• Sergio Mastretta y Leopoldo Noyola
  • 17 Enero 2013
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Por Sergio Mastretta y Leopoldo Noyola

La ciudad rural de la fantasía

     En la construcción de una historia hay acontecimientos que marcan el derrotero de la identidad colectiva y la pertenencia grupal. En México han ido de la mano la planeación del futuro impuesta por el Estado y la resistencia natural de los ciudadanos a toda acción externa encaminada a transformar la realidad de los pueblos originarios. Por ello en esta historia de la alfarería en San Miguel Tenextatiloyan se reseña la experiencia fallida promocionada por el gobierno del estado de Puebla en el 2011. Rafael Moreno Valle se estrena como gobernador a la vieja usanza: “…pone en marcha los trabajos para la conformación del Plan Estatal de Desarrollo 2011-2017 y sentencia que está dispuesto a asumir el costo político que se requiera para darle a Puebla el lugar que se merece”, dice la nota periodística sobre el evento del 16 de marzo del 2011. Y anuncia la construcción de una “ciudad rural” en San Miguel Tenextatiloyan, el pueblo de nuestra historia. Y argumenta: “El proyecto servirá como una prueba piloto para combatir la dispersión poblacional, ya que ese factor provoca que Puebla tenga uno de los mayores índices de pobreza en el país” Y la información da detalles: la ciudad rural es una alternativa para concentrar a la población y reducir los costos que genera la dotación de recursos públicos en las localidades pequeñas. Cuesta lo mismo llevar servicios a 50 personas que a 50 mil. El proyecto pretende que los habitantes que estén a menos de cinco kilómetros de San Miguel se concentren en esa población y únicamente regresen a su lugar de origen para trabajar sus tierras.

     El 27 de abril siguiente, con plaza llena en San Miguel Tenextatiloyan, ambos con sus collares de flores al cuello, el gobernador Moreno Valle y el presidente de Fundación Azteca, Esteban Moctezuma, ponen en marcha el programa de “Ciudades Rurales”, anuncian la inversión de 200 millones de pesos y aseguran que será inaugurada en el marco de las festividades por el 150 aniversario de la batalla del 5 de mayo. El mandatario da nuevos detalles: con la ciudad rural, San Miguel pasará  de sus actuales cuatro mil habitantes a 15 mil; la concentración de la población y la construcción de vivienda irán acompañadas de la promoción de proyectos productivos, particularmente la producción alfarera. Un ejemplo de ello está en la gestión que Fundación Azteca ha hecho con la trasnacional Walmart, que comprará la producción de hongos seta y hortalizas a los campesinos de San Miguel.

     Para el 24 de agosto, cuando funcionarios del gobierno del estado y de Fundación Azteca presentan a las autoridades y representantes de grupos organizados en San Miguel y las comunidades de sus alrededores el proyecto de Ciudad Rural y su programa piloto construido en Nuevo Grijalva, Chiapas, los propósitos del gobierno de Moreno Valle hablan ya de que serán cincuenta las ciudades de este tipo que se realicen en el sexenio y que, para empezar, en la del pueblo alfarero se construirán 500 casas.

     ¿Qué se le dice a aquel que llega a rescatarte de la postración de la miseria con una propuesta así? El comentario de una mujer alfarera a lo expuesto por Fundación Azteca y la respuesta que le da el funcionario de esa empresa expresan con claridad las consecuencias de una propuesta autoritaria:

     Vecina alfarera de San Miguel: Lo que nos expuso usted se ve muy bonito, buena urbanización, buen servicio, tienen todas las comodidades que nosotros aquí no tenemos. Pero eso se los dieron a personas del estado de Chiapas, donde no tienen trabajo o porque las lluvias se llevaron sus viviendas, qué se yo. Pero nosotros aquí en San Miguel contamos, gracias a dios, con un trabajo aunque sea pesado, rudo, con poca validez de precio, pero sí tenemos con qué comer. Y mi duda con esas viviendas, en el caso mío personal, si a mi me llegara a tocar una casa así tan hermosa, mi pregunta es… a dónde pongo mi horno, porque nosotros igual que los chiapanecos, nuestro trabajo se maneja con leña y la lumbre sale haga de cuenta al tamaño de este techo, entonces si las viviendas nos las ponen tan juntas como ahí vimos, pues nos vamos a quemar. Y disculpen si mis palabras les resultan ofensivas, porque no somos gentes preparadas, no fuimos a la escuela, pero tenemos el derecho de opinar, y si el gobernador Moreno Valle que ya vino y vio nuestros hornos, pus bueno, llévenle nuestro comentario, todos aquí tenemos nuestro terrenito para que nos haga nuestra casita, aunque sea un cuartito, mi horno allá, mis burros acá y no estemos juntos, porque, nos vamos a estar quemando.

     Funcionario Fundación Azteca: Esto es parte de la gran pluralidad que existe… Qué hicimos en Chiapas, los llamados fogones ecológicos, están afuera, como ve usted el traspatio tiene una extensión de 240 metros cuadrados, algo extraordinario. Hay tres modelos de estufas conocidas, paxari,  lorena y justa mejorada…

     Vecina alfarera de San Miguel: Mire, es que usted debe saber que nosotros somos alfareros, y yo me refiero a los hornos con los que producimos nuestras ollas… 


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