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Otorgan medalla “Rosario Castellanos” a Ángeles Mastretta. Hoy, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, la escritora poblana recibirá uno de los reconocimientos literarios más importantes en nuestro país. Mundo Nuestro reproduce aquí el texto Urgida de contar y callándome, publicado en la revista Nexos en línea el pasado 1 de agosto del 2011, en el que Ángeles da una idea de lo que para ella ha significado la literatura.

Me gusta escribir. Me gustó hacerlo con un lápiz a los seis años, con una pluma fuente a los nueve, con un bolígrafo a los doce y en una máquina de escribir verde a los catorce. Aún escribo sin ver el teclado, con la memoria que encuentra la interrogación a la derecha y las comillas a la izquierda como estaban en mi primera máquina. Sólo bajo la cabeza de vez en cuando, como una gallina que busca su maíz: las letras.

Mis amigas tuvieron una Lettera 22, guardada en un ligero estuche azul. Yo iba a las clases cargando un maletón del que salía ese artilugio de fierro con teclas sólidas que me avergonzaba entonces y que ahora moriría por tocar. Me lo robaron el año en que llegué a vivir en la ciudad de México. Fue de mi papá hasta unos meses antes. Cuando murió, la heredé yo. No sé por cuál designio, ni de quién. El día que la cambié de ciudad cayó en manos de un ladrón que no supo cuánto me quitaba. Una máquina de 1940. La habrá vendido en nada. Ni pensarlo.

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