf a 249,900 pesos –claro, es el buen fin--, y el Jetta en 204,900, y es que el buen fin se va más rápido que la pila de tu celular, y “el Vento está de tu lado”, y que “cuentas claras amistades largas” –al fin y al cabo, tienen todo un equipo mercadotécnico.

Pero no veo a la primera, arrepentimiento alguno. Y sé que en algún lado, a su manera estricta, nos dijeron que como buenos mortales, también son unos estafadores.

 

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Porque afligidos deben estar: el fraude puede costarle entre 30 mil y 50 mil millones de euros a la empresa, lo que sin duda puede llevarla a la quiebra. El precio de sus acciones ha caído un 63 por ciento en lo que va de la crisis.

 Las líneas de producción siguen en trance. Ahora mismo, al tiempo que yo escribo esta nota y ustedes pasan sus ojos por ella, el ruido de los robots en la planta de Puebla obedece al ritmo impuesto por la venta de los jettas en Estados Unidos. En octubre salieron de las agencias gringas 30,387 vehículos, prácticamente los mismos que en el 2014. “El escándalo no pegó a las ventas”, dicen, así que el director de operaciones en ese país, Marc McNabb, agradece aliviado la lealtad de sus clientes y nos informa que Volkswagen está comprometida a hacer lo correcto y que trabajan activamente para recuperar la confianza.

Y anuncian la entrega de mil dólares a cada propietario de un motor diésel en su auto que compraron engañados por la empresa.

El grupo Volkswagen trata de reconstruir su imagen en Estados Unidos con un programa de incentivos que intenta de calmar la rabia de los propietarios de modelos diésel afectados por el escándalo de las emisiones. El plan incluye de momento una compensación de hasta 1.000 dólares (930 euros) por coche. En principio se concentra en los modelos de cuatro cilindros que están cubiertos por la primera orden de revisión emitida por las autoridades reguladoras. (El País)

Entonces me remito a la prensa local. Thomas Karig, vicepresidente de Relaciones Corporativas no ve problemas: se han invertido recientemente en la planta mil millones de dólares para la producción a partir del 2017 de la camioneta Tiguan, por lo que no piensan en recortes. Entre líneas queda la amenaza: buscarán un esquema de trabajo con el sindicato “puesto que aún no hay certeza de cómo se desarrollará la producción y las ventas en los próximos meses.”

 

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¿Así que no pasará nada?

Cerca de 80 mil puestos de trabajo de la industria automotriz relacionada con la planta están en jaque en Puebla.

Porque la tormenta no se ha ido de Wolfsburgo. Leo esta nota en El País:

“El escándalo Volkswagen no deja de crecer. Las autoridades alemanas ya habían anunciado el mes pasado que reclamarían la revisión de 2,4 millones vehículos afectados por el software con el que el mayor fabricante de coches de Europa engañó a Gobiernos, consumidores e inversores; pero ahora la Oficina Federal de Vehículos Motorizados (KBA) ha anunciado que 540.000 deberán ser sometidas a “grandes cambios técnicos”, lo que amenaza con hacer aún más grande la factura milmillonaria que deberá pagar Volkswagen. Los coches que requerirán estas reparaciones profundas son los que tienen un motor de 1,6 litros.”

“Grandes cambios técnicos”, dicen. ¿Les pondrán ruedas cuadradas?, me digo.

Y para más motivos, el apretón de sus tuercas por el gobierno de la Unión Europea:

Bruselas endurece el tono con Volkswagen. La Comisión Europea ha dado este martes un ultimátum al gigante alemán, cada vez más enfangado en un escándalo por las emisiones de óxido de nitrógeno —que afectan a 11 millones de vehículos— y ahora de dióxido de carbono, que suman casi un millón de coches más. El comisario Miguel Arias Cañete reclama a la cúpula de Volkswagen que aclare antes de 10 días las “irregularidades” con relación al CO2 que emiten sus autos. Bruselas no descarta abrir un procedimiento de infracción, que se sumaría a la multitud de litigios a los que se enfrentará el grupo en EE UU y Europa.”

 

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¿Cómo entender todo esto que ocurre?

Tal vez hacer que no pasa nada:

En el portal de Volkswagen de México encuentro que todavía presumen el récord logrado por un Golf construido en Puebla con el motor TDI diésel:

 

“Golf TDI hecho en México impone récord Guinness en economía de combustible”

“El Golf TDI hecho en México logró esta marca en una travesía que inició el pasado 22 de junio, desde las oficinas centrales de Volkswagen of America (VWoA), a lo largo de 48 estados de la Unión Americana y concluyó el 7 de julio. El índice de consumo general fue de 81.17 millas por galón (unos 34.5 km por litro), y el gasto por carga de combustible fue de 294.98 dólares.”

Y con frases como esta lograron el éxito de ventas entre los consumidores norteamericanos:

“Los motores diésel de Volkswagen son estupendos”, señaló el periodista especializado en la industria automotriz y fundador del sitio cleanmpg.org, Wayne Gerdes. “No sé si la gente pueda darse cuenta en realidad de la distancia que se puede recorrer con ellos. Es muy posible que queden impresionados con los resultados de consumo, usando algunas técnicas sencillas de ahorro de combustible.”

 

O mirar con ironía lo que los comunicadores de una empresa escriben:

 

Porque ahí mismo, en el portal de Volkswagen de México, encuentro el código de conducta de la empresa (Nuestro compromiso ético) para con sus clientes, sus proveedores, sus agentes y sus trabajadores. Extraigo lo relacionado al tema ambiental:

 

Protección al medio ambiente

Mejorar continuamente nuestros productos para reducir su impacto ambiental.

 Aplicar criterios de sustentabilidad ambiental en el diseño de los procesos de producción, incorporando prácticas de manufactura de bajo impacto ambiental, la confinación de materiales peligrosos, el reciclaje, y la optimización del uso de recursos no renovables.

Promover dentro y fuera de la organización una cultura de respeto al medio ambiente, cuidado de los recursos naturales y protección de la salud.

Facilitar a las autoridades y a la sociedad información relevante sobre el impacto ecológico de nuestras operaciones.

Y también en ese portal, en su reporte de sustentabilidad, esta frase:

“La sustentabilidad implica mejorar constantemente el nivel de la tecnología en nuestros procesos y nuestros vehículos, en pro del medio ambiente y de nuestros consumidores, buscando mantener nuestro liderazgo tecnológico y de calidad dentro de la industria automotriz.”

 

O constatar, que a fin de cuentas, estos señores alemanes son mortales:

Aunque el acto de contrición lo encuentro perdido, como la última de las noticias en Mundo Volkswagen, en el reconocimiento de culpa fechado el 29 de septiembre:

 Volkswagen informa:

“Lamentamos sincera y profundamente haber abusado de su confianza. Le aseguramos que atenderemos todas sus inquietudes lo más pronto posible.”

Abusaron de nuestra confianza.  Y lo lamentan. Los señores Volkswagen son mortales. Y es el buen fin, están en oferta. Bien harían en ofrecer una disculpa a la ciudad de Puebla.

Porque ellos y nosotros estamos en un problema.




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