".$creditoFoto."
Por: Martín Barrios

El domingo 21 pasado, Martín Barrios, activista defensor de los derechos humanos de los trabajadores de la maquila en Tehuacán, alertó en su muro de Facebook: “Desde ayer sábado 20 en la noche, alrededor de 132 obreras y obreros de la maquiladora Confecciones Rahel (Confecciones Rvainz) están en plantón permanente afuera de esa fuente de empleo explotador en Altepexi, casi frente al arco de la entrada. Están resguardando la maquinaria para que no la sustraigan los empleados, abogados y achichincles del dueño Nissim Tourkya. Esta empresa se ha caracterizado por ser una de las maquiladoras de mezclilla que más ha crecido en los últimos años en base a una política de mega explotación laboral. Jornadas de 12 a 14 horas diarias sin pago de tiempo extra, maltrato, despidos injustificados, descuentos, robo de salarios, acoso sexual, empleando a niños, sin pago de prestaciones completas como el aguinaldo y las vacaciones, sin pago del reparto de utilidad, sin afiliar al personal al IMSS, sin pagar INFONAVIT, hostigamiento laboral, gritos, golpes e incluso fracturas de clavículas a los obreros…”

El lunes siguiente, en la madrugada, los golpeadores de la empresa intentaron el desalojo. No lo lograron, pero sí destaparon una vez más el agujero en el que se oculta una realidad brutal de explotación laboral en la industria de la confección. Este reportaje de Martín lo expone con la voz de los propios trabajadores.

Martín Barrios forma parte de la Comisión de Derechos Humanos y Laborales del Valle de Tehuacán que se dedica a la investigación del mundo del trabajo en la región, específicamente en la industria del vestido, y a la defensa de los trabajadores y costureras de la maquila y la organización sindical independiente desde hace más de una década; participó enComisión para la Defensa de los DH del Valle de Tehuacán Cetilizchicahualiztli, que se dedicaba a la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, esto entre 1993 y 2000. Ha escrito libros de poesía y de investigación de la historia de la industria del vestido en Tehuacán 

“Los esclavos de La Coca"

Madrugada del lunes 22 de abril,  a las cuatro de la mañana.  Costureras y obreros s en el pueblo de San Francisco Altepexi hacen guardia afuera  de la maquiladora de ropa Confecciones Rahel, del empresario Nissim Tourkya  Resguardan el galerón para que el patrón y sus empleados no saquen la maquinaria y se esfumen sin pagar sus liquidaciones, pues apenas el sábado 20 los han despedido de manera arbitraria.

 En un momento y sin aviso alguno, aparece una treintena de golpeadores, policías encapuchados a sueldo, familiares del gerente de la empresa agreden a los  trabajadores. El grupo agresor es dirigidos por el abogado Francisco Romero Tobón, quién cobardemente y sin descender de su automóvil grita al momento de disparar una pistola: “Ahora sí, hijos de la chingada, pónganse pendejos.”

“A lo que venimos”, vuelve a gritar a los golpeadores,  quienes inmediatamente agreden a las costureras con patadas, macanas y piedras, disparan pistolas eléctricas y avientan gas lacrimógeno. Intentan dispersarlos para poder entrar y sacar las cosas resguardadas.

Pero las costureras y sus compañeros no se amilanaron. Así lo cuentan:

“Duró poco tiempo, como cinco minutos”, dice una.

 “Su objetivo era quitarnos y romper los candados”, comenta otra.

 “Pudimos reagruparnos para repeler la agresión --dice uno de sus compañeros--, pero nos habían tomado por sorpresa.”

“Le hablamos a la policía municipal para que viniera, pero habían descolgado los teléfonos, y cuando por fin llegaron y todavía estaban al alcance las camionetas con los agresores que escapaban, pero se negaron a perseguirlos y detenerlos. ¿Nosotros por qué? Decían los uniformados.”

+++++


Este hecho ocurrió en Altepexi, en la región de Tehuacán.

Como en muchas otras ocasiones en lo largo y ancho de las maquilandias mexicanas, asiáticas o  centroamericanas, los patrones quisieron sorprender a los trabajadores con un cierre unilateral al final de la semana para que cuando llegara el lunes se encontraran con la fábrica vacía y sin nadie a quién reclamar derechos como indemnizaciones o antigüedades. Pero esta vez se encontraron con trabajadores y obreros  aguerridos dispuestos a no dejarse pisotear y defender sus derechos.

De hecho, en días pasados, este empresario hizo lo mismo en su fábrica de hilatura  y textiles en la Colonia Nicolás Bravo de Tehuacán, aprovechó un fin de semana, saqueó la empresa para dejar a los obreros sin trabajo y sin pagarles un peso.

Los trabajadores se encuentran indignados, molestos y decididos a luchar hasta el final para que su patrón Nissim Tourkya les pague sus derechos laborales que les corresponden.

 

¿Quién es  Nissim Tourkya?

 

 Nissim Tourkya es un empresario maquilador y textil  de origen israelí nacionalizado mexicano, tiene aproximadamente 35 años, es devoto de su creencia judaica, se  dice defensor de la causa sionista y enemigo de Hitler y el Holocausto, aunque de manera irónica sus factorías son campos de exterminio de los trabajadores mayoritariamente indígenas nahuas del Altepexi  y de  Tehuacán, la así llamada Ciudad de Indios. Es acusado de racismo por sus trabajadores.

Su familia estableció sus maquiladoras hace poco más de diez años en la región, y son conocidas popularmente como Confecciones Rvainz´s  aunque para evadir el pago de impuestos al SAT y  las aportaciones al IMSS e INFONAVIT  es común que seguido le pongan nombres como  “Confecciones El Chaparro”, “Confecciones Rahel”, entre otros sombreros y cachuchas evasoras y fraudulentas.

Tiene un carácter explosivo, violento, prepotente e intolerante, según lo describen las costureras:

“Cuando llegaba a la maquiladora y recorría las líneas -- cuenta una muchacha nahua que trabajaba planchando pantalones en su empresa que le tocó presenciar esta escena--, teníamos que tener la mirada agachada, ya que si la levantabas, te insultaba: ¿Qué  me ves hija de la chingada, te decía, para enseguida dar órdenes de que te corrieran.”

Él mismo ha llegado a golpear a los trabajadores, y utiliza a sus guaruras a quienes los protege y les paga y resuelve los problemas legales derivados de la violencia hacia sus empleados y  obreros, como a uno al que le fracturaron la clavícula a golpes.

Nissim Tourkya  ha gozado de la protección e influencias de otros maquiladores que han ocupado puestos en la política local, como Luis Cobo Fernández, de origen español y del entorno de Mario Marín, de igual trato prepotente y violento a sus trabajadores; Cobo ha querido ser diputado federal por el PRI, y al parecer ahora aparecerá como candidato de este parido por uno de los distritos de la región; además, ocupó el puesto de presidente municipal suplente durante algunos meses en el gobierno de Tehuacán, tiempo suficiente para golpear al sindicato municipal de trabajadores fiel a su estilo anti-obrero.

Cobo Fernández  vació su maquiladora hace seis años de manera dolosa y sin avisar, y  dejó sin empleo a más de 100 trabajadores, mismos que hasta la fecha no tienen la resolución final de su juicio laboral. Y por si fuera poco, cuando este ocupó la dirección del Organismo Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado, apoyó a Nissim Tourkya para que instalara sus pozos de agua para sus procesos de lavado de mezclilla en la Colonia Santa Cecilia, cuyos vecinos se opusieron a que descargara sus aguas residuales y contaminara  su agua potable.  Enojado, Tourkya mandó a sus golpeadores para que arremetieran contra los colonos y también pagó a policías judiciales para intimidarlos y agredirlos.

En tan sólo pocos años,  las  empresas de Nissim Tourkya pasaron de tener a unos doscientos trabajadores a tener más de dos mil obreros y amasar ganancias millonarias. ¿Las razones? ¿Acaso un gran espíritu emprendedor de la iniciativa privada? ¿Una gran visión de hombre de negocios? Tal vez, si eso quiera decir  la mega explotación de sus obreros, salarios de miseria, condiciones laborales inhumanas, el robo de las rayas de sus operarios mediante  descuentos fuera de ley, la protección de políticos, la compra de autoridades municipales, laborales y ambientales; la evasión de impuestos entre otras prácticas que son pan de todos los días para los dueños de las maquiladoras en la región.

 



Las condiciones laborales en Confecciones Rahel de Altepexi
 

En esta ensambladora de pantalones trabajaban alrededor de 250 personas, entre obreros y empleados de la empresa, mayoritariamente de Altepexi,   pero también hay costureras  de Santa Cruz, Nativitas, San Pablo, Pantzingo entre otros pueblos del Valle de Tehuacán.

Las jornadas de trabajo se encontraban establecidas fuera de cualquier disposición establecida por la legislación laboral; de hecho, trabajar en esa maquila significaba laborar más de 16 horas diarias continuas y con sólo una hora para salir a todo prisa en bicicleta, micro o corriendo para que los obreros fueran a su casa y comieran rápidamente y regresaran de nuevo a las líneas de ensamble.

La industria maquiladora de la confección que en Tehuacán ya cumplió cuarenta años de experiencia. Siempre se ha caracterizado por el uso intensivo de su mano de obra, pero con Nissim Tourkya las cosas van un poco más allá, es el equivalente a trabajar en una hacienda porfiriana en esta época de modernidad y globalización: maquileros como hacendados que se sienten dueños de la vida de los obreros, y capataces que llegan a golpear y agredir a sus vigilados como hace cien años.

Dos ejemplos:

“Cerraban la puerta a las nueve de la noche y no te vas. Si quieres, y si no, sácate a chingar a tu madre nos decían los encargados” comenta una obrera manual.

“Había hora de entrada pero no de salida” secunda otro trabajador.

Esta empresa se dedica a fabricar prendas de mezclilla para el mercado juvenil femenino, aquella fibra de algodón que hiciera famosa la imagen la marca Levi´s como prototipo de lo que es un “pantalón vaquero” o unos “blue jeans”; una prenda que se diseñó para el trabajo rudo de los obreros estadunidenses y que ahora,  para satisfacer las demandas de la moda  se ha convertido en un símbolo de lo que a nivel mundial se le conoce como “sweat shop” o taller de sudor o explotación o simplemente la maquila o la maquiladora.



“A las semana teníamos que entregar una producción de 18 mil 200  prendas, luego aventaron la producción a 24 mil queriendo pagar lo mismo y en diciembre aumentaban la producción a treinta mil con la misma paga”, nos ilustra un trabajador entrevistado.

Este año el salario mínimo general en esa entidad se tabuló a  $61.38 y salario mínimo para un costurero es de $ 59. 39 si se trabaja en una fábrica, taller o maquiladora establecida y  $81.53 para los que costuran a domicilio. Cantidades insuficientes para la sobrevivencia de cualquiera.

“Los salarios dependen de la producción y qué tanto te dejes esclavizar. Yo entraba a las 9 de la mañana y salía a las dos de la mañana del otro día. Yo cerraba costado de pantalón y por ejemplo, a veces en la mañana no nos pasaban prendas o no había trabajo y en las tardes teníamos que sacar la producción a la de a huevo”, nos comenta un operario con experiencia, pero de apenas treinta años de edad.

¿Cuánto ganabas en esta maquiladora, le pregunto?

“Yo ganaba 500, a veces 900 pero salía con 700 por los  descuentos.

“Mi tarea variaba mucho. Trabajaba de 8 de la mañana hasta las nueve y si  les urgía nos cerraban las puertas hasta que sacáramos su producción y nunca me pagaban las horas extras”, nos comenta otra operaria.

En la mayoría de empresas no se cuenta con reglamentos internos de trabajo ni contratos colectivos y cuando llegan a existir la gente no los conoce, esto en gran parte por la complicidad de los sindicatos corporativos o charros de la estructura del PRI como las centrales CROM, CROC y CTM, que invariablemente trabajan en contubernio con los patrones mediante contratos colectivos de protección patronal como ejemplo de su eterna y natural corrupción, de manera tal que las maquiladoras imponen una serie de descuentos salariales como retardos, faltas, incapacidades u otras circunstancias absolutamente arbitrarias y sin sustento en la ley.

“A ellos no les importaba, si les urgía un corte se tenía que sacar a la una o dos de la mañana. Y si llegas tarde, te venían tus retardos y descuentos, de 20 o 30 pesos,  o 200 pesos a la semana.”

Como uno de ellos trae una playera deportiva le pregunto si juega futbol en sus ratos libres ya que es común que en muchas maquilas de la zona existan equipos de los obreros que en algunas ocasiones traen el nombre de su maquila como patrocinador y me contesta “¿A qué hora?”. “Esta playera era cuando estaba trabajando en otra empresa, ahí si me daba tiempo para hacer vida, aquí no tienes vida”.

“El único tiempo libre era los sábados después de las siete y los domingos después de las seis y sólo podemos dormir”, concluye.

Una práctica común en todas las maquiladores es que nunca cumplen con las prestaciones de ley como aguinaldo, vacaciones y prima vacacional, y cuando llegan a pagar estos derechos lo hacen de manera fraccionada, incompleta o por pagos.

“El aguinaldo lo pagaban en partes, la primer una semana y el resto a la siguiente. Una parte en diciembre y la demás la pagaban en enero, si veían si regresaba la gente y si así era entonces pagaban el resto”, nos comenta otro trabajador de Confecciones Rahel.

El trabajo infantil es un fenómeno enorme en la zona de Tehuacán, decenas de cientos de niños y niñas trabajan en la maquila desde los 10 u 11 años en adelante. Trabajan lo mismo que un adulto y reciben la mitad del salario. Esta situación viola obviamente la Ley Federal del Trabajo (LFT) que regula el empleo de menores, ya que sólo está permitido que laboren debajo de los 18 pero como límite hasta los 16 años, que tengan permiso escrito de sus padres y tutores, que no trabajen en lugares riesgosos para su salud, peligrosos, indebidos como cantinas o que no hagan trabajos pesados y en horarios nocturnos y con certificado médico que determine que pueden trabajar.



“Yo tengo catorce años y entré en enero, era manual, recogía bolsas y encuarte, me daban 500 a la semana; ya trabajando la máquina me daban 750, usaba la sencilla y me tocaba la misma jornada de todos”, nos platica una muy joven nahua que se encuentra en el plantón que actualmente tienen los trabajadores para evitar que vuelvan a sustraer más maquinaria de la fábrica y quien está con sus compañeros y compañeras luchando contra su patrón en busca de una indemnización conforme a derecho.

A la Secretaría del Trabajo y Previsión Social le corresponde hacer  las inspecciones correspondientes para evitar el trabajo de menores conforme a la LFT, pero nunca lo hacen.  Sólo tienen oficinas en Puebla y sus inspectores brillan por su ausencia en la zona. La Secretaria de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico, del gobierno de Rafael Moreno Valle, tampoco hace valer la ley al respecto. En Tehuacán éstas dependencias sólo funcionan para instrumentar el Servicio Nacional del Empleo y dar cursos de peluquería y de costura entre otros oficios.

Un niño de pelo corto de pantalones de mezclilla y tenis, al que le dicen sus compañeros adultos “El Nenuco”,  nos cuenta: “Tengo 13 años, ya no me acuerdo cuando entré a trabajar”. Otra trabajadora presente en la entrevista le ayuda, “Hace un año”.  Nenuco continúa: “Me tocaba hacer traba (las tiras en la cintura del pantalón por las que se pasa el cinturón), entraba a las nueve de la mañana y salía a las dos de la mañana del otro día, de lunes a domingo y aquí también trabajan dos de mis hermanos”.

Otros que  nunca hacen nada son los inspectores del IMSS. Cuando detectan menores de edad es común que les avisen a los patrones con los que están coludidos, y a los niños o niñas o pubertos los esconden en azoteas, baños, bodegas o los sacan por la puerta trasera para que no sean vistos.

Algo común en la mayoría de las empresas son las situaciones de acoso u hostigamiento sexual contra las obreras. Confecciones Rahel no era la excepción, y la situación tomó tintes públicos cuando en 2010 muchas trabajadores denunciaron en los medios locales el acoso de los encargados y capataces de Nissim Tourkya en la planta de la Colonia Santa Cecilia en Tehuacán.  Señalaron  a Nestor García, un altepexano ladino y patronal, alias “El cacarizo”, como uno de los principales hostigadores; este hombre hace unas semanas fue despedido  cuando los contadores de la empresa le cayeron alterando las nóminas y ordeñando las rayas de los trabajadores.

Otra situación que hacen ver los trabajadores es que los baños de la maquiladora no servían, y el hedor flotaba hasta las líneas de producción, algo insoportable. Como la nave industrial era rentada, Nissim Tourkya nunca se preocupó por invertir en mejorar las condiciones de su propio negocio.

¿Consideran que las condiciones laborales en otras maquilas son mejores, similares o peores  que en ésta?

 “En otras la presión es menor, y a nosotros nos conocen en la  región como los esclavos de la Coca porque antes esto  era un depósito de Coca-Cola y por eso se le quedó así”, dice a manera de conclusión otro costurero.


La maquila hoy en día

Desde el 2007, como consecuencia de agudización de la crisis económica mundial, las grandes marcas como Gap, Levis, Polo Ralph Lauren, Tommy Hilfiger, Calvin Klein, Wrangler, Buckaroo, Abercrombie & Fitch, Rhino, Hollisters, Old Navy, Dickies, Workrite empezaron a irse, a reubicarse en lugares con salarios aún más bajos como China o Centro América, o disminuyeron drásticamente su volumen de producción. Por ello, en estos últimos años la maquila en la zona ha tenido una reconversión, ha dejado de producir los enormes volúmenes de antes para estas marcas y se ha dedicado ahora la fabricación de prendas para el mercado nacional o para almacenes como Wal Mart de Mexico, Chedraui y Superama entre otros, así como al ensamble de uniformes para empleados de marcas como Nissan o la embotelladora Ciel.

Otra característica en las maquiladoras es que han ido cerrando las plantas más grandes para hacer dos o más maquilas pequeñas, en casas y traspatios, irregulares y sin ningún control de nadie.

Y en este contexto las condiciones son mucho más difíciles para que se cumplan los derechos laborales de los trabajadores. En los años pasados, los obreros de la costura lograron articular campañas globales muy fuertes  para presionar a las marcas principales de la moda a través de sus códigos de conducta, de manera que obligaran a los maquiladores de Tehuacán a respetar sus derechos, con diferentes grados de avance o retrocesos, de victorias y derrotas. Ahora el escenario es diferente. Todo queda en manos del gobierno local  y de la JLCA, y la mayoría de los trabajadores no confía en las instituciones encargadas de impartir justicia laboral porque histórica y sistemáticamente han favorecido a la patronal.

 

La demagogia

 

Algo con que deberán tener cuidado los trabajadores es la repentina aparición de los operadores del diputado federal por el distrito de Ajalpan, al cual pertenece Altepexi, el legislador Lisandro Campos Córdoba, primo hermano del líder de Antorcha Campesina  Aquilés Córdoba Morán,   y que por sorpresa se quiere montar en el legítimo reclamo de los trabajadores. Es de tomar con cautela, por decir lo menos,  las intenciones de este político priísta, ya que hace unos pocos meses él dio su voto en el recinto de San Lázaro, al igual que todos los diputados y senadores priístas, en favor de la  “reforma laboral”, que no es otra cosa que un ataque a la clase trabajadora del país con una nueva Ley Federal del Trabajo que es claramente en favor de patrones como Nissim Tourkya  y que dejará más desprotegidos a los trabajadores del país incluyendo a los despedidos por este maquilero. No hay olvidar tampoco que estamos en épocas electorales locales y el PRI nunca jamás ha apoyado a alguien sin pedir nada a cambio.

 

A la espera

 

Las costureras de Confecciones Rahel se mantienen afuera del galerón de la maquiladora. Han llegado algunos reporteros desde el día lunes. Algo ha aparecido en la prensa. Pocos se enteraran de su conflicto. En una semana, el 1 de Mayo, los políticos, los líderes de los sindicatos charros, hablarán una vez más de los derechos conquistados por los trabajadores.

Las costureras, los niños maquiladores, los obreros de Altepexi, seguirán esperando que se haga justicia.