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Por: Alicia Mastretta Yanes

Recibo un correo dirigido a todos los estudiantes con la puntualidad de las noticias que nadie leerá. Último punto del boletín: el John Innes Center abriría al público su colección de libros raros de botánica. Hoy ocho de agosto, en un momento.

 

No sé que traigo con el pasado. Con el remoto. Cuando viajo en tren me pierdo pensando en Los días del vapor.  Voy a un simposio sobre cómo aplicar las técnicas moleculares del siglo XXI al estudio de la biodiversidad, y mi parte favorita es asomarme a la colección de insectos colectados hace más de un siglo. Y ahora que estoy en medio de analizar datos frescos el cuerpo me pide ir a ver la ciencia que se hacía en papel y grabados.

 

Por eso es que dejo a mi código disfuncional a pensar en sus errores y pospongo el ya pospuesto trabajo de laboratorio. Diez minutos después doy mi firma como trueque por una tarjeta de visitante. El John Innes Center no forma parte de mi universidad, pero está en el mismo Parque de Investigación, en Norwich, Inglaterra.

 

La biblioteca es pequeña. La temperatura controlada a un frío constante y seco. Los estantes tienen cristales. Las luces apuntan al vacío en vez de a los libros. La puerta cierra despacio. El lugar se siente hermético.

 

La otra gente ya llegó. Somos pocos. Los libros  aquí son ejemplares originales de tirajes pequeños o que se tragó el tiempo, muchos con páginas más grandes que la pantalla de mi computadora y la mayoría con más de un siglo de oxidar sus hojas.

 

Sarah Wilmot se encarga del lugar. Comienza por explicar un principio que no escuché. Ahora señala el libro más antiguo que tienen: Un jardín de salud, detallando hierbas y plantas, animales y reptiles, aves y criaturas aladas, peces y criaturas nadadoras, piedras y minerales y los varios tipos de urina. Los remedios se presentan en una forma fácil de entender, con un índice general (1) publicado en 1511. Es una especie de tratado de animales y plantas con sus respectivos usos medicinales y fábulas asociadas. Incluye criaturas que no he visto ni creo nadie lo hizo o hará.


Ciento setenta y seis años después, en 1687, se publicó la Obras Completas(2) de Marcello Malpighi con las ilustraciones que revelaron por primera vez la anotomía microscópica y desarrollo de plantas y animales. A Malpighi le debemos la distinción entre monocotiledóneas y dicotiledóneas y también la primera descripción con detalle de la anomía interna de los insectos, por eso los tubos de Malpighi llevan su nombre. Pero no puedo ver esas páginas, el libro está abierto en una lámina sobre las raíces de una leguminosa. De esas que forman nódulos con bacterias fijadoras de nitrógeno, una asociación simbiótica que Malpighi no entendió pero que reportó y dibujó con cuidado cirujano.

 

No sé si Maria Sibilla Merian y Marcello Malpighi supieron del trabajo de la una y el otro, pero fueron más o menos coetáneos. Malpighi murió en 1694 a sus 66 años, Merian en 1717 a sus 70. Ese mismo año se publicó el libro frente a mí. La que quizá sea la obra más famosa de la naturalista alemana: El origen, alimento e increíble metamorfosis de las orugas (3), que pare nuestra dicha está disponible online aquí. Las ilustraciones de Merian tienen ese detalle que pocas veces nuestras mejores cámaras logran enfocar y mostrarnos en un mismo plano. Pero lo que hace a sus grabados únicos no es su talento como artista, sino el que representó asociaciones específicas entre plantas e insectos, y que de estos incluyó no sólo el adulto sino el resto de los estadios de su ciclo de vida. La metamorfosis. Lección básica de la entomología moderna, pero en su tiempo una observación nueva para la historia natural.

Después de la obra de Merian me dedico a otras publicaciones de las que no tomo notas ni fotografías. Sé que es una forma de condenarlas al olvido personal, pero me consuelo pensando que tal vez las obras en sí son las que coleccionan recuerdos de quiénes las han visto con expresiones de asombro. ¿Con qué cara, por ejemplo, habrán visto los alemanes la perfecta ilustración de una piña que llegó a Europa años antes que un fruto fresco cumpliera el viaje? La piña, impávida en su papel ocre, no responde mi pregunta.

 

Las ilustraciones de otros libros también guardan silencio, pero así expuestas de todos modos cuentan parte de la historia del naturalismo. Se ve una tendencia a representar el mundo natural de forma más objetiva, los castillos y adornos del fondo desaparecen y aumenta la atención en la variación y los detalles de los organismos. Creo que Los Helechos de Gran Bretaña e Irlanda (4) subraya el punto. El libro es una colección de impresiones naturales con la investigación botánica de Thomas Moore y la técnica de Henry Bradbury. Su método consistía en prensar un objeto natural en una placa preparada con una cera especial y luego agregar color. El resultado es, en palabras de Bradbury “una impresión de plantas y otros objetos naturales en una manera tan verídica que sólo al inspeccionarlos de cerca se revela que son copias”. 



Eso fue en 1855.Me imagino que en dos siglos las impresiones en 3D estarán también en un museo.

 

El último libro en el que me detengo es el de mayor tamaño de la sala, quizá un metro abierto de lado a lado. Es difícil describir la sensación que dan libros así, igual que la envergadura de un águila extensa en vuelo. Ni la fotografía ni el video hacen justicia a su escala.  Las Liláceas(5), con el arte de Pierre-Joseph Redouté. Se  publicó en 1807, no mucho después de la Revolución Francesa. No me sé bien la historia, sólo sé que Redouté era un artista oficial en la corte de Marie Antoinette y que por ende fue uno de esos artistas cuya profesión (y vida) pendió del hilo político de su tiempo. Guerras y monarquías caídas o no, las ilustraciones botánicas de Redouté sobrevivieron los siglos. y erras y reyes ca be very helpfilo polprofesie que comenzara la guerra de Independencia en Mon. Al ver el detalle de su acuarela siento la paciencia del trazo como a veces se siente en los músculos propios el movimiento inverosímil de una gimnasta. 

Notas:

 

(1) Traducción al español del latín:  Ortus Sanitatisde herbis & plantis, de animalibus & reptilis, de auibus & volatilibus, de piscibus & natatilibus de lapidibus & in terre venis nascentibus de urinis & ea[rum] speciebus. De facile acquisibilibus. Tabula medicinalis cum directorio generali per omnes tractatus 

(2) Traducción al español del latín Opera Omnia

(3) Traducción al español del latín Erucarum ortus alimentum et paradoxa metamorphosis

(4) Traducción al español del inglés:  The Ferns of Great Britain and Ireland

(5) Traducción al español del francés: Les liliacées  

 

Agradezco a Philip Wilson por las traducciones del latín y a la Rare Books Collection del John Innes Center por el permiso para tomar las fotografías.