• Sergio Mastretta
  • 06 Junio 2013
".$creditoFoto."
Por: Sergio Mastretta

La del reloj de la iglesia: dicen que lo regaló un gran marihuanero. Antes de instalarlo hizo otro obsequio, la segunda torre del templo. A las cinco de la tarde suena bien el carrillón contra la soledad del valle. "Le costó más de 70 millones de pesos ganarse el cielo -cuentan-. A los pocos días lo mató en plena calle otro marihuanero".

 

La de la casona de las tres antenas parabólicas: es de dos aguas, y tiene además dos antenas de radio. Tampoco terminó bien el dueño: le cayó la judicial, no estaba, pero encontraron siete toneladas de marihuana y 300 millones de pesos. Al hombre lo mató su patrón tiempo después en Uruapan.

La historia de amor: érase la mujer de Gonzalo el marihuanero asociado al capitán del ejército en turno. El negocio estaba hecho: el marido mercaba la yerba con los campesinos, el militar la sacaba en su propio transporte. Pero viajaba mucho el marihuanero y la muchacha se la pasaba sola días enteros. Un capitán de partida tiene muchos ratos libres: pronto los dos se amaron y se entendieron. La mancornadora dijo un día a su amante: "Yo ya no quiero vivir con Gonzalo. Pa qué lo quiero, tengo muchas propiedades a mi nombre, tú ya estás hecho en dinero, deshazte de él y vámonos a vivir sin riesgo". Y se fueron: al cornudo lo agarraron rumbo a Apatzingán y pasa sus días a la sombra en el CERESO de Morelia. A los amantes nadie volvió a verlos.

Naranjo de Chila es un poblado del municipio de Aguililla que se hizo famoso hace poco más de un año. Según se dice, ahí dos familias que ya traen pleito de antaño ahondaron sus diferencias por el control del narco.

Un día de marzo de 1989, unos asaltantes detuvieron un carro de Transportes Galeana que cubre la ruta de Aguililla. Bajaron a los pasajeros, separaron a ocho de ellos y ahí, contra el paredón del cerro, los ametrallaron. Eso ya nadie lo detiene, piensan en Aguililla; terminará cuando se aniquilen totalmente. Ya se cuentan en más de veinte los muertos. Y no se matan nada más en su rancho, se rastrean en la venganza, se persiguen en California, en Oregon, allá se encuentran y se matan.

 

La Cheyenne es al narco lo que el caballo al abigeo. Por eso en Aguililla se quejan de que los judiciales la agarran contra todo aquel campesino trabajador que se hace de una camioneta. Al anciano Jesús Pulido, de 80 años de edad, lo secuestraron, se lo llevaron a Uruapan, le quitaron tres camionetas de su propiedad y lo acusaron de narcotráfico. Lo dejaron libre mediante el pago de cien millones de pesos, pero no le devolvieron las camionetas.

 

Como quiera que sea, ya los crímenes no se cometen a caballo. El 13 de abril, en otro hecho ligado a la matanza de Naranjo de Chila, Antonio Mendoza Oceguera fue asesinado de dos balazos de 38 súper. El hombre viajaba por la terracería a Aguililla en su Cheyenne 89 color rojo cuando fue alcanzado por dos individuos en una camioneta amarilla con placas de California. No le dieron tiempo de nada: desde el vehículo en marcha lo acribillaron.

 

 

Las Cheyenne se consiguen fácilmente. Los marihuaneros de Uruapan van un día a la agencia de automóviles, compran en efectivo diez, quince camionetas nuevas, derechas en papeles. Luego bajan al valle y suben a la sierra, hacen la ronda en los ranchos, le hablan bonito al campesino, que mira de reojo el vehículo reluciente.

-¿Te gusta la Cheyenne? ¿Cómo para cuánto te gusta?

-Pa cuarenta matas, patrón

-Yo digo cincuenta.


Click HERE is best bookmaker in the world.
Offers Bet365 best odds.
All CMS Templates