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Por: Dick Keis

El 14 de febrero del 2013 Mundo Nuestro publicó el arranque de una historia de vida escrita por el académico estadounidense Dick Keis. En ella se relata los últimos años en la vida de Marie Le Glatin, artista plástica francesa, quien finalmente murió el 9 de enero del 2011 en la ciudad de Corvalis, en Oregon.

Desde entonces, Dick ha narrado en un perfecto diario de viaje los pasos que su vida de pareja siguieron en sus andanzas por Brasil, Francia y México. Y los ha acompañado con los dibujos de Marie y sus propias fotografías. Algunos de esos textos los hemos podido leer traducidos aquí en Mundo Nuestro (Una ráfaga de viento http://mundonuestro.e-consulta.com/index.php/cronica/item/rafaga-de-viento Los muertos de Cholula, los rostros de Oaxaca http://mundonuestro.e-consulta.com/index.php/cronica/item/los-muertos-de-cholula-los-rostros-de-oaxaca).

Hoy le ofrecemos la primera parte del último cuadro presentado por Dick, precisamente el que describe los últimos días de Marie, hace tres años. Y el espíritu de vida que acompaña a este gran amigo nuestro. Y el amor por México, por Oaxaca, por Tlaxcala y por Puebla, que nos dejó en sus dibujos Marie.



Hace tres cortos años, Joa, Quena, nuestros amigos más queridos y yo nos sentamos con impotencia a la espera de la visita inevitable de "La Catrina". Estábamos enterados por su enfermera desde hacía varios días que esta sería probablemente la última noche de Marie, que ya no tenía fuerzas para resistir más. Nuevamente  nos despedimos de ella; nuestro plan era que Joa y Quena estuvieran cerca de nuestra habitación en el momento de la partida de Marie.

 Y cada mañana a lo largo de esa semana, Marie despertaba con una sonrisa pícara y me preguntaba: "¿Ya estoy muerta?" Una mañana, sin embargo, ella despertó en un estado realmente grave. Ella me dijo en términos inequívocos que ese día sería el de su partida.

“¿Ahora?”

"Sí", fue su respuesta decidida.

Así que desperté a Joa y Quena y nos reunimos todos en la cama para compartir nuestros últimos momentos juntos. Después de un tiempo, Marie nos dijo que necesitaba estar sola para hacer esto, y nos pidió que la dejáramos sola, y así lo hicimos. De rato en rato discretamente nos asomábamos para verla, ella yacía en la cama con los ojos cerrados. Finalmente, después de un par de horas me di cuenta de que tenía los ojos abiertos, así que volvimos a la habitación.

 "No es fácil morir!" , se quejó.

Así que me propuse llevarle algunos trozos de mango y piña para que los chupara, y ella aceptó, aunque algo desilusionada. No era su estilo a renunciar sin haber conseguido lo que se había propuesto para sí. Esto, sin embargo, estaba fuera de su control. Ni siquiera un Bretonne cabeza dura podría ser más astuto que "La Catrina".

Pero las semanas no se convirtieron en meses, y el 9 de enero de 2011, Marie fue capaz de dejaser ir y seguir adelante. Era un lúgubre y frío día de invierno. Había habido muchos así  que nos conducían a este momento. Fue entonces un alivio para todos nosotros, incluyendo a Marie. Los dolorosos días mirando cómo  el cáncer consume a quien amas tan entrañablemente habían terminado para nosotros. Y Marie quedaba libre de un cuerpo que la mantenía como rehén. A pesar del dolor que sentíamos, había llegado el momento de celebrar.

(Puedes seguir leyendo esta crónica en inglés en el blog “Movin on” http://dick-keis.blogspot.mx/)


Ana, vendedora de helados en Puerto Ángel, Oaxaca.

Vendedora de empanadas, Puerto Escondido, Oaxaca.

Pescadores en Puerto Ángel, Oaxaca.

Atardecer en el mar pacífico. Foto de Dick Keis