• Verónica Mastretta
  • 22 Enero 2015
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Leí una vez que el significado de la máxima de Jesucristo de "poner la otra mejilla" había sido tergiversado por una mala traducción. En arameo, la traducción literal es poner la otra mejilla pero protegiendo la cara con el antebrazo. Es decir, no golpeas pero no permites que te vuelvan a golpear. Me gustó esa interpretación. No es agresiva pero tampoco es pasiva ni de víctima.

La semana pasada sucedieron dos hechos de valor civil, uno en el estado de Guerrero, en Acapulco, y otro en Oaxaca, en Huatulco.

ACAPULCO. El  último día para tramitar la credencial de elector había llegado. Hoy por hoy el documento del INE es indispensable para identificarse en muchísimos trámites, ya que aún no existe en nuestro país un carnet de identidad. Un enorme porcentaje de mexicanos solo tienen acceso a esa única identificación oficial gratuita y con fotografía. Un grupo grande de personas de todas las edades hacía cola desde la madrugada  para obtener su documento, cuando un grupo de la CETEG se presentó a tratar de impedir que funcionara el módulo del INE, ya que entre otras demandas de su abundante y abusiva agenda, quieren impedir las elecciones en Guerrero este año así como la abolición de la reforma educativa y sus leyes secundarias. Así que han agredido y vandalizado muchas de las oficinas del INE en el estado. Las personas que hacían cola se armaron de valor y enfrentaron a los de la CETEG diciéndoles "Nosotros también somos el pueblo", y a punta de gritos y sombrerazos, indignados y hartos de los caprichos de la CETEG, que entre otras cosas han afectado la economía de los habitantes de Acapulco, lograron que se retiraran los belicosos al sentir tal unión y rechazo colectivo. No hay duda de que el valiente vive hasta que el cobarde quiere. De todos modos, los "valientes" de la CETEG son de dar miedo, así que enfrentarlos requirió de valor civil, pues además, los que hacían la cola no eran personas acostumbradas a pelear y agarrarse a moquetes, cosa que muchos miembros de la CETEG hacen de maravilla gracias a su permanente entrenamiento. Las autoridades estatales brillaron por su ausencia.

HUATULCO: una vez más, algunos miembros de la CETEG se dirigían a bloquear el aeropuerto y vías de comunicación alternas hacia esa comunidad que depende del turismo, más ahora que es temporada alta en esos lugares que reciben mucho turismo proveniente de los lugares helados de Estados Unidos y Canadá. Fueron meseros, choferes, empleados de hoteles, los que se armaron no solo de valor sino de palos, para enfrentar a los paristas permanentes e impedir que bloquearan el aeropuerto, como lo han hecho repetidas veces en la ciudad de Oaxaca. Pues resulta que con el mismo espíritu de "también somos el pueblo", se impidió la toma del aeropuerto de Huatulco.

Y mientras tanto, Gabino Cué, el gobernador más irresponsable e inepto que ha habido en Oaxaca, seguramente cobró su quincena, misma que no devenga pues no gobierna Oaxaca y probablemente no mande ni en su casa. Los puestos estratégicos de su gobierno los han ocupado los simpatizantes y apoyadores de la CETEG, de la cual Gabino es rehén desde hace rato.

El derecho a manifestarse no puede contraponerse, de acuerdo no solo a nuestra Constitución, sino a acuerdos mundiales avalados por la ONU,  al derecho de libre tránsito de los ciudadanos de Oaxaca, de Guerrero y del país entero. El derecho a protestar pacíficamente está acotado por el derecho que todos tenemos de  llegar a   nuestra casa, de movernos a otra ciudad, o a un hospital, escuela, o trabajo. Es obligación no solo de los gobiernos de Guerrero y Oaxaca, sino de todos los gobiernos estatales del país así como del gobierno federal, el que dichos derechos sean respetados. Las acciones de la CETEG están impidiendo que otros trabajen y lleven el  sustento de cada día a sus familias. Con eso no se juega. 

Nos hemos ido acostumbrando a los abusos tolerados por las autoridades a lo largo de los años por diferentes grupos. Los bloqueos indefinidos de centros universitarios, vialidades locales, federales o estatales, centros de trabajo, aeropuertos y lo que se les ocurra esta semana, han sido permitidos por la falta de oficio y responsabilidad de los gobernantes. Ya se nos olvidó que la UNAM estuvo cerrada en tiempos de Zedillo más de un año por el capricho de unos cuantos líderes, entre ellos el llamado Mosh. Medio millón de jóvenes perdieron un ciclo escolar, un año de sus vidas laborales. El centro de Oaxaca estuvo tomado y vandalizado por la APPO más de un año en tiempos de Fox. Sindicatos y organizaciones de todo tipo han encontrado cómodo presionar a las permisivas autoridades de esa manera. Son tantos los grupos que han adoptado este método de lucha que no me alcanzaría la plana para nombrarlos.   Ejemplos sobran. Hay protocolos para hacer cumplir la ley de manera correcta. Es una labor privativa del estado, pero en los casos de Huatulco y Acapulco que menciono, han sido los ciudadanos los que han tenido que tomar en sus manos las acciones que el gobernador Cué de Oaxaca, y el incapaz (falto de capacidad para realizar algo, dice el diccionario) del gobernador de Guerrero, no tienen el valor ni la capacidad de llevar a cabo. Son los ciudadanos, hartos de que se les impida llevar una vida pacifica, hartos de que cientos de escuelas estén sin clases, hartos de no poder trabajar, hartos de que los gobernantes cobren por un trabajo que no hacen, los que están haciendo acciones que le corresponden a las autoridades "competentes", pero incompetentes en todo menos para cobrar. Es la ciudadanía la que está poniendo la otra mejilla pero protegiéndose la cara. Son ellos solos los que están intentando defenderse de la violencia de los cierres, paros y vandalismos que hemos visto en aras de defender al pueblo. Y acaba pagando el pueblo al que dicen querer y defender. Sin embargo, está mal que tengan que ser los ciudadanos los que hagan una labor que le corresponde al estado, único autorizado para aplicar la ley. Los hechos de Acapulco y Huatulco pudieron tener resultados muy negativos, pues enfrentar a los violentos es de alto riesgo.   Los gobiernos de los estados son claves en la cadena de mando para consolidar el estado de derecho en nuestro país. El par de babosos gobernadores de Guerrero y Oaxaca deberían de irse a vestidores ya.  Si van a dejar en manos de ciudadanos comunes y corriente la defensa de derechos tan elementales como el derecho al trabajo o a llegar a sus casas,  pues que se vayan.

Me interesaron mucho los casos de Huatulco y Guerrero, pero no es justo que los ciudadanos corran esos riesgos y se enfrenten entre sí. Dice Leonardo Boff en un artículo interesantísimo acerca de la forma de combatir la violencia, que solo los medios pacíficos tienen la fuerza secreta de vencer los conflictos y la guerra a largo plazo. Francisco de Asís, Ghandi, Mandela, Luther King, Francisco de Roma, piensan y pensaron igual. Es obligación del estado mexicano  en su conjunto aplicar la ley con estrictos protocolos de intervención para evitar abusos. Es su obligación saber construir el estado de derecho que permita  abrir los espacios que pueden darle una oportunidad a la paz con justicia que anhelamos para nuestro país.

Foto tomada de El Universal.

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