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El cineasta mexicano Nicolás Echevarría (Tepic, 1947), creador entre otras películas de  María Sabina: mujer espíritu, (1978),  Cabeza de Vaca (1991) y Vivir Mata (2001), realizó en 1980 el documental Poetas campesinos, que narra la historia de un grupo de cirqueros campesinos cuyas andanzas son amenizadas por la banda de música Santa Cecilia, de San Felipe Otlaltepec.

En ella, como describe el escritor mexicano Guillermo Sheridan en su Columna de El Universal el 29 de julio pasado, Echeverría nos acerca a la intensa relación entre un músico popoloca y sus alumnos. Y nos abre al universo de un país rescatado por la música y la poesía desde la profundidad de los pueblos originarios.

Una película que no puede dejarse de ver.

Dice Guillermo Sheridan: “Ese maestro y ese niño musicales son, a fe mía, lo mejor de México… Me reviven los niños mexicanos que hacen música. Fantaseo que prevalecerán, que el niño que resopla su trompeta desmoronará caciques, y que la niña que raspa su violín derretirá síndicos pútridos, el niño del violoncello aplastará políticos zafios y los petardos que tunden timples a los platinados ricachones. “Wallking around”. Entre el basurero en que hemos logrado convertir nuestro país, el maestro pololoca dice “esta se llama blanca, esta se llama redonda” y solfea con los niños sol sol la si do re mi fa y por un instante algo tiene sentido.

El documental de Nicolás Echevarría sigue las correrías de un grupo de cirqueros campesinos cuyos actos son amenizados por la banda Santa Cecilia. Por sí misma, la película es el reflejo de un país que aparentemente hemos perdido: ya no veremos fácilmente a un poeta recorrer en burro un pueblo rodeado de decenas de niños a los que no les ha llegado la televisión y sí la música y la poesía en manos de sus padres y abuelos.




Niñas equilibristas, fotograma de Poetas campesinos, de Nicolás Echeverría, 1980.

Aquí puedes ver la película Poetas campesinos: