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Por: Mundo Nuestro

¿No perder la memoria?

El audio del presidente Cárdenas desde Palacio Nacional aquel 18 de marzo de 1938 está a la mano en youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=zCAmbFipXC4

¿No perder la memoria? Tal vez ayuden estas fotografías de siempre, refrescadas cada 18 de marzo, neutralizadas por la historia oficial priista que imaginó un Estado sin lucha de clases, y  despreciadas por un panismo que desde su inicial burbuja ideológica del “bien común” imaginó un Estado sin trabajadores.

“Buscar entre los recursos de nuestra legislación un remedio eficaz que evite definitivamente para el presente y para el futuro el que los fallos de la justicia se nulifiquen o pretendan nulificarse por la simple voluntad de una de las partes por la simple manifestación de insolvencia”, dijo Lázaro Cárdenas.

Porque fue un conflicto de lucha de clases el que provocó la expropiación.

Y porque las empresas extranjeras se negaban a pagar los impuestos que demandaba el gobierno cardenista.

Esa es la memoria que no debemos perder.

Cárdenas narró con detalle en trece minutos lo sucedido en México en los últimos veinte años. Y remató: “Las empresas petroleras pretendieron lesionar seriamente los intereses de la nación.”

“Y pidió el respaldo moral y material suficiente” para la expropiación.

¿Qué revela el rostro adusto de Manuel Ávila Camacho junto al expropiador Lázaro Cárdenas? ¿Anunciaba la regresión política encabezada por él como presidente en los años cuarenta, confirmada después por el presidente Alemán Valdez?

Revela que sí hemos perdido la memoria.

Por supuesto que la hemos perdido. Y no solo la que viene de lejos, también la más cercana. Y aun cuando recordemos acontecimientos infames, el hecho de que nada ocurra vuelve inútil esa memoria.

Pero algo ocurrió en 1938. Lázaro Cárdenas, presidente de México, encabezó la expropiación petrolera, y fundó con ella las bases de la construcción del México moderno que conocemos: industrial y urbano, extremo en sus contradicciones y desigualdades, volcado en un éxodo a Estados Unidos equivalente a la tercera parte de su población actual,  desbarrancado en su violencia milenaria, incapaz de generar la educación y el empleos que sus millones de jóvenes necesitan, el del Estado del PRI que no se ha ido. Justo el Estado por el que hemos perdido la memoria.

Pemex, reforma energética. Una discusión vieja, y siempre de la mano de los modernizadores que, a su pesar, están claramente identificados con el estado de cosas que creó lo que ahora pretenden reformar. El régimen priista se deshizo del cacique petrolero Joaquín Hernández, la Quina, en 1989, para dejar el control del sindicato en Romero Dechamps, prototipo exquisito de la corrupción sindical que la reforma de Peña Nieto dejará intocada.

Porque en paralelo al propósito empresarial de participar en el negocio petrolero y en las utilidades que genera (la llamada renta petrolera), tema laboral va de la mano. Y es, por cierto, el punto más débil de la industria petrolera estatal, su sindicato. El motivo último y que desencadenó la expropiación en 1938 fue el del conflicto social provocado por el rechazo de las compañías extranjeras a la sindicalización. Y lo intentaron justo en el momento de auge del movimiento de masas impulsado por el régimen cardenista. El 27 de diciembre de 1935 se formó el Sindicato Único de Trabajadores Petroleros. El 29 de enero de 1936, este sindicato se incorporó al Comité de Defensa Proletaria, de la que cual surgió la Confederación de Trabajadores de México (CTM), todavía no controlado por quien sería su eterno dirigente, Fidel Velázquez, y con una gran influencia del Partido Comunista.

Eran los tiempos en los que el movimiento obrero encabezó con su organización el desarrollo de una sociedad urbana e industrial, en el último jalón del proceso de la revolución mexicana. No había llegado la guerra, todavía no gobernaba Manuel Ávila Camacho ni mucho menos Miguel Alemán Valdez.

En el país entero hervía la lucha de clases. Los sindicatos y organizaciones obreras pesaron como nunca en la historia nacional. Aunque no fuera por mucho tiempo, el suficiente para impulsar la expropiación petrolera.

El 20 de julio de 1936, el Sindicato Único de Trabajadores Petroleros realizó su primera convención, propuso un proyecto de contrato general con todas las compañías y convocó a huelga para exigir su cumplimiento. El presidente Cárdenas busco conciliar con las compañías la firma del contrato pero no dobló la intransigencia de las empresas. El 28 de mayo de 1937 estalló la huelga y en unos cuantos días se acabó la gasolina.

Meses después el gobierno de Cárdenas expropió las compañías petroleras.

La historia gráfica ayuda a recuperar la memoria.

 

El corrido de la expropiación petrolera:

http://www.youtube.com/watch?v=qVADNy_cObA