• Maricarmen Larracilla/Tetela hacia el Futuro
  • 07 Noviembre 2014
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Reportaje: Conflicto minero en Tetela

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En Tetela de Ocampo tenemos casi tres años en defensa de nuestro territorio ante la amenaza de instalación de una mina a cielo abierto en La Cañada, justo en uno de los nacimientos que forman el río Zempoala. Rechazamos ese proyecto minero y desde todos los ámbitos nos organizamos en un movimiento que llamamos “Tetela hacia el Futuro”.

La UIA Puebla y su Cátedra Latinoamericana Ignacio Ellacuría de Análisis de la Realidad Política y Social reunieron a distintos movimientos sociales que defienden el territorio.

La Ibero Puebla abre sus puertas para recibir, escuchar y compartir con los distintos movimientos sociales desde los pueblos que en los últimos meses han aparecido como respuesta al acelerado incremento de concesiones y proyectos en su territorio.

Así que desde Tetela celebro la responsabilidad de la universidad de los Jesuitas, quienes han sido muy valientes en fijar posturas respecto a la violación de los derechos humanos en México a través de declaraciones públicas y con la organización de eventos de denuncia y análisis, como lo han sido la Cátedra Alain Tourain en 2013, el Foro sobre derechos humanos el mes pasado y hoy este foro llamado "Cuidado y defensa del territorio frente a políticas depredadoras".

Eso hemos hecho en Tetela desde el momento en que supimos de la intención de la empresa minera FRISCO de reabrir la explotación minera. Así que iniciamos el recorrido de todos los pueblos que defienden su territorio: organización y denuncia, organización y comunicación. Muy pronto supimos que todo pasa por contar con una buena información de lo que ocurre, y lo hicimos a través de foros y marchas de análisis y protesta.

Justo lo que ahora ocurre, por ejemplo en Cholula.

Asisto a la mesa “Resistencias en los pueblos de Tlaxcalancingo”.  Recojo dos declaraciones:

“Los pueblos nos organizamos para protestar pero nos contestan con golpes”, ha dicho Hortensia Cuaya. Y dice más: "los pueblos nos organizamos para protestar pero nos contestan con golpes, encarcelados y han librado diez órdenes de aprehensión y encarcelado a los miembros de las familias Tlachi y Xicale."

“Estamos entre la espada y la pared, el gobierno nos pide elegir entre la cancelación del parque y la liberación de nuestros compañeros”, afirma  Moisés Coyotl. Porque en Cholula tienen detenidos a cuatro personas, entre ellas a Adán Xicale, el abogado que interpuso los amparos en contra de las expropiaciones en San Pedro.

Los escucho y me pregunto por lo que ha provocado todo esto.

El Foro aborda distintos tipo de proyectos que atentan contra los derechos colectivos y entre todas esas voces me queda claro que las comunidades no se oponen al desarrollo ni a la generación de energía limpia, ni a la comunicación, ni mucho menos a compartir el agua con otras comunidades. Ellos se oponen al despojo, al engaño, al destierro, a perder su forma de vida y sustento, sus costumbres, sus tradiciones, su identidad, su agua y su territorio.

En Cholula el gobierno no informó con detalle lo que pretendía. Tampoco lo hizo la empresa en Tetela. Y tampoco allá el gobierno le explicó a la gente cuáles eran sus intenciones. Por eso se movilizó el pueblo. Y creo que lo mismo ha pasado en Cholula. Todos hemos sido testigos del menosprecio al campo y al campesino y aún más al indígena. Ellos tienen razones suficientes para rechazar los proyectos.

Ahora sabemos que la energía limpia no es tan limpia si no se hace correctamente, que la energía generada será para la industria y el agua no será para el consumo humano, será para las mineras y otras industrias. Eso no lo informó el gobierno. Eso lo investigamos. Fuimos a ver lo que ha pasado en tantos pueblos mineros en México. Lo mismo hicieron los cholultecas. Ellos tienen la memoria de lo ocurrido con las expropiaciones en Angelópolis.

Hoy, la Universidad a través de éste foro nos acerca a esta problemática y nos da la oportunidad de conocerla, de cambiar nuestra manera de ver al campo y de comprometernos y defenderlo por nuestra propia conveniencia.

En la inauguración el rector Fernández Font habla de la importancia de estos espacios de denuncia pero haceuna petición que debe ser escuchada por todos: pide no quedarse ahí, habla de buscar alternativas con propuestas que sean capaces de impulsar a las comunidades para salir adelante.

El Dr. Francisco Valverde afirma que estamos ante una gran oportunidad. Hoy, en el foro veo que las comunidades presentes sí ven esta oportunidad y han decidido tomarla.  

La presencia de los movimientos habla de que las comunidades han iniciado un proceso que difícilmente se puede detener. Todos ellos empezaron a informarse hace relativamente poco, un año o quizá dos. En la mesa “Hidroeléctricas y Mineras, afectaciones ambientales” me da mucho gusto escuchar a uno de los ponentes afirmar “…estamos aprendiendo, estamos unidos, tenemos derecho.” También aseguran tener sus propias propuestas sustentables. Y pienso que merecen ser discutidas a fondo.

Estamos siendo testigos de la construcción de una sociedad interesada en su futuro, con ganas de participar, de conocer y aportar, de una sociedad consciente y responsable.

 Algunos ya han iniciado el camino, las comunidades están haciendo su trabajo buscan información y denuncian; la universidad  y algunos organismos de investigadores están acercando la información que le da fuerza a las comunidades y están abriendo espacios para la denuncia y dandole voz a los que aún no la tienen. Las organizaciones que ya han logrado el reconocimiento se han solidarizado.

 Este viernes termina el foro. Ahora el reto es para el ciudadano que vive en la grandes ciudades y que hasta hoy se ha mantenido al margen de éstas problemáticas por desconocimiento. Los alumnos ya han preguntado: ¿cómo podemos ayudar?

 Nuestros compañeros les respondieron atinado: “infórmate y difunde”. Algunos otros les sugieren ser más activos: “involúcrate y haz tu servicio social en las comunidades de la sierra norte.”

Pienso de nuevo en Tetela, en esa cañada del oro, como la conocieron desde tiempos antiguos. Pienso en el sol filtrado por las hojas doradas de los liquidámbares, en la niebla que los envuelve. Pienso en el bosque mesófilo, como lo conocen los biólogos. En el chipi chipi antiguo de la sierra. Y me doy cuenta de que existen muchas otras formas de ayudar a reducir la devastación del territorio, y que veo una que hasta hoy no ha sido abordada y quizá sea la única: un cambio de paradigma económico, otra manera de relacionarnos con los recursos naturales del planeta. Un cambio profundo de nuestra manera de consumo.

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