Los ríos en Puebla, furiosamente acosados por el poder económico y político en la ciudad.
No hay espacio que no esté libre para la voracidad capitalista. No hay resquicio legal que no llegue a ocupar de la mano de funcionarios resguardados en mil resquicios abiertos en la ley.
Tampoco las zonas federales reconocidas como propiedad nacional desde 1937.
Y sí, una vez más, la ley se lo permite
Ahí están para confirmarlo los permisos otorgados por la Comisión Nacional del Agua en oficio No. B00.DL.14.1.-2727/2014 del 11 de octubre del 2014 a la empresa “Terra 21, Publicidad y Construcción, S de RL de CV” para la instalación de 29 espectaculares en la zona federal de las márgenes de los ríos Atoyac, Alseseca, San Francisco y Metlapanapa, y las barrancas de El Conde, San Antonio y Xalpatla.
La resolución.
Se le concesionan, dice el oficio, con una vigencia de diez años, “para ocupar única y exclusivamente en uso de servicios (conservación ecológica y para la instalación de publicidad)29 espacios en lugares estratégicos que los ojos de los ciudadanos que por ahí pasan no podrán eludir.
El “dictamen técnico”.
“No se refieren afectaciones a terceros”, dice el oficio.
“En uso de servicios (conservación ecológica y para la instalación de publicidad)”, afirma.
De seguro no le preguntaron al río. Para la Comisión Nacional del Agua, y para la Ley de Aguas Nacionales en su artículo 118, “los bienes nacionales podrán explotarse o aprovecharse por personas físicas o morales mediante concesión que otorgue ‘la Autoridad del Agua’ para tal efecto”. Los ríos, y las aguas que llevan, y la naturaleza por entero, son objetos de explotación, nunca entidades que guardan derechos propios. La vieja historia del mundo sometido al divinizado hombre.
Pero la Comisión Nacional del Agua los vecinos afectados por sus decisiones tampoco son sujetos con derechos. Ni por asomo se preocupó por informar y preguntar su opinión a esos humanos denominados “terceros”. Supongo que no somos ciudadanos.
Sí lo son los que aparecen con el nombre de una empresa: “Terra 21”, al parecer propiedad de un político de nombre Héctor Sulaimán, según ha referido el ingeniero Adrián Cornejo, responsable para ese empresa de la edificación del espectacular en el puente de Cúmulo de Virgo, uno de los 29 espacios concesionados.
Les han dado las 29 concesiones sin manifestación de impacto ambiental, exigida por las leyes federales y estatales. Tampoco fue objeción que no presentaran autorizaciones de los organismos estatal y municipal de Protección Civil. Las empresas sí son sujetos con derechos reconocidos y protegidos en la ley.
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29 concesiones para un particular. La CNA le ha autorizado según el oficio “la instalación de publicidad” en 29 espacios de la zona federal de los ríos Atoyac, Alseseca, San Francisco, Metlapanapa y de las barrancas Del Conde, San Antonio y Xalpatla.
Este es un resumen de las autorizaciones:
4 en río Atoyac y cruce de Atlixcáyotl.
4 en río Atoyac y cruce de Boulevard Niño Poblano.
1 en río Atoyac y cruce de Cúmulo de Virgo.
2 en río Atoyac y cruce de Municipio Libre (Las Torres).
4 en Barranca del Conde en cruces de hermanos Serdán (dos) y carretera a Tlaxcala (dos).
2 en Barranca de San Antonio en cruce con Camino a la Resurrección.
1 en Barranca Xalpatla y cruce de carretera Vía Corta Puebla-Santa Chiautempan.
2 en río Alseseca y cruce de Municipio LIbre (Las Torres).
2 en río Alseseca y cruce de Avenida Cadete Vicente Suárez.
1 en rio Metlapanapa y cruce de Avenida Forjadores.
2 en río San Francisco y cruce de Boulevard Valsequillo.
3 en río San Francisco y cruce de Circuito San Pablo.
1 en río San Francisco y cruce de Boulevard del Niño Poblano.
No hay espacio que quede libre en los cruceros. ¿Cómo que no hay lugar para más espectaculares? ¿Para qué, si no, se han construido los puentes que cruzan al Atoyac, al Alseseca, al San Francisco?
Ah, ¿y qué les preocupa? Este es un año electoral. El precio mensual por un espectacular con estas características ronda los 30 mil pesos mensuales (eso cuesta el que está instalado en la avenida 11 Sur, justo en el crucero con Cúmulo de Virgo. A precios de campaña y por tres meses, no es aventurado afirmar que cada espectacular le dejará a Terra 21 al menos 100 mil pesos por la temporada. 2,900,000 pesos para abrir boca y pagar su inversión en tres mesesitos. Luego tiene 10 años de negocio asegurado por la emprendedora Comisión Nacional del Agua.
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La consecuencia de esta decisión la encuentro la mañana del sábado 14 en la avenida Cúmulo de Virgo que cruza al río Atoyac: a cinco metros del puente y claramente dentro de la zona federal, y a no más de cinco metros del cauce del río que corre abajo, una cuadrilla de cinco albañiles excavan un hoyo de cuatro metros de profundidad para lo que será el espacio contenedor de un bloque de concreto y acero que sostendrá un espectacular de 25 metros de altura. Para ello ya han rascado sobre el talud en el que está plantada la malla que delimita el área verde de la colonia Lomas de Club de Golf.
Y más, el hoyo está prácticamente montado sobre el desfogue del río Chinguiñoso que ahí tiene a bien desembocar en el Atoyac. El Chinguiñoso, uno de tantos arroyos que la ciudad ha sepultado bajo el asfalto, pero que todavía descarga volúmenes enormes en la temporada de lluvias.
La zona federal concesionada en Cúmulo de Virgo para la instalación de uno de los 29 espectaculares.
El hoyo que empiezan a excavar el sábado 14. Al fondo, la cerca de la colonia Lomas del Club de Golf.
El hoyo excavado el lunes 16.
A la izquierda el sitio para el espectacular; a la derecha, el desfogue del río Chinguiñoso.
El Ingeniero Adrián Cornejo es un hombre educado. Me dice que de ninguna manera se hubiera puesto a excavar el hoyo en el que están sumidos los chalanes de pico y pala. Tiene la autorización de la Comisión Nacional del Agua. Me la mostrará el lunes.
Faltaba más.
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¿Y la Manifestación de Impacto Ambiental? ¿Y la autorización de Protección Civil? Conservación ecológica y para la instalación de publicidad. Esos dos elementos juntos son los que fundamentan el permiso de la CNA. Y para ello todos esos requisitos legales que empiezan siempre, como debe de ser, con la Constitución:
La larga lista de justificaciones legales.
Con esa lista tan larga apenas si quedan ganas de leer el oficio de 21 páginas por el que se autoriza a un particular “la explotación de las aguas nacionales” con fines de instalación de publicidad.
El oficio aprobatorio de la CNA.
El listado de los espacios concesionados en zona federal.
La resolución.
Firma y sello de la Federación.
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¿Qué le queda por hacer al río? ¿Qué derecho le salva de la criminal incursión humana?
¿Qué le queda a los ciudadanos, “terceros afectados”?
¿Qué le queda por hacer a la sociedad civil organizada?
Recurrir a la ley, me digo.