• Sergio Mastretta
  • 26 Febrero 2016
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No vivimos tiempos gratos. El asesinato de Samai Alejandra Márquez Salgado nos recuerda que vivimos en la barbarie.

No hay otra manera de iniciar este relato que con la voz de Argelia Romero Sosa, madre de Olga Nayeli Sosa Carrasco, asesinada por su marido, Moisés Torres López, algún día de junio del año 2014:

 

 

“Pido justicia para mi hija Olga Nayeli.  Hace un año su marido la mató, la descuartizó,  le machacó los huesos, la quemó y la fue a enterrar allí a Atlixco... Y a estas horas, a estas fechas no han hecho nada… Su tío del agresor es el magistrado Manuel Nicolás López Ríos…”

Cinco verbos brutales y precisos en el tiempo de la muerte, el pasado más absoluto: mató, descuartizo, machacó, quemó, enterró. Y no hay otro presente hoy en México. Porque lo que narra Argelia Romero, el  calvario de Olga Nayeli, le ha ocurrido a Puebla en último año a por lo menos 55 jóvenes mujeres más. Son cifras que con diligencia ha recogido el Observatorio Ciudadano de Derechos Sexuales y Reproductivos (Odesyr) Es nuestro presente de feminicidios que barre inclemente el sistema de justicia en nuestro país.

Con el añadido insondable de la corrupción de la justicia: “Su tío del agresor es el magistrado…”

Olga Nayeli, odontóloga, madre de una niña de tres años de edad, desapareció el 9 de junio del 2014. El 18 de junio siguiente la policía encontró sus restos en un paraje de la comunidad Soto y Gama, en Huaquechula. Según el proceso 938/2014 del juzgado 4, su esposo, Moisés Torres López, confesó ante el ministerio público el crimen (“dijo que la mató con un marro pues ella le confesó que le era infiel”) y reveló el lugar del entierro  (“Confesó también que su padre, Moisés Torres Monroy, lo ayudo a limpiar el lugar del crimen”), según consta en la averiguación 410/2014 iniciada por la propia Procuraduría. Después cambió su declaración y dijo que Nayeli murió de manera accidental y que por miedo a que le achacaran su muerte decidió destazarla y enterrarla en Huaquechula. A la fecha, sigue esperando sentencia.  Sin embargo, por decisión de María Carrasco Sandoval, juez Cuarto de lo Familiar, la custodia de la hija de Nayeli recayó en los abuelos paternos con el argumento de su solvencia económica. Muy pronto se supo que el asesino confeso es familiar del magistrado Manuel Nicolás Ríos Torres.

El 26 de marzo de 2015 la Gaceta Parlamentaria  Número 4242-V  publica un punto de acuerdo por el que los diputados del Congreso de la Unión exhortan a los poderes ejecutivo y judicial a emitir una sentencia justa para el proceso del asesinato de Nayeli y a declarar la alerta por violencia de género en el Estado de Puebla.

Ni una ni otra cosa ha ocurrido.




Foto de Mundo Nuestro

 

La de voz de Argelia Carrasco quiebra la noche que ya cae sobre el gentío. El jueves 25 de febrero un grupo de unas 500 personas hemos marchado en silencio desde el Paseo Bravo al zócalo de la ciudad de Puebla. Ahora estamos en la explanada de la fuete de San Miquel. Antes de Argelia han hablado las madres de Paulina Camargo Limón, Miriam Manzola Heras , Fernanda Montes,  Alejandra Téllez Pérez, Blanca Estela Solar, Brenda Michell Flores.

Escribo en mi libreta algunas de sus frases:

“Esto es devastador.  Cuando alguien llega y te entierra te cuesta mucho trabajo desenterrarte…”

“Los gentes nos mandan a investigar lo que pasó…”

“A mí niña me la quitaron de catorce años de edad... El novio me la mató muy feo…”

“El 24 de diciembre le quitaron la vida de una manera drástica… El hombre que la apuñaló no está tras las rejas… Al día de hoy no se ha consignado la averiguación…”

“Les pido de favor que nos ayuden a encontrar a mi niña, ella es mi niña… No tenemos noticias de nada…”

“La encontraron en el lago de Valsequillo, en el agua, amarrada de sus manos y de sus pies…”

“Algo he aprendido y por eso les digo, no se sienten, estén presentes, pidan información, contacten los semefos… No hay otro camino…”

“Nunca pensé estar aquí, nunca pensé ver esta ola de maldad en mi ciudad…”

 

Paulina Camargo Limón

Miriam Manzola Heras

Alejandra Téllez Pérez

Fernanda Montes

Olga Nayeli Sosa Carrasco

Blanca Estela Solar

Brenda Michell Flores   



Foto de Mundo Nuestro

 

Ninguno de los familiares de Samai Alejandra Márquez Salgado toma el micrófono. Puedo ver  que algunas personas llevan impresos la demanda por justicia. Por ella han llegado esta tarde al zócalo centenares de mujeres.

Al mirar el rostro de Samai, la muchacha de 25 años en el cartel que reclama su aparición con vida, pienso que de la desgracia ajena se alimenta la intuición de nuestra propia muerte. Junto están las fotografías del levantamiento de su cadáver en un paraje cercano a la presa de Valsequillo. Y el llamado de su familia a una manifestación el jueves 25 con el grito silencioso de no más feminicidios. Y la declaración del político Diódoro Carrasco --recién llegado a tapar los entuertos de Rafael Moreno Valle--, quien afirma que  Puebla no cuenta con el perfil para que se decrete una Alerta de Violencia de Género.

“Pero estamos actuando con toda energía e intensidad en este tema”, dijo el funcionario el miércoles 24. Y se fue a hacerle honores a la bandera.

¿Qué perfil es el nuestro entonces?

¿Qué intuición es esta que nos llega con el asesinato de esta joven mujer, el último en la cuenta de catorce en lo que va de este 2016, que “perfila” nuestra muerte colectiva?

En la semana corren impulsos contrarios: el perfil de la  podredumbre del Estado contra el rostro de la dignificación humana. La degradación moral, el crimen inconcebible y la corrupción sin freno afloran en impactos mediáticos abrumadores que al día siguiente olvidamos por nuevos hechos que alimentan nuestra enorme capacidad de seres insensibles. Pero también ocurren acontecimientos que prueban que contra la indefensión la sociedad civil construye senderos menos amargos: Ahí está la Ley 3 de 3 y el papel que han decidido jugar las universidades particulares en Puebla; y la movilización de Cholula Viva y Digna frente al Museo de Antropología en la ciudad de México contra las obras ilegales en la Pirámide; y la demanda de amparo promovida por el ex rector de la UDLA Enrique Cárdenas contra el endeudamiento anticonstitucional creado por Rafael Moreno Valle superior a los 30 mil millones de pesos por la vía de un fideicomiso que convierte en privados los fondos públicos provenientes del impuesto sobre la nómina.

Josué Xicale y Cholula Viva y Digna el martes 22 frente al Museo de Antropología.

 

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Termina el lunes. La semana arrancó con el recuento de los crímenes en estos últimos días en la ciudad.

Cómo narrar lo ocurrido con los secuestrados en Lomas de San Miguel. Ahí está descrita, en el lenguaje frío del fiscal, la locura de un gallero que decide vengar por su mano el asalto sufrido en su casa y –según las crónicas policiacas-- la violación de su hija, con el exterminio (calcinados) de cada uno de los hampones que se metieron en su casa. Seis hombres muertos. Su historia ilustra una vez más que no hay ficción que la alcance: hijo de un pipero, el hombre progresa y vive en paralelo su afición por los gallos y las apuestas, hasta convertirse en el concesionario del palenque para la Feria de Puebla con su empresa Gallística del Noreste; con el paso del tiempo ya se mueve en una Lincoln blanca y ya es una tentación para los hampones; el 30 de abril del 2013 lo salva el blindaje de la camioneta y repele a balazos un asalto al circular del regreso del palenque con cinco millones de pesos por la antigua carretera a Tlaxcala frente a la fábrica La Covadonga; sube entonces el calibre de su defensa y contrata escoltas, pero la desgracia lo persigue: el 30 de agosto del 2014 su hijo de quince años se mata en la Atlixcáyotl a bordo de un BMW cuyo volante los resguardos le han cedido; un año después ocurre el asalto a la casa del gallero. En algún momento tomó la decisión que lo tiene ahora en la cárcel: sus escoltas –un ex agente de la AFI y un ex ministerial entre ellos-- secuestran uno por uno a los integrantes de una banda que tenía su base en Lomas de San Miguel. 60 mil pesos por la desaparición de cada uno entre octubre y noviembre. La información de su paradero la obtienen de un ipad que los rateros dejaron tras el asalto. Todo ocurre en una bodega al norte de la ciudad propiedad del gallero; en ella la policía encuentra una libreta con la bitácora de identificación de los muertos, sus relaciones familiares y sentimentales, rutinas y trayectos. Uno por uno. 




Cartel que reconstruye el perfil de los ajusticiados por un hombre que decidió hacer justicia por su propia mano.

 

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Samaí tenía 25 años. Llevaba dos meses de embarazo. La encontraron en un paraje de Valsequillo con un balazo en la cabeza. Su asesinato sube la cuenta de los feminicidios en Puebla a 14 en lo que va del año. Primero los carteles que denuncian su desaparición. Luego las fotografías de los peritos en el paraje. Y después los retratos inverosímiles del hombre atlético al que el fiscal presenta como presunto responsable. Y al final el ruido amargo de un proceso penal que muy pronto derivará en el olvido.



Pero no lo ven así los familiares y amigos de Samaí: el miércoles 24 encuentro en Facebook el cartel con la invitación a una marcha el jueves 25 que partirá del Gallito. Escriben: Mañana esperamos a quien guste unirse a pedir JUSTICIA por Sam y por todas aquellas mujeres que se han ido a causa de los feminicidios.‪#‎justiciaparaSamai




Cartel que invita a la manifestación contra los feminicidios.

 

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No vivimos tiempos gratos.

¿Quién puede imaginar una violencia así? He lanzado esta pregunta en mi portal de Facebook con el ánimo simple de salir de esta pesadumbre que deja tanta muerte.

Algunas personas me dan su perspectiva sobre este interrogante absurdo:

Enrique Roberto Estrada Larragoiti.  Sergio, lo de los rateros asesinados está mal, pero contiene algo de justicia (si alguna vez te han asaltado y han allanado tu casa, amenazando a tu familia, sabrás por qué lo digo. Además, los rateros se sienten impunes pues las autoridades son sus cómplices, por lo que veo tan culpables de esto a nuestras geniales autoridades y gobernantes

 

Cristina Aguirre Beltrán. Yo no la pude haber imaginado, ahora sí, es tan palpable que horroriza.

 

Cristina Aguirre Beltrán. Eso de la justicia por propia mano es comúnmente expresada, aunque de acciones de esta magnitud no se había tenido noticia.

 

Coco del Razo. Es terrible todo lo que está sucediendo!!!

 

Eduardo Torres. Lamentable situación.

 

José Raúl Fuentes Jiménez. Justicia de propia mano. No hay de otra. No hay de otra.

Delito vs Delito. Recompensa:  Carcel o Tumba.

 

Martha Loya. Qué horror.

 

Ignacio Rivero Muñoz. Lo que resulta increíble es la frialdad con la que los "novios" deciden liquidar a las chamacas. Esta es la tercera o cuarta en la línea. Esto desgraciadamente es consecuencia de dos cosas: la pérdida de los valores por falta de educación en la familia y la casi certeza de que sus maldades quedarán impunes por incapacidad de las autoridades.

 

Jesus Persino Escalante. La esquizofrenia por el poder desestabiliza a las instituciones, los tiranos enloquecidos desatienden las funciones esenciales del estado. Basta de egoístas ególatras !!!

 

Ignacio Rivero Muñoz. El segundo caso es lo mismo por la certeza de impunidad entre los agresores y para el mismo agresor “no les va a pasar nada, por eso tengo que eliminarlos y en consecuencia no me va a pasar nada por hacerlo.”

 

Aura Aguirre. Siendo una ciudad tan bella, como puede contaminarse con tanta muerte. ¿Quién la habita ahora? ¿En manos de quién está?

 

Gonzalo Fuentes Mendiola. Qué desafortunada situación.

 

Aura Aguirre. Creo que más que desafortunada es violencia explícita.

 

Raul Garcia Baez. Pero en el caso el gallero, es la corrupción la culpable, en muchas colonias hay asaltos a casas y las patrullas hasta pasan a saludar a esas bandas de delincuentes. Claro se mochan con botín...

Lidia E. Gómez García. Esto ha llegado demasiado lejos y la academia sigue haciendo alegres cuentas de sus puntitos.

 

 

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En la mañana del martes, muy temprano, veo a la voceadora somnolienta con el encabezado del diario: algo dice en ocho columnas de la chica asesinada. Ni siquiera retengo la frase. La mujer se lleva el papel con la muerte del día. La violencia al día siguiente ha cambiado de plano. Los muertos sobreviven en historias mal contadas y en averiguaciones previas escritas por ministerios públicos iletrados. El dolor de esa familia se desvanece en tinta mezclada con los anuncios que todavía sostienen un medio que unos cuantitos alcanza na ver. De la desgracia ajena se alimenta la intuición de nuestra propia muerte. Por eso la dejamos pasar rápido, que se pierda en el palabrerío que no llegaremos siquiera a leer.

El jueves por la tarde iré a la manifestación #‎justiciaparaSamai. Llevaré la afirmación como interrogante: ¿seremos capaces de reconstruir el Estado desde la sociedad civil?

 

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Camino de regreso al Gallito en busca del Metrobús. Pienso en lo que esta movilización sencilla puede aportar a eso que ingenuamente llamo reconstrucción del Estado desde la sociedad civil. ¿Procurarán mejor la justicia los ministerios públicos? ¿Se crearán verdaderos mecanismos institucionales de defensa de las mujeres en los barrios? ¿Se capacitarán los judiciales? ¿Se dejarán de sobornar los jueces que alargan los procesos si emitir sentencias?  Mañana o pasado esta marcha será barrida de las preocupaciones de los medios. Ya llegará la noticia de un nuevo asesinato, de una nueva desaparición. Ya se hablará delas centenas de casos. Ya se volverá a exigir la alerta contra la violencia de género. Ya volverá sobre nosotros este pasado tan absoluto que es la muerte.

Cargo el impacto de la frase ha dejado caer con su voz tranquila la madre de Paulina Camargo Limón. Cuando te entierran así, qué trabajo cuesta desenterrarte.


Foto de Mundo Nuestro.



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