• Rodrigo Díaz Bueno
  • 31 Julio 2014
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Rodrigo Díaz Bueno

 Director de la Orquesta Esperanza Azteca Chiapas

El país resiste a su catástrofe por las acciones de su gente. A México lo rescata el trabajo anónimo que genera movimientos sociales tan diversos como la lucha contra las minas en las sierras de Oaxaca, Guerrero, Puebla, o la compleja trama de alianzas y esfuerzos que ha construido lo que conocemos como Orquesta Esperanza, que por su profundidad en el alma de los pueblos originarios ha logrado el respaldo de gobiernos y empresas que rara vez voltean a las verdaderas raíces que soportan a la sociedad mexicana.

En la música los niños reconstruyen México.

Iniciamos hoy en Mundo Nuestro -- y como tema principal por sobre los conflictos que nos afligen-- con este texto del nuevo director de la Orquesta Esperanza Chiapas, el maestro Rodrigo Días Bueno, el seguimiento del trabajo de una organización social conocida hoy como Esperanza Azteca, que a la fecha cuenta ya con más de cincuenta orquestas infantiles en todo el país. (Mundo Nuestro)

 

Hoy hace una semana en la que estábamos en pleno concierto. 

 

Hace una semana que fuimos conscientes de que los seres humanos tenemos la capacidad de hacer las cosas más sublimes así como las más horrendas y despreciables. Es tu decisión dónde quieres estar y qué quieres hacer.

 

Hace una semana culminó el esfuerzo de todos los implicados, dos meses trabajando de la mañana a la noche, los sábados también, y las noches… La mente no descansa cuando se trata de un sueño. Familias completas compartiendo escenario, se respira amor, ilusión, hubo muchos que lloramos ese día, de alegría. Me acorde de mi padre al que perdí cuando era adolescente. Pero mi familia, la de mi mujer y mi hijo estaban en el escenario, mis hermanos y mi madre estaban en España pero me acompañaron.

 

En esos momentos, sin querer, la mente repasa lo pasado a su conveniencia: el día en que mi padre me enseño a tocar la guitarra, el día que al fin descubrí mi instrumento, el Violonchelo, el día que me aceptaron en el conservatorio, el día que dí mi primer concierto… Y te ves enfrente de tantos corazones latiendo al mismo ritmo… Lloras por dentro.

 

Me siento orgulloso de formar parte de algo tan grande. Me siento realizado al decidir que esto será mi vida…. compartir mis conocimientos, seguir aprendiendo de los alumnos, inventar, crear.



            El proceso creativo engrandece al ser humano, le hace evolucionar. Desde un niño que inventa una historia, un juego. Hasta la construcción del puente más grande del mundo… Todo pasa por el mismo proceso. Tu hablando con tu mente pidiendo soluciones a lo que quieres crear. Esa es la soledad más linda, la soledad constructiva.

            Todas las noches veo a mi familia acostarse y es cuando conecto con mi interior y reviso el proyecto, cómo va, que pasó el día de hoy, que pasará mañana, en este número haré piano o forte, habrá seccional o tutti, ¿…?

            Primero hay que soñarlo, volar y luego despertar, aterrizar tus sueños para que sean viables. No siempre se consigue. Pero hay que desarrollar la capacidad durante toda la vida. Mi mama dice "Hasta para barrer hay que pensar". Y luego hay que trabajar de una forma constante, la excelencia es el fruto de la constancia. Camilo José Cela decía en una entrevista cuando le preguntaban cuanto tiempo le dedicaba a escribir: " Yo todos los días me siento ocho horas frente al papel, nadie puede molestarme. La mayoría de los días no escribo nada, pero el día que me llega estoy frente al papel.

 

Mi sueño era dedicarme a hacer proyectos, los proyectos son emocionantes porque son la representación de la vida. Nacen, crecen, se reproducen y mueren. Mi sueño se cumplió, tengo la dicha de poder hacer proyectos con personas que llevan relativamente poco tiempo dedicados al arte, que lo hacen con la ilusión que en muchos casos se llega a perder a lo largo de los años. 

 

Yo no quiero perder la ilusión, poder expresarme a través de la música, sentir, enamorarme de una obra nueva, aprender las obras con los demás, unir los esfuerzos de todos, componer, tocar. Hay toda una vida por delante. 



Siempre le digo a mi mujer que aunque sea muy anciano, mientras que pueda enseñar a otra persona lo más sencillo de la música me sentiré vivo. La reciprocidad en la enseñanza es otra satisfacción diaria que no quiero perder, y siempre habrá quien quiera aprender.

 

Hace no mucho tiempo me entregaron el chelo que mandé construir. Ese chelo me lo mandó mi padre de allá donde esté. Y cuando lo tuve en mis manos supe que no era mío sino que yo era el responsable de que ese chelo perdurara a través de los años y que esa responsabilidad deberá pasar a otro chelista el cual pasara su responsabilidad a otro. Así es también el conocimiento de la música y el conocimiento del ser humano en general, lo pasamos de unos a otros y la humanidad sigue creciendo. Eso es lo que significa ser madre o padre, es el deseo de la vida por perdurar a través de nosotros.

 

Y es lo que significa ser maestro.



http://orquestaesperanza.org.mx/




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