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La parte más interesante de nuestra historia no divulgada es el gran rol que ha desempeñado la mujer indígena. El país más racista y machista no cabe duda que es México, y desde la época de la conquista tanto que se ufana de su machismo. Pero  la realidad es otra, México está convertido en río de sangre. Pero hay nueva  fe y esperanza, como ha sucedido en otros movimientos desde la guerra de independencia  y la revolución mexicana siempre las más entronas  han sido las mujeres, y en la actualidad, pasa lo mismo, los nuevos movimientos de inconformidad que exigen justicia, hay más mujeres valientes que hombres…

Les presento dos historias de vida, dos indígenas que hacen su vida en Nueva York, dos protagonistas de esta resistencia y valentía de las mujeres mexicanas.

Nuestra primera protagonista es Lisseth Morales, de origen  oaxaqueño, del grupo étnico de los mixtecos. Ella tiene 38 años de edad, y es fiel  activista, ecologista vegetariana, enfermera y metafísica, practicante de yoga y meditación, muy comprometida por rescatar más allá del misticismo indígena todo un acervo  cultural y filosofía indígena. 

Lisseth y su esposo Leonard Morin.

 

Lisseth está desarrollando el proyecto de su primer libro, y capitulo por capitulo nos relatará su incursión en diferentes disciplinas y de cómo se ha identificado con nuestras culturas, y de su práctica de la danza prehispánica.  Uno de tantos grupos se llama: Tletpapalotzin, Venerable Mariposa de Fuego.

¿De dónde viene Lisseth? Ella nos relata un poco de su historia: su  bisabuelo,  llamado Jesús Ortega,  por parte de su mama Petra Ortega  Martínez, era originario de la Galicia, en España, un hombre muy  humano, que renunció al contacto con su familia, que no aceptó a su esposa Mixteca. Jesús se tuvo que internar en la sierra Oaxaqueña, con su esposa e hijos, aprendió Mixteco,  mientras que sus padres se  quedaron en Potrero Veracruz, duenos de grandes tierras y ganado. Jesús  Ortega se asentó con su familia en Santa Catarina, Oaxaca, región de la Mixteca Baja, aprendió Mixteco y  diferentes oficios, como panadero, mandadero, carnicero y comerciante, pero lo sorprendió la muerte muy pronto, dejando a sus hijos huérfanos, con su hijo mayor de apenas quince años, Camerino Ortega Martínez.  De ahí empezaron los  abusos  y sufrimientos, un verdadero calvario de la familia de Lisseth. Su tatarabuela de origen Indígena ,Cinta Camacho, fue una de las Adelitas sureñas, parte del equipo de guerrilleras Zapatistas, participó en varias batallas, anduvo en las montañas de Guerrero Oaxaca, Morelos Y Puebla. De ella heredó Lisseth esa actitud de mujer guerrera, de luchadora activista y defensora de la cultura Mixteca, de ella aprendió la dignidad, el respeto y la valentía, y sobre todo el papel que desempeña la mujer en el desarrollo y conservación de la identidad, el amor al trabajo y a la familia..

Lisseth Morales no habla de su papa, para ella es denigrante y vergonzoso.  Se llama Maximino, hombre mestizo, lo recuerda ventajoso, con poder y dinero, involucrado con políticos corruptos y negocios dudosos.   A Lisseth junto con su mamey hermanos los abandonó muy pequeños, nunca se ocupó de ellos, les dijo a sus hijos: ‘’Me divorcie  de su madre y de  ustedes’’. Por ello, desde niña trabajó mucho y tuvo muchas experiencias de racismo y abuso. Lo mas interesante es que ella ama sus raíces, desde nina se ha vestido con traje típico indígena.

Lisseth lleva veinte años viviendo en New York. Tanto aquí como en Mexico ha sido objeto de burla, por los propios Mexicanos.

“Me hubieras gustado tener un esposo mexicano, pero desafortunadamente no me aceptan por mi forma de vestir, y el único que me acepta tal como soy es mi marido anglo Leonard Morin, y él es de origen alemán, un excelente  hombre, me enamore de él por su  calidad humana, y ahora estamos felizmente casados.  No queremos tener hijos, la situación de la humanidad cada vez se pone más difícil, es una gran responsabilidad,  todos los niños que existen en el mundo, de cierta forma son nuestros hijos, y somos responsables en la educación de ellos, somos responsables de dejarles herencia cultural, más amor, dignidad y respeto. Nuestra comunidad mexicana tiene mucho que aprender… Por su propia incapacidad pone limitaciones en su vida, no puede superar sus traumas psicológicos, le tiene miedo a involucrarse con otras culturas, por su propio complejo  desprecia o se avergüenza de su origen indigna. Nueva York es un sitio en donde existe todo tipo de posibilidades, pero si uno no aprende Ingles, se acompleja o se limita, uno mismo se está cerrando esa gran posibilidad de crecimiento. Es lamentable decirlo, pero es nuestra realidad, el gran porcentaje del emigrante mexicano carece de cultura, es presa fácil del alcoholismo y la explotación. Y lo peor de todo: no sabe apreciar su cultura, por su ignorancia cree  que negando sus raíces indígenas es mejor y lo tomaran más en cuenta. Llevamos cientos de años con nuestra ignorancia, es el momento de abrir los ojos. No tengo resentimiento por mi gente al contrario, los quiero mucho, me dan pena.”

Ese consejo y mensaje que nos da Lisseth, una mujer mixteca, un verdadero orgullo mixteco en Nueva York.


Foto de Ricardo Flores Zapata.

                              

Inés es una mujer joven de la Sierra de Guerrero. Su historia es triste, ella también dice que es vergonzosa,  pero le digo que si un ser humano nunca expresa el abuso, de cualquier clase, que sufre durante su vida, jamas se hará justicia, y no se logrará prevenir, ni advertir, ni mucho menos educar a nuestra sociedad. ‘’Si el racismo, el abuso y la violación siguen en el mundo, si no se denuncian, hasta cierto punto las  víctimas y victimarios, son cómplices’’.

Inés es de Guerrero, de la región de la Montaña. Aunque hasta cierto punto entendemos la grave situación que está pasando en México y principalmente, la ola de violencia chantaje que se vive actualmente en el estado de guerrero. México es un pais sin ley, y es por la misma razón que  nos reservamos su identidad, para proteger a ella y su familia, y trataremos de sintetizar lo más corto posible su historia personal. La identificaremos como Inés…

Inés cuanta actualmente con 31 años, está casada y tiene tres niños. Cuando tenia ocho anos sufrio un quemadura que casi la deja invalida; fue en uno de sus trabajos que realizaba en la casa de los patrones mestizos. Ya desde los seis años empezó a trabajar, lavar trastes, cuidar bebes, no le pagaban, solamente trabajaba por comida; al cumplir once anos, le empezaron a pagar un poquito, que apenas le alcanzaba para comprar sus utiles escolares y vestido  muy sencillo y humilde; al cumplir los doce años empezo lo peor,  sufrió chantajes y violaciones, muchas humillaciones por ser Indígena se le señalaba,  y le decían. ‘’Eres peor que una perra no te mereces nada, ni la comida que  te ganas, al fijar en ti te hacemos un favor. ’’  Lo que más le duele es que su mama nunca le creyó y mucho menos la apoyó.

Inés no quiso dar más detalles, le da pena y le duele mucho recordar  tan amarga experiencia, solamente afirma que los mestizos con recursos se aprovechan de la pobreza de los Indigenas, no solo los explotan, los usan, los humillan, hacen de nosotros lo que quieren, lo más ruin, queriendo dejarnos en un estado deplorable, traumas psicológicos muy difíciles de superar. Todas estas malas experticias las sufrió Inés. Causa de la pobreza su papá los abandonó,  buscando oportunidad de trabajo en la ciudad de  Mexico, pero nuna supieron mas de él. Las dejó en el desamparo y a merced a todo tipo de peligros.

Ya en su juventud, después de los 15 años, casi secuestrada Inés trabajó en sembradíos de amapola, extrayendo  la goma, y en su inocencia, no sabía cuál era la razón de que los sembradíos estaba custodiados por muchos hombres  bien armadas y por qué tanta protección por dicho liquido; fue hasta aqui en Nueva York que se enteró que es la materia prima de heroína. Y le da tanto coraje de que por culpa de la amapola se corten muchas vidas humanas y hasta donde ha conducido a todo México.

Inés lleva nueve años en este país, y siete años de unión libre, se siente orgullosa de ser indígena tlapaneca, ella  es tremenda poetiza, escribe poesía e su lengua materna, traduciendo también al español. Cada día se prepara más, es una de las más activas del proyecto de ELA, en el rescate de las leguas Indígenas, y ha participado en exposiciones de imágenes y pensamientos en galerías  en Nueva York.  Le da gracias a Dios al conocer gente de diversas culturas.

Este es su mensaje para la comunidad mexicana:

“Para mí  es muy importante de conservar mis costumbres, gracias a ella nos llenamos de sabiduría, de conocimientos… Gracias a nuestros ancestros que nos han transmitido sus  lenguas, que es la esencia más valiosa que nos han dejado, no más culpabilidad, no mas desprecio, ya es hora  despertar y recordar quienes somos, hagámoslo juntos para erradicar la pobreza y discriminación sobre nosotros mismos.’’

Así de sencillo es el mensaje, pero nacida desde el fondo de su ser. De estas mujeres calla la historia oficial. Así han hablado para Lo profundo de México