• Sergio Mastretta
  • 24 Septiembre 2015
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Cuánto dice del mundo la corrupción de los altos ejecutivos de Volkswagen. Porque no hay otra palabra que mejor describa la acción del software engañador de las máquinas de verificación de gases. Cuánto dice de la entraña de este capitalismo salvaje que rige las relaciones humanas y nuestra vinculación con la naturaleza.

¿Por dónde empezar a leer esta grotesca –y para nosotros en Puebla probablemente trágica— trampa de Volkswagen?

¿Por lo ocurrido una mañana del 2014 en un auditorio académico de San Diego, en California, con los funcionarios de la EPA del gobierno  de Obama, incrédulos ante lo que revelaban unos investigadores de la Universidad de West Virginia sobre las emisiones de los Jetta de motor diésel que rebasaban hasta por 40 veces los mínimos de óxidos de nitrógeno?

¿O por las cifras de la contaminación producida por esos vehículos, que algunos investigadores ya estiman entre 68,000 y 274,000 toneladas adicionales de óxidos de nitrógeno (NOx) por año?

 

¿O desde las cifras de ventas de unidades en este 2015 que por fin ponen a Volkswagen sobre Toyota como principal fabricante de autos en el mundo?

 

¿O por la cifra de 18 mil millones de dólares que pende como filo de guillotina en la pena que puede llegar a imponer el gobierno norteamericano?

 

¿O por la esperada renuncia el miércoles 22 por la mañana del CEO Martin Winterkorn una vez que se supo que la cifra de autos truqueados alcanza la cifra de 11 millones vendidos a todo lo largo del planeta?

 

¿O por el desconcierto de los ingenieros de la planta poblana –según cuenta el presidente de la Coparmex Puebla, José Antonio Quintana--, que sólo han visto cómo los obreros mexicanos instalan los motores diésel desempacados directamente de Alemania, inocentes palomitas cargadas por el software engañador de los centros de verificación del mundo entero?

 

¿O por los2.6 millones de dólares que representan los 113 autos producidos a diario en Puebla y que dejarán de embarcarse rumbo a Estados Unidos?

 

Por donde se quiera, sin embargo, todas las lecturas nos llevarán al hecho simple de que esta trampa expone el extremo al que puede llegar la mentira en el mundo. Y al interrogante ineludible sobre el incierto futuro de una ciudad que lleva veinte años de construir su mundo laboral en la irrefrenable expansión exportadora de la automotriz alemana.

 

VW: del escarnio a la guillotina

 

En el mercado del capitalismo salvaje el pez por su boca muere

 

Esta es la gráfica que ilustra la pérdida de valor en una sola mañana en la bolsa de valores:


Las Imágenes del escándalo: los funcionarios del consorcio





La renuncia del CEO



“Estoy conmocionado por los acontecimientos de los últimos días. Sobre todo, estoy asombrado de que malas prácticas de tal magnitud fueran posibles en el Grupo Volkswagen.”

 

 

Capitalismo salvaje y naturaleza muerta

 

En el fondo de esta historia grotesca, la realidad de un modelo económico depredador que ha puesto en jaque la vida misma del planeta como la conoce hoy la sociedad humana.

 

En estas imágenes no hay mentiras

 

De las gráficas de ganancias y dividendos a los números de la explotación laboral en la industria automotriz se pasa a la película larga, la que se ve desde los satélites y que simplemente es insoslayable:




La verdadera evolución: las concentraciones de CO2 en perspectiva histórica.

 

El cambio climático ilustrado por los satélites de la NASA en el devenir de unos cuantos años está ilustrado en la investigación.

La selva amazónica en Rondonia, al occidente de Brasil, 1975-2009.(NASA, World of Change)



El crecimiento de Cancún, México. (NASA, World of Change)

La desaparición del mar de Aral. (NASA, World of Change)



La pérdida de los glaciares en Groenlandia. (NASA, World of Change)

Larsen-B en la Antarctica, vistas del 31 de enero del 2002 y 17 defebrero del  2002 and (NASA, World of Change)

Vistas de la capa de ozono 1979-2013. (NASA, World of Change)

 

La amenaza contra una ciudad inerme

 

La ciudad de Puebla apostó todo a la Volkswagen. Ahora, 25 de cada cien pesos de nuestra economía están amarrados al destino de la industria automotriz. Por lo menos 80 mil trabajadores pasan sus días de trabajo en las líneas de producción. Pasó la planta de Puebla de producir más del 90 por ciento de sus autos para el mercado interno en los ochenta a un boom exportador en el arranque del siglo en el que 9 de cada diez coches se manejan hoy en el extranjero.

Con todo el vuelco que ello supuso para las relaciones sociales de producción: “de un modelo de producción en masa a un modelo de producción flexible”, describen los especialistas a lo ocurrido tras la derrota del sindicato de VW en 1992.

Toda una historia por contarse y que se ilustra con el siguiente listado de las fábricas de autopartes instaladas en el llamado Parque FINSA en los alrededores de la planta de Volkswagen en Puebla. Es una lista ya vieja, del 2006, por lo que hoy seguramente ya son muchas más:




Fuente: VOLKSWAGEN DE MÉXICO: REESTRUCTURACIÓN, FLEXIBILIDAD Y CONFLICTOS, Mario Millones Espinisa/ Universidad de Artes y Ciencias Sociales (U-ARCIS), Santiago, Chile. Del libro Si Somos Americanos vol.12 no.2 Santiago dic. 2012

 

Una metrópoli de 2.5 millones de habitantes montada en la línea de producción automotriz. Un modelo que ahora se extiende a San José Chiapa y los veinte mil empleos que en cinco años generará el arranque de AUDI. Un modelo al que le han apostado los grupos de poder representados en los gobiernos locales en los últimos cuarenta años.

Una ciudad con la cabeza atada a la zoga de la que pende Volkswagen.




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