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Presentamos una reseña elaborada por la Doctora Emma Yanes Rizo sobre el libro de Rosalva Loreto López, investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP, La ciudad como paisaje, Historia urbana y patrimonio edificado de Puebla. BUAP y Ediciones Educación y Cultura,  2014.





Leer la historia urbana y el patrimonio edificado de Puebla desde una perspectiva interdisciplinaria no es una tarea sencilla, de ahí la importancia del libro de Rosalva Loreto. Basada en el archivo gráfico y documental de su propio padre el grabador don Ramón Pablo Loreto, la autora logra ubicar la lucha del mismo por la defensa del patrimonio histórico y arquitectónico de Puebla, desde una perspectiva más amplia, es decir, la de la propia historia arquitectónica y social de la ciudad de Puebla desde el siglo XVI hasta nuestros días; recalcando a la vez el papel que en su construcción y conservación han tenido tanto particulares como instituciones educativas y en especial la sociedad civil.  De igual manera, el libro destaca la relevancia del grabado y de la fotografía como expresiones gráficas y de denuncia utilizadas en Puebla en determinados contextos históricos, como elementos fundamentales para la defensa del patrimonio arquitectónico. 

            Así para comprender la transformación urbana de la ciudad de Puebla de 1950 hasta nuestros días, Loreto recorre con base en el archivo fotográfico de su propio padre, diferentes facetas de la historia de la Angelópolis: formales, estéticas, arquitectónicas y demográficas, siempre con la defensa del patrimonio por los artistas gráficos y la sociedad civil como hilo conductor. Será esa lucha la que presionará a las autoridades  en distintas etapas para conservar y proteger los edificios coloniales e incluso porfirianos. Lo anterior derivará en los diversos catálogos y reglamentos de protección de los Monumentos Históricos de Puebla y más adelante en la denominación de la ciudad por la UNESCO (1987) como patrimonio de la humanidad. Honor a quien honor merece. No es mérito sólo de los gobiernos sino de los ciudadanos que empujaron a las instituciones a tomar medidas conservacionistas quienes deben llevar el mérito de esa denominación, según puede deducirse del libro de Loreto. Para ejemplificar lo anterior Rosalva recurre a los estudios de caso, como la defensa de la Casa del Deán y del atrio del Convento de Santo Domingo, que no existieran ya a no ser por la intervención del Comité Defensor del Patrimonio Cultural Poblano.

           El libro se divide en cuatro capítulos, cada uno acompañado de una rigurosa selección gráfica. El primero “Una gráfica histórica”, lo dedica a la participación de los artistas de la plástica nacional y local en el que la preservación de los monumentos históricos forma parte de un movimiento cultural más amplio que busca dotar a México de una identidad nacional. En el capítulo destaca la formación del Primer Núcleo de Grabadores de Puebla en 1952, integrado entre otros por Fernando Ramírez Osorio, Manuel Escobar, Francisco Zenteno y el propio Ramón Pablo Loreto, los cuales pronto entrarían en  contacto con los desde entonces ya celebres personajes de la plástica mexicana: Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, de quienes recibieron apoyo como artistas gráficos y también como defensores del patrimonio cultural poblano.  A Través del grabado los poblanos representaron la vida cotidiana de personajes urbanos, lejos de la imagen “folclórica” del porfiriato y al mismo tiempo, influidos por las obras de Manuel Toussaint y Francisco de la Maza, buscaron en sus placas la valoración de la estética arquitectónica de la ciudad; lo anterior los llevó a su vez a utilizar el grabado como método denuncia, por su capacidad de reproducción en carteles y folletos, contra las atrocidades que pensaban hacer el gobierno del estado y empresarios en torno al patrimonio edificado de Puebla, en concreto demoliendo de la Casa del Deán con sus murales del siglo XVI, para construir un cine.      

En el segundo capítulo “La ciudad y sus imágenes: La fotografía documental, una metodología de rescate patrimonial”, se especifica la transición en el trabajo de Ramón Pablo Loreto, del grabado a la fotografía como método de registro documental, donde el autor traslada sus conocimientos sobre la imagen y la perspectiva, así como su sensibilidad estética a la nueva técnica. Aquí la mirada del fotógrafo recorre cada calle de Puebla en la década de los cincuenta para registrar pormenorizadamente los edificios y elementos que él considera relevantes desde el punto de vista histórico y cultural, así como detectar aquellos en riesgo de ser destruidos. El texto viene acompañado de una diversidad de fotografías donde el lector se vuelve cómplice de la mirada de Loreto que documenta cada rincón pero generalmente siempre acompañado de algún vecino o transeúnte que dotan de vida a la placa y al mismo tiempo es utilizado para darle dimensión al espacio.

En el capítulo tres, “Irrupciones, discontinuidades y adaptaciones en el paisaje histórico”, Rosalva Loreto detalla las transformaciones en la arquitectura urbana de Puebla, básicamente a partir de los años cincuenta, debido tanto al crecimiento poblacional como a la existencia de nuevos materiales constructivos, elementos ambos que permitirán a los grupos empresariales plantearse nuevos negocios en torno al centro histórico, como el establecimiento de edificios y estacionamientos, en los espacios donde otrora había casas coloniales. Aquí viene acompañado el texto de gráficas demográficas y planos de la ciudad para agilizar la comprensión del crecimiento urbano.

Particularmente interesante es por último el capítulo cuatro, “La casa como monumento”, donde la autora hace énfasis en la importancia del estudio de los inmuebles y de su valoración como un espacio que articula tanto relaciones sociales como materiales. Como ya mencionamos anteriormente, para ello recurre a los estudios de caso, donde el la descripción de los edificios viene acompañada también de sus antecedentes históricos y de la descripción de la importancia social de los mismos, así como de los planos donde se destaca la ubicación del inmueble, con la intención de que el lector pueda dimensionar la relevancia del mismo dentro de determinado espacio geográfico.  

Dentro de los estudios de caso analizados por Loreto, toma relevancia desde luego el análisis de la conocida como la Casa del Torno que data del siglo XVII (8 Norte 414). El inmueble fue demolido en el 2012 por el propio gobierno del estado, para montar ahí la torre de un teleférico, que rompía absolutamente con el paisaje urbano. El teleférico sólo logró cancelarse en esa zona debido de nuevo a la participación de la sociedad civil y a los amparos ciudadanos, que antecedieron a la cancelación de la obra por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Quizás sólo le falta al libro lo que la autora parece haber omitido por ética profesional: el ofrecerle al lector detalles de la vida cotidiana de Ramón Pablo Loreto, más allá de su trabajo como grabador y fotógrafo.                                                                                                                

El archivo de Ramón Pablo Loreto está actualmente bajo resguardo del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.