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“¡No quiero ser el número 44!”, exclamó  el estudiante del politécnico, vocero de la Asamblea General Politécnica, después de siete horas de diálogo entre los representantes del gobierno federal y los jóvenes de la Asamblea General Politécnica (AGP). La frase del estudiante les cayó a los funcionarios como punzada en la espalda. Hacía referencia al tema de la inseguridad en las instalaciones de los planteles del IPN y a la urgente eliminación de los grupos porriles.

El número era alusivo a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa en el estado de Guerreo y se declaraba como un miedo claro a la represión de las autoridades  federales contra el movimiento que  estalló el 17 de septiembre de 2014 cuando la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura fue la primera escuela en detener sus actividades académicas.

¿Cómo negar que existan porros en el IPN?

Si desde que entran están en la nómina, si les dan cubículos y recursos en las escuelas, y además les dan el título sin asistir a clases y luego les dan plazas de profesores que ejercen con todo el vandalismo que se les conoce, y que al final se les ve en puestos directivos. Bueno hasta directores del IPN son. Rompe huelgas o esquiroles en las fábricas. Son  parte del sistema, están en el tuétano del IPN y que son los encargados de hostigar a los alumnos de verdad.

Todo eso rondaba la mesa de negociaciones.

Por todo esto fue que los alumnos lanzaron consignas y Huelum, y los estudiantes voceros agradecieron al micrófono y entonces la energía ya no bajó, y el miedo en los representantes del gobierno se pudo apreciar en la pantalla gigante. El  subsecretario de Educación Superior, Fernando Serrano Migallón tuvo que mediar para que los comentarios de los servidores públicos dejaran de ser confrontativos para darle paso al negociador “suave”.

Fue necesario otro receso.

 

La logística

El auditorio Alejo Peralta se encuentra en la Unidad Profesional  Zacatenco, al norte de la ciudad de México, y fue sede de las negociaciones entre representantes del gobierno y estudiantes en el movimiento que intentó erradicar a los porros en 1988, y en del que ahora revivieron  esos encuentros, pero de muy diferente manera. Los alumnos se encuentran distribuidos en dos puertas de entrada, la primera para los medios de comunicación y la segunda para la comunidad politécnica y público en general; han diseñado sus propios formatos para llevar el control de la gente que entra, la identificación y las mochilas que se revisan para mostrar lo que se porta en ellas.

Ya adentro las áreas para la prensa están bien definidas con carteles y las escaleras están cuidadas por los alumnos para que nadie trasgreda  el área. No se pueden tomar fotografías a la comunidad, ya que el riesgo de venganza de las autoridades les pesa mucho.

Esta vez el diálogo comienza un poco después de las 13:00 hrs. La mesa está colocada en media luna y hay 16 lugares para los representantes del gobierno y otros tantos para los estudiantes.

El diálogo comienza con el alumno que con mucha ceremonia  da la bienvenida y agradece que se siga  el evento; en seguida una alumna da lectura al posicionamiento de la AGP ante la conferencia  de prensa del procurador Murillo Karam, aquella de las cenizas a los padres de familia tratando de hacerles creer que esos eran los restos de los 43 normalistas.

El discurso de la estudiante refiere sus enojos por el ya me cansé de procurador Murillo:

“Ya me cansé de ver cómo el Estado se vale de los métodos más sangrientos del crimen organizado para desaparecer estudiantes que reivindican justicia; de ver cómo se aprueban reformas que sólo benefician a un puñado de empresarios; de ver cómo suben los precios de la canasta básica y el salario no alcanza para tener una vida digna; que el presupuesto hacia las fuerzas armadas aumente y el de educación sigue siendo insuficiente; de ver cómo hoy es más peligroso ser estudiante que un asesino a sueldo”

En respuesta el subsecretario de Educación Superior, Fernando Serrano Migallón  comentó que  que había nueve temas en donde había acuerdos  ya resueltos.

Luego los representantes se arrancan por cerca de una hora a leer las propuestas que ellos traen y comienzan con la defensoría de los derechos de la comunidad del IPN.

En el auditorio hay alumnos representantes de la Asamblea General Politécnica, a quienes no se les permite hacer comentarios en voz alta, tampoco aplaudir. Desde sus lugares mueven las manos en señal de aprobación ante los argumentos de sus voceros en la mesa del diálogo.

Los alumnos comisionados para establecer el orden se mantienen atentos a lo largo de las escaleras y esta vez portan camisetas con las leyendas “Todos somos politécnicos”, “Ayotzinapan somos todos”, “El Estado ha muerto”. Algunos portan  tan solo el logotipo del IPN.

Luego sigue un receso en donde los alumnos le entran a sus tortas, mismas que venden en los puesto que están relativamente cerca del complejo cultural. Los representantes del gobierno salen a la parte posterior del teatro y los alumnos se dispersan entre las escaleras y la parte de atrás del escenario.

Los estudiantes que se encuentran en la plaza roja, lanzan huelum y ondean banderas que de un lado tienen el dibujo de su escuela y del otro el burrito mascota del IPN. Su entusiasmo en como si fuera el primer día. Entre los asistentes hay maestros, alumnos de vocacionales y licenciaturas, y se ven muchas batas blancas. Las pancartas cuelgan alrededor de la plaza. Al fondo de la misma hay una estatua de Lázaro Cárdenas del Río, fundador del IPN; este monumento es un testigo de todo lo que el tiempo le ha llevado hasta la plaza, como la concentración de su hijo Cuauhtémoc que en 1988 se rebeló en el PRI y formó un nuevo partido. Y fue esa plaza la que llenó con estudiantes y profesores que los aplaudieron y le dieron el visto bueno para su nueva carrera política en la izquierda mexicana. Hace más de veinticinco años.

Dentro del auditorio los periodistas también se organizan, compran carnitas y en gran tumulto se hacen sus taquitos.

 

Los porros sí existen

Una enorme pantalla detrás del cristal que divide el auditorio de la plaza y las bocinas colocadas les permite a los de afuera escuchar y observar todas las negociaciones.

Y son esas pantallas por las que los muchachos pueden ver y observar a las autoridades negar que hubiera porros relacionados con el PRI en el IPN. Cuando el funcionario confronta a la alumna de la vocacional el griterío de los muchachos entró al auditorio sin medir paredes. El funcionario, temeroso, mejor guarda silencio.

Los politécnicos enlistan ante las autoridades el nombre de 24 organizaciones porriles identificadas y a las que exigen investigar, entre ellas, la FEP, la ODET , FENET, CET, Sargento, Banda Fresa y Anti Pueblos.

Por su parte las autoridades se niegan a pronunciar la palabra porros hasta que el servidor  público Estelio Baltazar reconoce que existen porros hasta en la izquierda mexicana, argumento que los estudiantes agradecen para manifestar que por fin las autoridades reconocen que sí existen porros dentro del IPN

Estelio Rafael  Baltazar Cadena está relacionado con  grupos porriles y fue parte de la mesa de negociaciones en el movimiento estudiantil de 1988; en ese tiempo era Secretario de Apoyo del IPN cuando los estudiantes tenían en primer punto de su pliego petitorio “Fuera porros del IPN”. Sólo que ahora estos estudiantes sí están organizados y aprovechan la enorme cantidad de información que hay en las redes sociales, tanto que transmiten por internet  los encuentros con las autoridades.

Ahora los estudiantes pueden exigir que sus peticiones sean cumplidas, ahora el pueblo mexicano está dispuesto a apoyarlos y sobre todo a cuidarlos para que no sean el estudiante desaparecido número 44.

 

Foto de portadilla de Cristina Rodríguez, tomada del diario La Jornada.