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Por: Sergio Mastretta

Marcha obrera, el mundo detenido en dos tiempos. Con una diferencia: en 1989 los jerarcas y santones de la política poblana aguantaron las mentadas de madre a silla enjuta en la tribuna de Plaza Dorada; en el 2013 no hay tribuna, la marcha zangolotea a gritos y en vano la piedra de la presidencia municipal en el zócalo, porque no hay político moderno que se arriesgue a mirar de frente a la masa obrera.

En el 2013 los tecnócratas priistas han regresado a la presidencia de la república. Se habla de pactos y de reformas estructurales. En 1989 los tecnócratas han afianzado su presencia con el político tecnócrata más exquisito, Carlos Salinas de Gortari. Y también se habla de pactos y de reformas estructurales.

En el 2013 se habla de rebelión magisterial en Guerrero, de Elba Ester Gordillo en la cárcel; en 1989 se habla de rebelión magisterial, defenestración del dirigente magisterial Jonjitud y la llegada al poder de la maestra Gordillo.

La vida da vueltas, se sube, se baja. Y sí es una rueda de la fortuna.

 

 2013

La mentada de madre es el desfogue natural de la lucha de clases. No importa quién gobierne, no importa frente a qué edificio la lances, es tu señal de arribo en el desfile, prueba de que estás vivo, que no te han corrido, que recibirás tu lonche a una cuadra del zócalo, que si tienes suerte saludarás a tu líder.

Y los primeros que llegan son los obreros de la Volkswagen, impecables ellas y ellos, con pantalón de mezclilla y playera polo blanca, al son de su banda que les abre el paso con tres muchachas que prueban con sus banderas y sus caderas que pasaron por la segundaria. 








Atrás, contra la banda de música, una voz en el altavoz recuerda el sentido del día:

“Yo soy del pueblo, hoy es mi día, chingue a su madre la burguesía.”

Nadie se inmuta, una gran mayoría vive su propio grito. Avanza por la Reforma, la calle que contiene todas las consignas de la historia laboral de Puebla. Observo con cuidado la playera de los sindicalistas de la Vocho: Todas llevan impreso al frente, cerca del hombro, los nombres de los autos que producen: Golf A, Variant, Jetta A6, New Beetle. Un siete curvado cruza todos los nombres. Tengo que ponerme al día con los modelos alemanes.

Mejor sigo una a una las mantas que encabezan las distintas naves; son las oficiales y no reparó en gastos la cartera de comunicación. Todas tienen el tono leve que no deja de marcar el alto a las reformas que quieren imponer los últimos gobiernos federales:

“Exigimos ¡un salario justo! ¡Ninguno de los obreros pide algo que no merece!”

“No al IVA en alimentos y medicinas”

“El éxito de la Volkswagen de México y de sus productos se debe a la calidad de la mano de obra mexicana y sobre todo poblana, por lo tanto, exigimos tener mejores salarios y condiciones de trabajo.”

“¡¡¡Rechazo a la reforma laboral!!!”

Esta última, tan natural, se llevará las cabezas de los diarios.




1989

En la ruta de la masa todos nos movemos un poco el Primero de Mayo. Arrecia, sube y baja, se tropieza como hija desheredada de una ciudad que no la abarca, armada desde temprano por los mil rumbos de los barrios proletarios, a su desfile. Todos no movemos un poco el Día del Trabajo, unos para no sufrir el castigo del sindicato, para entrar en el mes florido con la certeza de que no se ha perdido el empleo; otros --y esta vez fueron muchos: universitarios, ambulantes, campesinos, amas de casa, choferes, estudiantes y profesores-- para despojarse a mentadas del respeto al poderoso que como lastre histórico arrastramos los mexicanos.

Todos nos movemos un poco este día. Y uno busca signos del paso de los años: los sesenta y cinco notables sentados en la primera fila de la tribuna dejaron de levantarse para honrar mano al pecho las banderas de los sindicatos oficiales: durante dos horas, algo nunca visto enb Puebla, la columna independiente, sin bandas, sin panderetas, dio una muestra de lo que no controlan los sindicatos oficiales. Y en la explanada de Plaza Dorada, el parapeto inmóvil de la autoridad: bomberos y granaderos concentrados y visibles, espectadores inútiles de la entrada de los trabajadores independientes, justo a la altura de los primeros contingentes de la FROC-CROC.

Mejor ir a la democracia de la Vicky, al movimiento de su cadera y pandereta. Es una morena comandante de la Secundaria Federal 3 para Trabajadores, que alegró la vista por igual a los froquistas de Chiclet’s Adams que los textileros cetemistas. La Vicky con su silbato, con sus caderas y su pandereta, con la envidia prendida en la falda en los ojos de sus compañeras. Su democracia da para todos, y no importan los desafines de su banda, ella acompaña la seriedad obrera al trato de su bandera. Qué sabe ella de las guerras antiguas entre la FROC, la CROM, la CTM. Qué sabe ella de los pleitos de los obreros, si fueron otros tiempos. Ella baila para todos.

El Primero de Mayo todo se mueve. Y yo me quedo con el movimiento de Lorenzo Muñoz Flores, obrero de la fábrica El Centenario. Él y sus compañeros están en la inercia del alcohol, en el desfile después del desfile en el boulevard del río, y viven una de tantas escaramuzas entre obreros. La de Lorenzo termina mal, en una visión del rumbo que toma la masa cuando ya no la ven los notables de la tribuna: diez hombres lo patean, diez hombres desfilantes como él, obreros de uniformes varios, overoles azules y amarillos con marcas de nombres internacionales, diez hombres que lo dejan medio muerto a la mitad de una avenida sin autos, repleta de gente que deambula, que mira la madriza y no le importa Lorenzo. Nadie los detiene, a nadie le importa el motivo, Lorenzo es cualquiera, es la masa inerte.

2013

Por la mañana paso a la gasolinera. Ahí encuentro un resumen de la realidad de miles de trabajadores mexicanos.

“Tengo que defenderme --me dice un despachador de gasolina, y me da una idea del avance en las condiciones laborales en Puebla--. Me equivoqué y le eché gasolina a un carro diésel. El patrón me dice, tú pagas, si acaso yo te presto la lana que se lleve el pleito. Y en esas estoy, me va a quitar todo lo que me da de base, 590 a la semana, sólo me voy a quedar con las propinas, que si me va bien, saco otro tanto. Trabajo ocho horas, descanso veinticuatro, y luego de corrido trabajo dieciséis, de cuatro y media de la tarde a ocho treinta de la mañana, sin parar. Sí preferiría una fábrica, aunque le chingue sin parar en a línea de producción, pero ganando el doble de lo de aquí. Pero tengo esto, y tengo que defenderlo. Ya le di tres mil pesos al dueño del carro, pero ora me sale con que tienen que cambiar la bomba, y que vale cuatro quinientos, y aquí el patrón me dice, tú preséntame los recibos de lo que tengas que pagar, yo lo pongo y te lo descuento con las quincenas. Completas, ¿qué voy a hacer? Aquí no hay sindicato, nada más hay patrón. Fui con López Díaz a la radio, y preguntó a los mecánicos si era verdad que se chinga la bomba del diésel con la gasolina, y luego luego le dijeron que no, que al revés sí, porque el diésel es más denso, hasta un mecánico de Venezuela le contestó eso. Así que voy a ir mañana, me citó López Díaz a las cinco y media de la mañana.”

1989

En el primer paso del desfile, cuando las bandas todavía tienen ánimo de armonía, los obreros textiles hacen acopio de su experiencia en ritual tras cincuenta años de desfiles; cuando el animador en el sonido local todavía cree que será un “ordenado y vigoroso desfile, reflejo de la confianza de los trabajadores en el presidente Carlos Salinas de Gortari, reflejo de la firmeza que tienen para defender y aumentar sus conquistas laborales”; cuando todavía los notables no ven para atrás en búsqueda del escudo que los de Seguridad les dejó  a sus espaldas y se hacen el ánimo de que el evento será “un rechazo a las fuerzas extrañas que pretenden la desestabilización.”





Un obrero textil de Acatex, afiliado a la CROM, me dice: “Gano 120 mil pesos a la semana. El patrón es un español, y mejor ni conocerlo. Me parece bien la lucha de los maestros. Los líderes sólo tratan de sacarle el tuétano al hueso. Nuestro país está jodido porque abandonó la educación. Nosotros marchamos sin pancartas, pero vi una que me gustó: exigimos mejor atención en el IMSS. Allí las secretarias, los doctores, las enfermeras, todos lo ven a uno como un indio, son una mafia y nosotros soportamos su maltrato. Pero los descuentos, esos no fallan en cada raya.”

Un molinero de Harinera San Blas me cuenta: “¿Quién era ese Jonjitud? Nunca lo conocí. Pero si a los maestros les dan el cien por ciento como quieren, se va a romper el pacto. Ninguno de nosotros va a decir lo que piensa, el delegado nos cambia de lugar en la chamba. Un ayudante general gana 11,900 pesos al día. La mera verdad, me dio coraje el aumento de 35 por ciento a los maestros, se va a romper el pacto.”

Escucho a un trabajador de Telmex: “Fue un convenio lesivo el que firmó el Ejecutivo Nacional con la empresa: nos aumentan las cargas de trabajo pero no mejoran las condiciones de trabajo, y nos dieron un aumento salarial mínimo, de 12 por ciento por revisión y 15 por ciento por modernización. Y metieron una cláusula: ‘Flexibilidad del puesto y movilidad del trabajador’, y con ella mutilaron el contrato colectivo. A la gente se le amenazó con el despido, con la venta de la empresa, por eso se aceptó, pero hay inconformidad. Prácticamente estamos requisados, hay inspectores de la Secretaria de Comunicaciones en Redes y en Tráfico, vigilando a la gente.”

Gonzalo Trejo Camarillo es el delegado sindical de Alumex en la Sección 7 de la CTM. Al final del desfile le dará dos mil pesos a cada uno de los 340 trabajadores de esa empresa. Me dice: “No señor, no somos charros, y no sé qué vaya a pasar con los viejos líderes, pero sí le puedo decir que Blas Chumacero tiene un gran arraigo nacional. Cada quien defiende su ideal, y la CTM lucha por la semana laboral de cuarenta horas. Este año logramos un 19 por ciento de aumento salarial, con un 11 por ciento directo al salario.”


2013

“Manejamos un robot, por ejemplo, con KuKa me toca abastecer la línea, Kuka es el nombre, así le dicen los alemanes, kukas, así le llaman a todos los robots, por ejemplo los que aplican silicón y tapan las cabezas, trabaja y la pasa, así, hay robots que preparan el cárter, lo ensamblan al monobloc. El trabajador nada más abastece al robot, hace prácticamente todo, uno nada más lo manual, preparar el material, llenar los tornillos, así, pero el trabajo pesado lo hace el robot, por ejemplo agarra al motor, lo abraza, lo carga, lo pasa a otro lado, Así trabajamos en Motores, somos la división 6, la nave 6, y somos como 120 trabajadores en mi turno, nos encargamos de todo el proceso, desde preparar la cabeza hasta el terminado del motor. Tengo 28 años de planta, me han tocado todos los cambios, todo lo que ocurrió por ejemplo en el 92. Y ahí seguiré hasta llegar a la pensión, con mi sueldo de planta, 280 al día, muy independiente de las prestaciones, varía, va por categorías, va por el tiempo, porque aunque se haga lo mismo va subiendo con el tiempo, pero ponga usted unos ocho mil pesos al mes. Los eventuales no, ellos entran ganando como 120 pesos diarios, pero van ascendiendo.



“Está bien gritar aquí que somos explotados, que hay que darle en la madre a la burguesía, porque en la planta, aunque se gana bien, hay que desquitarlo desde que llega uno, echarle ganas hasta que se acaba el turno, sales agotado, bastante, el robot sólo te da media hora de comida, tienes que ir a su ritmo, a fuerza, no te puedes retrasar, porque si no te regañan, tienen que mandar a uno a apoyarte, pero el chiste es que eso no pase, si hay una falla, tienes que reponer el tiempo, tienes que vaciarte ahí… Sí, claro que se desquita lo que gana uno. La verdad es una chinga trabajar en la línea, incluso hay eventuales que no aguantan, abandonan, se van. Y cada vez es más pesado, no, mucho más que hace veinte años, porque antes estabas más al tiro, pero ahora van quitando gente y uno tiene que cubrir ese trabajo. Mire, nosotros sacamos promedio de 450 motores por turno, más o menosunos para exportación, otros para los de aquí, pero hace diez años, la mitad de motores. Refuerzan la línea con eventuales, pero entran y salen, ahora de los 120 fácil la mitad son eventuales, sí fácil, y si baja la chamba, salen ellos. Los chavos que ves aquí, todos eventuales, las bases se sacan por revisión, las pelea el sindicato, y hasta que les toque.

“A ver, ¿mejor o peor el trabajo hoy que hace veinte años? Mire, cada vez está más difícil, cada vez más presión, actualmente se desquita lo que se gana. Pero siempre he trabajado en Volkswagen, desde los diecisiete años, y fíjese que es un orgullo, tener este trabajo, un trabajo estable, eso es bueno, no tan fácil se consigue. Afuera está difícil, por eso digo que hay que conservarlo, cuidarlo al máximo.

“Hoy nos dieron el día… Es un orgullo venir a desfilar con toda la gente. ¿Conciencia de clase? No cualquiera tiene este trabajo, hay que cuidarlo. La gente de dinero, lo tienen todo, no saben lo que cuesta ganarse la vida, ellos nacieron con dinero, no saben lo que es ganárselo.”

1989

Pasan incontables maestros. Los veo gritar que no aceptan el 25 por ciento de aumento que les ofrece la SEP. Los escucho repudiar a los líderes charros de la Sección 23. Son los maestros del sur, y marchan antes que los profesores de Puebla y San Martín Texmelucan, antes que los de Tehuacan y Huauchinango. Me dice al pasar una mastra de Atlixco: “Somos los maestros de los pueblos, por eso nos aventamos más que los de la ciudad. El aumento que nos ofrece representan tres mil pesos más, y con eso no se resuelve el problema del sostenimiento de nuestras familias.” Por eso han apoyado el paro indefinido. Por eso han dejado claro que si un líder no abandera el movimiento, la base lo rebasará.

“Otros compañeros de la secundaria en Atlixco no nos siguieron. Decían: convénzanos, maestra. Y yo les dije: no, que los convenzan sus necesidades.”



2013

Antonio Flores Trejo es un hombre en sus cincuenta, pero se ve joven. Tiene 35 de trabajar en la Vocho. Es el líder del sindicato de trabajadores de la Volkswagen, y por lo pronto supervisa la entrega de  las tortas a los obreros desfilantes. Es la esquina de la 2 Sur y la 5 Oriente, y contra lo que se diga, este momento bien parece una romería, persisten los chiflidos y las arengas. Es una masa azul y blanca que ha cumplido. Al parecer, todos amanecerán mañana en sus puestos de trabajo.



Flores Trejo no le interesa quién lo entreviste. Una declaración al final de la marcha no le quita nada. Conversa y cumple como dirigente de un sindicato que representa a 13 mil trabajadores, diez mil de ellos de planta. En el 2012 llegaron a ser 13,500, el número más alto en la historia. Sube y baja según la producción, entran y salen los eventuales. Esa fue una de las principales conquistas empresariales cuando la armadora alemana, de la mano y con la fuerza armada de la policía mexicana, mutilaron el contrato colectivo de trabajo. Fue el paso que tenían que dar para convertir a la planta de la Volkswagen en exportadora de autos a Estados Unidos, para pasar de producir 90 autos de cada cien para el mercado mexicano, a 90 de cada cien para el mercado norteamericano.

En 1993 el gobierno de Salinas firmó el Tratado de Libre Comercio con el gobierno del presidente Geroge H. W. Bush. Ese año se producían no más de 500 autos al día en la planta. En el 2013 rebasan los 2,500.

--Eso era impensable en 1992 --me dice Antonio Flores Trejo.

--¿Qué significa esta marcha obrera en el 2013?

--Significa prácticamente todo, es el compromiso que tenemos con la clase trabajadora.

--¿Cuál es el compromiso?

--Ah, sobre todo que se respeten los derechos de los trabajadores, sobre todo que se mejore su calidad de vida.

--Un compañero suyo me ha dicho que hace diez años sacaban la mitad de motores que sacan hoy, ¿cómo es eso?, ¿es más la chinga hoy?, ¿los procesos tecnológicos han cambiado?

--Exacto, eso no es desconocido para nadie, los procesos han cambiado, la tecnología ha evolucionado, trabajamos en una empresa  que usa tecnología de punta y eso mejora sus procesos productivos. Nuestro compromiso es cuidar que las condiciones sean mejores. El año pasado fue uno de los mejores años en la historia de la planta, esto se debe a que la tecnología y los equipos con los que trabaja Volkswagen son de un nivel de punta.

--¿Son mejores las condiciones de trabajo hoy que hace unos años?

--Por supuesto, al cien por ciento.

--Su compañero, en pocas palabras, me dice “nos chingamos más”.

--Los compañeros siempre van a considerar que, aunque haya modificaciones y adecuaciones, sobre todo en temas de ergonomía, y ahí nosotros cuidamos mucho ese aspecto, bueno, ellos consideran que nunca será suficiente. Al final, nuestro compromiso como Comité Ejecutivo es vigilar que se cumplan las mejores condiciones para que nuestros compañeros puedan cumplir con su trabajo.

--Entonces, para usted, hoy son mejores las condiciones de trabajo.

--Por supuesto, en todos los aspectos, no nada más en el trabajo, también en el ámbito social, hoy nos preocupamos por que se cuenten con mejores estacionamientos, mejores vestidores, mejores sanitarios, y más, como la Unidad Deportiva. Nuestra preocupación es global…

--¿Cuáles son las principales necesidades de los trabajadores de la Volkswagen?

--…

--Las principales demandas… --le digo.

--Ah, sabemos que la reforma laboral que fue aprobada nos deja en desventaja, por eso nuestras principales demandas son que se respeten los derechos de los trabajadores, los contratos colectivos, porque estos contratos los hemos ganado luego de cuarenta años de lucha del sindicato independiente, y no vamos a permitir que ni el gobierno ni nadie venga a tratar de echar abajo estas conquistas.

--Pero eso ocurrió en 1992, cuando prácticamente borraron el contrato, ahí tronaron al sindicato, tronaron el contrato colectivo…

--Sí, mutilaron el contrato…

--Lo único que dejaron fue el nombre del sindicato… --le digo.

--No, no es así, mutilaron el contrato, sí, pero hoy seguimos contando con un contrato colectivo muy bueno, que dentro del sector automotriz es de los mejores. U seguiremos luchando por nuevas conquistas, pero también por mantener las que ya tenemos.

--¿Qué hubiera pasado si en el 92 no les mutilan el contrato?

--Desafortunadamente el gobierno nos dio un golpe muy duro en el 92.

--¿Usted lo sufrió?

--Por supuesto, yo tengo treinta y cinco años, me tocaron todos los movimientos, todas las huelgas…

--Al final quién gana, ¿la empresa de los alemanes?, ¿los trabajadores mexicanos?

--La balanza nunca estuvo equilibrada. Nuestro objetivo como Comité Ejecutivo es el de buscar un equilibrio entre el Estado, el capital y el trabajo, si lo logramos, los trabajadores podrán disfrutar del resultado que da el esfuerzo que dejan en su lugar de trabajo todos los días. Todos buscamos que ese reconocimiento no sea nada más una palmada, sino que sea una remuneración para mejorar la calidad de vida de todos los trabajadores.

--Todavía tiene sentido marchar el 1 de mayo?

--Es una marcha conmemorativa, recordamos a aquellos trabajadores en el siglo XIX que nada más por pelear por sus derechos los mataron. Los empresarios y las autoridades, como siempre ha sido, abusaron del poder. Por eso marchamos, por eso luchamos para buscar la unidad y para decirle al gobierno que no estamos dispuestos q que ellos hagan uso de la represión, que no vamos a consentirlo. Nosotros somos un sindicato independiente, libre de partidos políticos, eso es lo que nos ha caracterizado.

Me aplico más tarde, voy a la wikipedia: La ergonomía es la disciplina tecnológica que trata del diseño de lugares de trabajo, herramientas y tareas que coinciden con las características fisiológicas, anatómicas, psicológicas y las capacidades del trabajador: ergos, trabajo, ignomos, ley.

Y hago mis cuentas: 450 motores diarios por turno, 2,500 autos al día.

1989

Los notables han dejado de pararse para honrar a la bandera cada que pasa un contingente sindical. Más o menos a las 11.15 de la mañana ven venir una columna apretada, múltiple, vienen en ella los universitarios y los campesinos, pero también ese verdadero fenómeno social que la ciudad tiene metida en su fibra más débil, y que pasa por el estómago, los comerciantes ambulantes y no organizados en la 28 de Octubre.

La 28 pasa organizada, con ánimo de unidad, con la tarea de mostrar fuerza. Me fijo en sus mantas: “Sector verduras, muera el imperialismo”; “Mercados del olvido” (la manta se acompaña de dibujos: el expresidente municipal Murad como angelito, al alcalde Pacheco Pulido impávido, al líder Simitrio con greña y huarache, casi como Jesucristo); “Primero de Mayo, Revolución Proletaria Mundial, viva el marxismo leninismo Pensamiento Mao Tse Tung”. Con ello todo está dicho. Lo demás para los notables fueron los larguísimos minutos con carros alegóricos con inquilinos, combis, taxis y una multitud a pie de poblanos de todos los barrios jodidos gritando con rima forzada contra la tribuna: “Aquí está el 28, gritando bonito y padre, aquí está el 28, gritándole a los priistas que su gobierno vale madre.”


2013

No, no puedo tomar fotos, me dicen, ¿por qué tomas fotos? Y sí, eso hago, tomo fotos de los marchistas de la 28 de Octubre. El 28, como todavía le llaman algunos. Sus militantes me tapan la lente. Oye, le digo, yo he cubierto la marchas de la 28 desde siempre, y tú ni siquiera habías nacido. Gajes del oficio de un reportero viejo como yo. Es más, vas a ver, ahí está Simitrio.

Lo reconozco al mando de una camioneta que viene en medio de los marchistas. En el asiento trasero reconozco a Rita. A los dos los he visto antes, perfilados en una manta. Son los líderes históricos de la 28 de Octubre. Simitrio, muy joven, tenía en sus manos el movimiento popular independiente más importante que se ha dado en la historia de Puebla, la organización que entre 1973 y 1989 desplegó una capacidad de lucha que le llevó a todos los ámbitos de conflicto social en una ciudad plantada en 1950: los ambulantes de las calles, los comerciantes de los desvencijados mercados, los fayuqueros, los taxistas piratas, los inquilinos de las vecindades. Creció su poder y crecieron sus errores. El Estado, como él inmediatamente  dice, se los cobró y en serio, con más de once años de cárcel y una liberación en el 2001 con la sentencia del exilio de territorio poblano. Lo entrevisté una semana antes de su detención, acusado de posesión de drogas y de armas de fuego, por supuesto plantadas  que  por el gobierno de Piña Olaya, y detenido en agosto de 1989 con operativo equivalente hoy al de un capo del narcotráfico.

Ahí está ahora, al frente de una camioneta de modelo reciente, en medio de la marcha de los Veintiochos.

Y a ella me subo. Ahí, en la esquina de la iglesia de La Compañía, el lugar en el que los activistas de la 28 entregan las mantas. También aquella en la que aparecen retratados Rita y Simitrio.

Llegué con Simitrio al mercado Hidalgo. El líder me cuenta de la inversión que ha hecho el gobierno municipal de Rivera: siete millones de pesos invertidos en el nuevo techo de siete mil metros cuadrados del mercado de Detalles. Y la mecánica que ahora quieren seguir: los comerciantes de Detalles, unos doscientos pondrán lo que les corresponda a cada uno a mil pesos el metro, hasta juntar seis millones, que se invertirán en el techo del Tianguis de Verduras, cuyos comerciantes pondrán cinco millones para la remodelación del Tianguis de Mayoreo Norte (frutas y legumbres). Y así, cuatro millones para los del Rodamiento (los pasillos) de Medio Mayoreo y Mayoreo Norte, y tres para reforzar las columna y trabes de del Area de Mercado y de Medio Mayoreo, dos para el área de Rodamiento Central,  y uno para el Rodamiento 2. Complicado, pero en total 21 millones de pesos, más los siete que ya puso Rivera.

“Pero ahora los propios funcionarios del gobierno generan confusión, le dicen a la gente que el gobierno regaló eso, que no tienen por qué poner de su dinero. Así ha sido siempre, el Estado nunca nos ha regalado nada. Todo lo que está aquí lo ha puesto la gente. Ahora dicen que lo regalan, dan la impresión de que nos apoya, quieren que nos confiemos.”

 

1989

A la una de la tarde, después del larguísimo paso de la 28 de Octubre, ya nadie espera a las viudas de Gumaro Amaro. Son miles, y nadie las espera tan presentes. Las diez primeras se paran en fila con su luto de pobre. Miran a los notables para recordar el caso no resuelto del asesinato de su líder. Apenas el 17 de febrero pasado. Un matón lo cazó a la salida de su casa, apenas unos metros delante del portón de la vecindad. No sé cuántos plomazos. Ahí quedo muerto el dirigente de la llamada Unión de Amas de Casa, una organización de colonos que a la calladita, sin aviso, ha levantado el grito de miles y miles de mujeres, una gran mayoría madres solteras, en innumerables barrios proletarios de la periferia oriente y sur de la ciudad. En la calle todo mundo afirma que lo mató el gobierno. Esos notables que ahora las miran como surgidas del infierno. Nunca las esperaron tan presentes en este Primero de Mayo. Pasan y pasan, y todavía después de las 3 de la tarde, ya cuando el viento remueve mantas y faldas, cuando las nubes se ciernen para el aguacero, ellas siguen marchando. Su referencia es la tribuna. Son las mujeres de que descargan con la vista enojada sobre los notables el rencor acumulado por generaciones.





2013

Es un profeta en el mercado Hidalgo.

“Piensa en tu vida, después de la muerte se exterminaron todos, después de la muerte se terminó toda la esperanza, ahí en el infierno se terminaron todos”, grita y su voz resuena a través de un megáfono que carga. Cubre su cabeza un sombrero de paja. Y va y viene por los pasillos de Flores, por entre las carnicerías, bajo los tendidos de ropa, entre los puestos de legumbres. Grita sus consignas con mayor enjundia que los animadores de la marcha obrera. Igual, nadie se inmuta. Intento amarrar en mi cabeza lo que dice. Su vida aquí, sus gritos, el megáfono, la distorsión del sonido. En qué mundo vivo.

“Ves el poder de la muerte y no enfrentas la palabra. Después de la muerte estar junto de dios… El pueblo ha muerto, ya lo sabe dios.”

1989

Pasan también los trabajadores de la Universidad. Traen un jaleo que requiere atención de tiempo completo. Es el proyecto de universidad de izquierda el que está en quiebra, y el acoso mortal del Estado es la prueba. Pablo Ruiz, secretario de Organización del SUNTUAP, por lo pronto, es el único que recuerda lo ocurrido en las elecciones del 6 de julio del 88. Su lenguaje concuerda con el de cualquier mitin de la izquierda. Es un discurso político, habla de usurpación, de caída del gobierno, y también del tema del día: “Esos que están junto a usted --le grita al gobernador Piña Olaya--, esos caciques sindicales pronto ya no van a estar donde están…”

Lo escucho y me da tiempo de preguntarme por el propio futuro de la universidad pública, gobernada desde hace quince años por la izquierda poblana.

2013

Primero de Mayo en México. Encapuchados arremeten a pedradas contra el edificio de Correos en la ciudad de México. Encapuchados abandonan el edificio de Rectoría en Ciudad Universitaria. Encapuchados del Movimiento Popular Guerrerense lanzan petardos y piedras contra el edificio de la Casa de Gobierno del Estado de Guerrero. 



Y más: encapuchados en distintas ciudades de Michoacán reparten un volante de los llamados “Caballeros Templarios” que impone “dos días de luto en todo Michoacán, por lo que todo bar, cantina y lugar donde se vendan bebidas embriagantes deberán de permanecer cerradas, so pena de quemarles el negocio.”

Y todavía más: supongo que encapuchados, miembros del Ejército Popular Revolucionario (EPR) dan a conocer en un comunicado que “el gobierno de Peña Nieto ha mostrado en los primeros cinco meses de su gobierno su verdadero rostro: antipopular, represivo y demagógico”.

1989/2013

Crónica de un mundo detenido en dos tiempos. Una generación. Son mis años de reportero en la ciudad de Puebla.