• Mundo Nuestro
  • 20 Marzo 2014
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Primera parte

 

Sábado 15 de marzo en el improvisado auditorio --un manteado de lona que cubre la estructura abierta de la cancha de básquet y plaza pública en la comunidad serrana de Tlamanca-- utilizado para el evento de pueblos en resistencia contra las mineras en México. Escucho el reclamo airado, mucho más que un lamento, de un campesino de Chicomosuelo, en Chiapas, que nos ha narrado el asesinato de uno de sus líderes en la lucha contra una empresa minera, y que con una piedra con brillos dorados en la mano exclama: “No estamos tristes por la muerte de nuestro compañero… Estamos muertos de rabia.”

Y entonces me pregunto por la historia que contaremos en unos años sobre la los nuevos modos de la antigua resistencia campesina en México contra el progreso impuesto desde los centros de poder. Y más: ¿cómo contaremos la movilización social en la Sierra Norte de Puebla contra los proyectos industriales que la mantienen en jaque en este arranque del siglo XXI?

Se puede empezar por imágenes de la movilización popular que ilustran radicalmente la rebelión de los pueblos: la expulsión de los chinos en Zautla en una asamblea masiva; el rechazo absoluto a la empresa Frisco en Tetela expresada en marchas kilométricas en la cañada del río Papaloteno; la insurrección totonaca en Olintla que bloquea el paso de la maquinaria pesada que intenta bajar al río Ajajalpan; las caravanas campesinas que en camionetas recorren los pueblos de Ixtacamaxtitlán.

Eso hacemos en esta entrega de Mundo Nuestro con la galería fotográfica del Colectivo Voces de la Tierra.

O con el reclamo que pasa por el llanto de una mujer de Santa María Zotoltepec, allá mismo en Ixtacamaxtitlán, a la asamblea reunida en Tlamanca el viernes 14 de marzo: “Estamos solos, la gente está en manos de la minera canadiense, los han comprado, no ven, no oyen. Pero ya se nos está quitando el miedo, fuimos a un foro informativo en Tetela, entendimos más lo que significa explotación a cielo abierto, y no nos vamos a dar por vencidos.”

No lo sé, pero es una historia que ocurre ante los ojos urbanos, acostumbrados a no ver ni comprender los signos antiguos de las rebeliones campesinas.

 

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Los movimientos sociales se explican por sí solos si tenemos la paciencia de seguirles la pista. Hoy en la Sierra de Puebla corren veneros de agua que dan cuenta de corrientes que no son visibles a primera vista: como la de la cada vez más clara conciencia campesina sobre el valor de sus montañas y cañadas y el sentido histórico y cultural de pertenencia a un pueblo; o como la del incipiente pero cada vez más perfilado desarrollo de una izquierda mexicana que se construye al margen de los partidos políticos tradicionales. Más radical, sin duda. Más certera en sus fundamentos humanos. Y sin duda no perdida por la política partidaria.

Esas dos corrientes traje de regreso del Encuentro de Pueblos en Resistencia contra el Modelo Extractivo Minero realizado el pasado fin de semana en la comunidad de Tlamanca, en la cañada del Apulco perteneciente al municipio de Zautla. Justo donde el 23 de noviembre del 2012 una asamblea municipal con la participación de más de dos mil personas provenientes de las 32 localidades zautlenses expulsaron a los funcionarios de la empresa minera china que pretendía revivir una antigua mina para la explotación de oro. Dos corrientes que me propongo documentar en una narración  que quiere exponer la profundidad de un movimiento social que cada día es más visible y que en Tlamanca ofreció avances en organización e integración que difícilmente se hubieran imaginado hace no más de dos o tres años.

 

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Quiénes fueron: delegaciones de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Morelos, Estado de México, Guanajuato, Colima. Y de Puebla, grupos de Cuetzalan, Olintla, Tlatlauqui, Tetela, Tepango, Tetela, Ixtacamaxtitlán, Zautla, Libres. Y de Centroamérica, activistas de Guatemala, Honduras, El Salvador y Panamá. Y miembros de organizaciones civiles como REMA, CESDER, Tiyat Tlali, Tosepan, Tetela hacia el Futuro, Colectivo Voces de la Tierra.

Y qué objetivos se propusieron: fortalecer la red de pueblos en resistencia, ponerle nombre a las experiencias de resistencia y dar cuenta de su historia; describir experiencias concretas e identificar estrategias exitosas y acciones fallidas.

Y cuál fue el punto de partida para el encuentro: la participación de líderes de movimientos de resistencia y de académicos y especialistas con una larga experiencia en la investigación y análisis histórico, técnico, jurídico, antropológico y social sobre la realidad de la industria minera en América Latina.

Como los propios activistas de REMA, la Red Mexicana de Afectados por la Minería -- principales organizadores del evento junto con la organización civil serrana Tiyat Tlali y el grupo anfitrión CESDER--, que desde 1998 ha analizado lo ocurrido con las explotaciones mineras que han proliferado por la política gubernamental que concesiona indiscriminadamente millones de hectáreas del territorio nacional a empresas mexicanas y extranjeras.

Todas fundadas en una ley minera que es, sobre todo, la ley del despojo.

 

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Empiezo esta crónica por el final: el comunicado firmado por más de quinientos asistentes al encuentro:

 

Declaratoria Final del Encuentro de Pueblos en Resistencia contra el Modelo Extractivo

Nos reunimos comunidades en resistencia y en defensa del agua, la tierra y la vida de la Sierra Norte de Puebla de los municipios con concesiones mineras de Zautla, Ixtacamaxtitlán, Tlatlauqui y Tetela; y con proyectos hidroeléctricos como Olintla y San Juan Tahitic. También estuvimos presentes, delegadas y delegados de los estados de Chiapas, Guerrero, Colima, Guanajuato, Oaxaca, Morelos, Estado de México y Veracruz; y de los países de Honduras, Panamá, El Salvador, Guatemala e Italia. Contamos con la participación de diferentes organizaciones de base, organizaciones de la sociedad civil e instituciones de educación superior.

Con el objetivo de fortalecer las luchas de las diferentes comunidades, nos encontramos en un espacio de hermandad y solidaridad pues nos descubrimos en los mismos procesos de resistencia y compartiendo las mismas esperanzas. Además de conocer nuestras experiencias, discutimos alrededor de cuáles ha sido nuestras estrategias organizativo-políticas para la defensa del territorio; revisamos el proceso de minería a cielo abierto y su impacto en la salud y medio ambiente; también reflexionamos alrededor de acciones jurídicas que hemos emprendido; el derecho a la consulta a los pueblos indígenas, la reforma energética y las consecuencias del modelo extractivo minero en la vida de las mujeres, reconociendo su participación activa y sus derechos. La población infantil y juvenil reflexionó y contribuyó a estos debates.

En nuestras experiencias e historias hay desconfianza ante la ley y la autoridad. Esto porque por un lado, los distintos niveles de gobierno han negado, ocultado o tergiversado información y promovido con engaños los proyectos mineros; y por otro, porque han violentado los propios marcos legales ambientales, derechos constitucionales y tratados internacionales que garantizan el respeto a  los derechos humanos y la protección al territorio y la riqueza de los pueblos que ahí viven.

Los diferentes niveles de gobierno son partícipes en la promoción y ejecución de proyectos mineros. El gobierno federal ha concesionado más de la tercera parte del territorio de los pueblos indígenas y campesinos. Por otro lado, las empresas dañan el tejido social por medio del poder económico y político construido con los gobiernos, quienes fortalecen al sector privado con estrategias locales como los programas asistencialistas, y con las reformas constitucionales y estructurales. Finalmente, el estado ha hecho uso de las policías estatales y federales para avalar la entrada de las empresas y actúa como guardián de intereses privados, al mismo tiempo que criminaliza y reprime al pueblo y sus luchas.

En este contexto, se ha hecho necesario en nuestras localidades, informarnos sobre esta nueva forma de explotación que es la minería a cielo abierto. Hemos buscado información y llevado a cabo diferentes acciones, algunas han sido formales y dentro del marco del estado, pero otras son cotidianas y fortalecen nuestra resistencia como pueblos indígenas y campesinos, pues implican la construcción de alternativas desde lo local y comunitario.

En este proceso, las luchas de las mujeres destacan porque nuestro papel ha sido preponderante en defender la tierra pues es nuestra casa, sustento, medicina y dadora de vida. Esta resistencia se la logrado por medio del fortalecimiento de los espacios de decisión como la asamblea, el saber propio, la lengua, la cultura e identidad y va más allá de las alianzas con las que empresas, autoridades y partidos políticos intentan dañar las decisiones colectivas.

En este sentido, recordamos con rabia a quienes han luchado y han sido asesinados. Retomando su fuerza para continuar en la resistencia y en la lucha, exigimos justicia y nos comprometemos a seguir el ejemplo de Noé Vázquez de Veracruz, Bernardo Méndez Vázquez y Bernardo Velázquez Sánchez de Oaxaca, Mariano Abarca del estado de Chiapas.

Denunciamos lo ocurrido en la comunidad de Zacualpan, del Estado de Colima, que fue desalojada por fuerzas estatales el día jueves 13 de marzo mientras llevaba a cabo una acción en defensa de sus manantiales en contra de una concesión minera. Durante la agresión, fueron violentadas mujeres, niñas y niños. Así mismo, en el estado de Oaxaca, fue desalojada por caciques regionales, apoyados por la policía estatal, la comunidad de playa Cacalotiyo, municipio de San Pedro Tututepec el pasado 11 de marzo. En este acto fueron detenidos seis habitantes, amenazadas de violación sexual mujeres y niñas, y saqueadas y destruidas sus viviendas.

Estos hechos violentos no son aislados, son una muestra de lo que vivimos cotidianamente quienes estamos defendiendo el agua, la tierra y la vida. En este contexto, los gobiernos criminalizan la protesta social y particularmente a las mujeres, violentando nuestros cuerpos y territorios como estrategia constante de represión.

Por lo tanto exigimos:

Que las autoridades respeten las decisiones de las comunidades que en este encuentro y en sus asambleas locales y acciones cotidianas han expresado un No rotundo a los proyectos mineros.

Que las autoridades dejen de proteger los intereses privados y trabajen para respetar los derechos de los pueblos a vivir sin violencia en un territorio sano y seguro, libres de minería y de proyectos de muerte.

Nos solidarizamos con el pueblo de Zacualpan Colima. Exigimos el esclarecimiento de los hechos ocurridos. Responsabilizamos al gobernador del estado Mario Anguiano Moreno, al Secretario de Gobierno, Rogelio Rueda Sánchez y a la delegada de la Procuraduría Agraria María Elena Díaz Rivera de cualquier hecho o agresión que pueda sufrir la localidad de Zacualpan y los integrantes de la organización BIOS IGUANA.

También nos solidarizamos con la comunidad de playa Cacalotiyo, San Pedro Tututepec, Oaxaca, y exigimos que el gobernador del estado Gabino Cue Montiagudo y el Secretario de Seguridad Pública Alberto Esteba Salinas, garanticen las condiciones necesarias para que las familias desalojadas puedan retornar y permanecer en su localidad.

Nos pronunciamos en contra de las reformas energéticas que continúan favoreciendo al sector privado en detrimento de las comunidades indígenas y campesinas.

Alto a la discriminación y racismo contra las comunidades campesinas e indígenas de México y de América Latina.

Finalmente, invitamos a todo el país a decretar territorios libres de minería y proyectos de muerte; a construir espacios comunes de resistencia y buscar estrategias que representen alternativas dignas de vida construidas desde la vida comunitaria de los propios pueblos.

Firmamos las y los 500 asistentes a este encuentro pertenecientes a las comunidades y a las organizaciones y hacemos un llamado a la sociedad en general a sumarse a esta lucha, que es por la VIDA, que sea de todos y no solo de los campesinos e indígenas.

 

No permitiremos que nos despojen de nuestro territorio

Queremos el agua limpia para todos

Amamos la vida, que defendemos con nuestra propia vida

Luchamos por un mundo sin racismo y discriminación

Tlamanca, Zautla, Puebla, 16 de marzo del 2014

 

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Y así regreso al viernes 14 por la tarde en Tlamanca, cuando los grupos que encabezan la resistencia contra las mineras en Tetela, Tlamanca e Ixtacamaxtitlán contaron sus experiencias.

(CONTINUARÁ)

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