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Por: Mundo Nuestro

Otra planeación del desarrollo urbano es posible en Puebla: con la creación de un organismo autónomo intermunicipal facultado en ley, independiente de los gobiernos, con financiamiento público regulado igualmente en ley, con la participación decisiva de institutos académicos de investigación científica y con la participación decisiva de organizaciones de la sociedad civil.

Un organismo de Estado democrático, fundado en la participación decisiva de las instituciones de conocimiento y de la sociedad civil. No un organismo de gobierno despótico asociado a los intereses del capitalismo salvaje en el que ha vivido la ciudad de Puebla en los últimos sesenta años.

Esta idea se propuso en el foro “Bienestar Social y Servicios Públicos”, y particularmente en el del tema “Pobreza Urbana y Asentamientos Irregulares” organizado por el equipo de transición del presidente municipal electo Tony Gali Fayad.

Se propuso también, y como respaldo de la idea primera, el desarrollo de un sistema de Investigación y comunicación social en internet que permita realmente la participación de la ciudadanía en este proceso. Un Sistema Digital  de Administración, Información y Comunicación que vincule al Ayuntamiento de Puebla con sus juntas auxiliares, barrios y colonias, que asegure un proceso público de investigación social, urbana y ambiental con la participación decisiva de los institutos de investigación especializada, las organizaciones de la sociedad civil y los grupos organizados de la sociedad.

Sergio Mastretta expuso una semblanza histórica del fracaso de los planes de desarrollo urbano y de los intentos gubernamentales por el reordenamiento del crecimiento de la ciudad de Puebla. Una idea de ello se publica en Mundo Nuestro a través del reportaje Milagro en puebla: contra el estado de despojo la acción civil organizada, (http://tinyurl.com/nybqjum) que esta semana presenta su tercera y última parte.

Este planteamiento se funda en el resultado visto en el largo plazo de los dos principales esfuerzos de planeación y ordenamiento del crecimiento de la ciudad de Puebla, uno en los años sesenta-setenta, que identifica como “la intervención desarrollista”, y la otra en la década de los noventa, con el Programa Regional Angelópolis.

Así se plantea la intervención desarrollista: 1960-80. Con el decreto de 1962 que corrió las fronteras de la ciudad a costa de los municipios cholultecas y los pueblos de Valsequillo. Con el eje industrial-carretero (VW-Autopista), que acabaría por emplazar el desarrollo fabril en el norte de la ciudad, con los corredores tlaxcaltecas hacia Zacatelco y Santa Ana Chiautempan. Y con la inversión en equipamiento e infraestructura urbana: el entubamiento criminal del río San Francisco; las Avenidas Hermanos Serdán y 5 de Mayo; los estadios con su monumento al Taco; la CAPU embutida contra el llamado Bloulevard Norte, la Central de Abastos en San Pablo Xochimehuacán, y por años sin acceso desde la autopista; los mercados periféricos tardíos y nunca terminados para enfrentar la movilización social de los comerciantes de la 28 de Octubre.

Con sus consecuencia a la vista: conurbación Puebla-Tlaxcala y el hacinamiento de las colonias populares en el corredor Xoxtla-Cuautlancingo-Papalotla-Caleras- Hueyotlipan-San Pablo del Monte-La Resurrección-Xonacatepec-Chachapa-Amozoc.

El segundo gran fracaso es lo que llamamos la intervención despótica 1991-1995. El llamado entonces Programa Regional Angelópolis, fundado en una primera expropiación federal de más de mil hectáreas en San Pedro y San Andrés Choula con el gobierno de Piña Olaya, recuperada y extendida después formalmente por Manuel Bartlett. El proyecto se presentó con un objeto principal de ordenamiento urbano, con la definición de un programa completo de vialidades que incluía el Periférico Ecológico y con la inversión estratégica en la modernización del sistema de agua potable y saneamiento.

Expropiación de tierra campesina con cambios de uso de suelo hacia los usos comercial y habitacional-residencial que contradicen la causa de utilidad pública y dejaron de lado los propósitos de reordenamiento urbano, que precisamente no lo fue, pues dejó las regiones norte y suroriente por completo fuera del proyecto.

Conflicto territorial por decreto 1962 no resuelto.

Crecimiento anárquico conurbación cholulteca.

Consecuencia: especulación inmobiliaria y crecimiento hacia zonas de urbanización inviable (Valsequillo).

Un tercer elemento para explicar esta propuesta de un nuevo organismo de planeación del desarrollo urbano es el que denominamos la oportunidad perdida: la negación del conocimiento generado desde los centros de investigación de las universidades locales --al final, uno de los principales valores del Estado de Puebla-- para la investigación y la planificación del desarrollo de la ciudad.

 - La pérdida por ausencia: 1950-1990. Ahí, simplemente, ni se planteó el problema. Los gobernantes actuaron como sus intereses y su entendimiento les dio a entender.

 - La pérdida por política: Bartlett y  los 34 millones de dólares al consultor Mackensy en los años noventa. La burla con los COPLADES y las llamadas contralorías sociales, abandonadas por el gobierno estatal y municipal por lo menos en todo lo que va del nuevo milenio.

  - La criminal ausencia: los años marinistas. Aquí apunto, además, y para subrayarlo, el involucramiento de los rectores de la Universidad Autónoma de Puebla Dóger y Agüera, quienes, reconvertidos en políticos, se han vinculado directamente en el proceso inmobiliario y han logrado exponer a la institución pública como un ente cada vez más alejado de la problemática social de la ciudad, a pesar de los esfuerzos probados de académicos como los descritos en esta ya larga reseña del Milagro catastrófico de Puebla.

Consecuencia: desvinculación de las instituciones del conocimiento especializado local del proceso de planeación del desarrollo urbano.