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Por: Sergio Mastretta

Nos enteramos del conflicto cuando cierran la Autopista del Sol, allá por Chilpancingo. Se apresuran los medios de la ciudad de México, y se apuran en sus declaraciones los funcionarios federales. Entonces los maestros son noticia. En el conflicto por la reforma educativa persiste el interrogante antiguo: el del papel del Estado en la educación de los mexicanos. Los maestros de Guerrero que han sostenido una importante movilización contra las modificaciones a la ley afirman que se trata en el fondo de una privatización de la enseñanza.

La crónica que aquí se presenta no pretende más que ofrecer algunas imágenes de los pueblos de la región de la Montaña de Guerrero en su caída hacia la costa chica. Pueblos amuzgos y mixtecos. En muchos de ellos trabajan los maestros que se oponen a la reforma impulsada por el régimen de Peña Nieto. Tal vez estos trazos breves ayuden a entender su punto de vista. 

Guerrero, por los caminos del sur

Dos maestras. En Huehuetónoc, Isabel Polanco Añorve tiene a su cargo el segundo de primaria en la escuela 5 de Mayo; en la cabecera, en el quínder Independencia Alicia Hernández Aparicio es la directora.  Las observo como quien busca un milagro, el que ellas buscan con sus niños, contra todos los vientos en estas sierras bilingües.

Dice Isabel: “La mera verdad es muy pobre la reacción de los niños, porque ellos su lengua indígena no les permite entender bien, comprender bien el español. Los libros de texto todos vienen en español y a los niños se les dificulta. El trabajo de nosotros es traducirlo del español, leerlo en su lengua para que ellos entiendan. Y en caso de que ellos no logren captar la lección, uno vuelve, regresa otra vez a lo mismo. Tenemos un libro en amuzgo. Ese libro sí lo leen, lento, lento, pero si lo leen, es más rápido con ese libro. El problema es que vienen los exámenes a nivel nacional y, pues, ahí es donde nosotros nos rezagamos un poco, porque los niños no comprenden rápidamente esos libros.”





Y piensa Alicia de las posibilidades del aprendizaje en dos idiomas: “Para nosotras como maestras es de trascendencia hacer énfasis en las lenguas que se hablan en este lugar. Y eso debe ser de importancia para los niños, conservar sus orígenes, aunque quizá llegue a impactarles el hecho de que en algunas partes de la cabecera hablan español. Realmente es un orgullo decir que somos bilingües, sobre todo porque muchas otras personas lo toman al contrario, es decir, a los indígenas nos hacen de  lado por como somos. Y eso debe hacernos sentir más orgullosos. En el preescolar es posible impartir una clase completa, al 100 por ciento, con los niños en dos lenguas. Quien no logra entendernos en español, por lo menos capta el amuzgo, su lengua materna, que es la de Tlacoachistlahuaca. Esa doble posibilidad todavía incrementa más el aprendizaje. La enseñanza es más riquísima para ellos, porque el que no entiende una lengua, entiende en otra.”



Alicia no duda al explicar el problema de fondo, el hambre: “La alimentación es muy raquítica. A veces están comiendo una tortilla recalentada de otro día con sal, un poco de aguacate y cafecito para darle sabor. Los niños están preguntando casi siempre, ¿qué desayunamos? Un gran banquete es precisamente tomar café con pan o un taco con sal. Nosotras, como maestras, cuando hacemos visitas domiciliarias nos da mucha tristeza porque encontramos ese tipo de condiciones. Esto ocurre principalmente en las inscripciones del ciclo escolar. Observamos que es demasiada pobreza. En primer año, los estudiantes tienen tres años cumplidos, en segundo año, alcanzan los cuatro y, en tercero, tienen de cinco a seis años. Las condiciones de pobreza mencionadas explican muchos de los comportamientos de los niños, es decir, lógicamente, no aprenden bien, son rebeldes y retraídos. Esto es muy constante, porque el niño que siempre trae dos o tres pesitos se siente halagado de poder comprar, y el que no carga ni siquiera cincuenta centavos en la mano, sólo se queda sentadito a contemplar al que está a su lado comiendo. Para eso sirve la maestra de guardia, para vigilarlos y distraer a estos últimos con el juego, mediante una dinámica de entretenimiento en grupo durante la media hora de recreo. 



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Fervor. Templo del Cristo en Huehuetónoc. El viejo está hincado ante el altar. Sostiene unas yerbas y una vela en las manos, y ha dejado en el primer descanso del altar una veladora. Bien mirado, el nicho del Cristo está montado sobre tres plataformas escalonadas que asemejan una pirámide mexicana por sus remates dentados dorados y rectangulares. Un  rumor sostenido perfilan los labios del viejo, su voz rebota en los paredones de la iglesia ausente. De rato en rato se detiene, como si escuchara alguna reconvención a sus atentas consideraciones; luego vuelve con su carga fervorosa hacia la figura que lo contempla. Blanco el ropaje del viejo, contraste riguroso de su piel obscura; rosa el faldón tejido por las manos de alguna mujer del pueblo y que cubre desde la cintura todo el largo de las piernas del Cristo. Intensos colores, profundidad del alma, dolor certero.



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Guadalupe Mano de León está a hora y media de Huehuetónoc, hacia el este. Es una comunidad mixteca enclavada en territorio amuzgo. Cuesta trabajo para un fuereño comprender la caprichosa instalación de pueblos de dos naciones antiguas. Y es más complicado aún entablar una relación si se llega sin aviso y sin intérprete, como lo hacemos esta mañana. No hay hombres a la vista. Las mujeres, al principio, ni siquiera los miran. Unos cuantos niños ocultos en los solares. No hay movimiento en el caserío. No ha llegado todavía ningún camión con materiales para el piso firme, y si lograron llegar por la brecha más maltratada de la región se lo deben a la moderna tecnología automotriz. Guadalupe Mano de León esconde a sus pobladores y a la piedra que le da nombre, invisible en algún resguardo del cerro.

Y no hay miramientos para los extranjeros:

--¿Ustedes son del gobierno? –al fin pregunta una mujer cerca de la iglesia. No.

--¿De qué programa vienen?

--Si no traen nada, ¿entonces a qué han venido?

 

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Camino a la montaña mixteca, con varias comunidades al paso: Las Minas, San Martín, San Pedro Cuitlapa, Yoloxóchitl. El destino, Rancho Viejo, conocido por sus moradores como Rancho Nuevo de la Democracia, y por los políticos de la región por la rebelión hace unos años que culminó con el incendio del palacio municipal de Tlacoachistlahuaca. Es un litigio antiguo, por supuesto prehispánico, desde los tiempos en que los señoríos mixtecos dominaban las tierras bajas de los amuzgos; las conquistas mexicas, con los fortines dispuestos por los rumbos de Igualapa, derivaron en las denominaciones nahuas actuales y en las encomiendas virreinales, que sumieron en el olvido a estas naciones, particularmente a la mixteca, escondida en los montes altos, escudados por los bosques y la ausencia de los caminos. Rancho Nuevo quiere ser municipio, cortar con las ligas de subordinación política para una docena de comunidades mixtecas, repartidas entre Tlacoachistlahua y Metlaltónoc, en Guerrero, y otro municipio de Oaxaca. 




¿Cómo entender lo que quieren los mixtecos? A eso me dirijo a Rancho Viejo, y pienso en ello por una brecha que en estos días arregla el gobierno federal, una obra que difícilmente quedará lista en tres años, una pavimentación cuya ausencia es una argumentación contundente para comprender cualquier enojo mixteco. Cuatro horas en automotor para llegar al corazón de su territorio, una hora más a Xicayán, casi en la frontera con Metlaltónoc, multitud de sendas desde estas comunidades hacia las aldeas, cada una de ellas más escondida que la otra en cañadas y desfiladeros de una montaña partida por decenas y decenas de arroyos y pequeños ríos. Porque el territorio mixteco está marcado por las rutas del agua; toda la brecha hasta Rancho Viejo corta en cada repliegue de los cerros corridas de agua cristalina. Una y otra vez, en cada corte de agua, pienso en esta enorme fortaleza de una sierra que guarda, sin embargo, los caseríos más pobres de la tierra nuestra. Rancho Viejo entre ellos.

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Una cerveza Corona en Rancho Viejo cuesta ocho pesos. Para terminar tendido inconsciente en la calle un hombre joven debe consumir un buen número de botellas. Es medio día y los dos hombres que me interrogan están ya briagos, así que no llego muy lejos en la conversación. Los dos son muy jóvenes. Raúl, que habla español, no pasa de los veinte años, con el pelo en corte militar oculto por una gorra descolorida por el sol, usa una chamarra de mezclilla y una camiseta gabacha; su compañero, con una camiseta blanca sin mangas y el cabello lacio apuntando a todos lados, me habla todo el tiempo en mixteco. Viene conmigo Rubén Santiago, nacido en El Capulín, una comunidad mixteca localizada en el extremo oriente del municipio, al parecer el único funcionario del ayuntamiento hablante de esta lengua. Para él está claro que no tiene mucho sentido conversar con estos dos muchachos. De todos modos lo intento a partir de que uno de ellos me dice que ha estado en Florida y en Nueva York.



SM: Si no quieres platicar, no...

Raúl: ¿Qué quieres platicar?

SM: Cuéntame de Estados Unidos...  Yo me llamo Sergio 

Raúl: Sergio

SM: ¿cuál es tu nombre?

Raúl: Yo me llamo Raúl Rómulo Martínez.

SM: Mucho gusto, yo me llamo Sergio Mastretta, cuéntame de Estados Unidos, en Nueva York fue donde estuviste...

Raúl: En el barrio de Nueva York.

SM: ¿Cundo fuiste?

Raúl: Ya tiene como un año y medio.

SM: ¿Y trabajando qué?

Raúl: Yo trabajé en manzanas...

SM: Ah, en la manzana, cortando manzana, ¿y te gustó Estados Unidos?

Raúl: Simón.

SM: Te la pasaste bien...

Raúl: Si.

SM: ¿No encontraste novia por allá?

Raúl: No, nadie.

SM: ¿Con quién fuiste allá, con tu familia, con quién?

Raúl: Con mis camaradas, ellos son de Veracruz.

SM: Ajá.

Raúl: Yo no conozco bien.

SM: Allá los encontraste...

Raúl: Sí.

SM: ¿Y por dónde pasaste la frontera?

Raúl: ... Altar...

SM: Por el desierto, mucho trabajo, ¿cuántos días caminando?

Raúl: Como tre, cuatro día caminando y fue...

SM: ...pero llegaste bien, estas fuerte.

Raúl: Sí.

SM: ¿Y luego a Florida... o Nueva York?

Raúl: A Florida.

SM: ¿Y por qué regresaste?

Raúl: Porque ya no quise trabajar y regresar a mi pueblo

SM: Y aquí qué estás haciendo?

Raúl: Cuando llegué corté, como se llama, naranja...

SM: La naranja, y luego de ahí te fuiste a NY.

Raúl: Primero a Florida.

SM: ¿Y cuándo regresaste?, ¿este año?

SM: Hace un año.

SM: ¿Y qué has hecho en estos días, en qué has trabajado?

Raúl: No, ya estoy casado.

SM: Ya estás casado...

Raúl: Estoy casado.

SM: ¿Y en qué estás trabajando?

Raúl: ¿Por qué preguntas tanto?

Sí, ¿por qué pregunto tanto? Es una cuestión para la que no hay fácil respuesta. Y menos si no se sabe mixteco. Rubén Santiago, mi intérprete inicia una larga conversación con los dos muchachos, soy testigo de ella, pero como si no existiera. Soy un extraño, no represento al gobierno, no soy gringo ni europeo para llegar a retratarlos, y quiero, así porque sí, saber de sus vidas. Rubén, al final, me traduce. Ya los muchachos han encontrado otra preocupación que atender, y los veo caminar abrazados al sol. A los dos los veré horas más tarde, tirados a media calle, en la ensoñación universal de la borrachera.

Rubén: Piensan que eres de la policía...

SM: ¿Y eso?

Rubén: Parece que uno de ellos algo hizo en Estados Unidos, algo debe, y le entró miedo por las preguntas que le hiciste...

SM: Bueno, pa saberlo...

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En busca de don Marcelino descubro que Rancho Viejo está en obra: a todo lo largo de la calle principal están las montoneras de tierra, las zanjas abiertas o recién tapadas del drenaje, las líneas del agua potable, más montoneras de piedra para el piso firme. El caserío, bajo en sus casas de adobe y teja tradicionales, yace entre dos cuestas que lo encierran, sobre la vega del río. Una manera de medir el rezago económico está precisamente en la ausencia de casas planas, con los desastrosos colados de cemento. Pero ahora se mira cierta efervescencia constructiva, particularmente alrededor del drenaje y la red de agua potable. Dos o tres cuadrillas igual tapan que rascan en las estrechas calles que recorro buscando a don Marcelino, a quien al final encuentro sentado en el suelo, recargado contra el muro de una casa, entretenido en casar un tubo de cobre con una llave de paso para la conducción del agua a una vivienda. En las próximas horas descubriré la versatilidad de un hombre que pasa como si nada de la plomería a la insurgencia política, y de los usos y costumbres mixtecos para la organización del pueblo a la sabiduría antigua para curar el cuerpo y restablecer el alma afligida por algún desconsuelo.  Dejo correr su voz sin pausa, articulada en entre dos idiomas, como todo lo que ocurre en este cruce complejo, incomprensible de dos mundos en .colisión permanente.

 “Siendo mixteco se va buscando justicia de Tlacoachis, ella habla amuzgo, habla español, mixteco no oye cómo está diciendo. Hora nosotros luchando, luchando sobre la aspiración de nuevo municipio, de municipio, aquí va a ser municipio onde Trini, Xicayán, Guadalupe, El limón, Guandapaca, Llano de tigre, Zapote Cabezón de Yoloxóchitl,  aquí este Barrio Nuevo en San José. Son trece  de la comunidad de municipio Tlacoachistlahuaca, aparte como seis o siete como municipio Metlatonoc, aparte como cuatro como cinco del municipio en de Xochis va estar contado aquí, va estar reunido aquí. Todo cerca Metlatonoc va ser municipio de Metlatono. Todo lo cerca cerrando va a ser municipio aquí, solo cerca Tlacoachis alla va a Municipio, solo cerca  pueblo aquí, aquí va a ser municipio de aquí pertenecen a va a ser municipio de aquí. De Xochis aquí a Tejalpan, 70 kilómetros de Xochis a San Miguel Tejalpan, kilómetro que ello va caminando caminando, allí duerme en el camino y hasta que amanece y llega al otro día que llega a Xochis. Aquí cuatro kilómetros aquí a San Miguel Tejalpa, cuatro kilómetro, como en donde la Soledad, la población de  municipio de Xochis. Trece kilómetro de aquí municipio de Xochis de aquí donde va a ser cabecera municipal, de trece kilómetro al municipio del Carmen municipio de Xochis.

“Gobierno van diciendo va ser, va ser, va tardando otro poquito ta diciendo va tardando otro poquito porque, vas tardando otro poquito, me voy tardar, me lo  hace pronto o me lo  hace pronto, o reconozca  el tratado federal del gobierno de Chilpancingo...Reconozcan del nuevo municipio más pronto porque gente ta muy pobre, con la gente, ora mucho pueblo mucho no llega programa, no llega el dinero para estampilla, dinero chilar, dinero tomate, dinero calabaza, dinero pa todo, dinero café, dinero este maderas, va a trabajando la gente, que cosa va comer la gente mira, cero, nada puro zorro pelado, no tiene tierra bueno donde con la gente. Así aquí está luchando nosotros, aquí luchando la creación de nuevo municipio.  Ya está el ayuntamiento, ya está el ayuntamiento, lo construyo gente del municipio nuevo.

“La asamblea general, va acatando respetando uno, diputado federal, diputado local, ello, la asamblea general va un diputado va a subir ....cinco, voto por voto, voto por voto, uno está comprando voto, unos no tiene dinero para comprar voto, ahí anda uno y se tiene ahí va a dar división ahí va peleando la gente asamblea general la lengua en mixteco, la gente va a sacar cuando uno diputado también así va a ser gentes sobre lo que ello quiere municipio nuevo, así va a se, como que hizo gente Tlacoachis, hizo Ometepec, uno saca billete vendiendo coral vendiendo vaca está comprando  voto, parece si hubo matanza, está comprando, aquí no, aquí no aquí, aquí no, asamblea general está organizando una  planilla de candidatos de presidente municipal, así va a ser aquí, así va a ser, mixteco va a ser gobierno, otro tre meses cuatro meses y ya...

“Aquí, aquí  va a llegar la problema, van llegar los derechos humanos, van llegando periodistas, van llegando como asté, agencia Ministerio Publico, ello va llegando la problema ello presidente municipal va trabajando yo va a ser comisaría, va a ser una escuela fincada la comunidad síndico, procurador municipal ello va arreglando la problema que hay presidente municipal ónde va luchando ónde va trabajando con la gente ónde como va a ser, como va regresando todo lo que fueron monte. Gente se fue Culiacán Sinaloa, aquí no hubo donde va trabajando va hacer puente, va ser túnel, ahí va entrar gente trabajando, va pagando presupuesto, va pagando ahí con ello va comer, ahí va el chiquitín todos los chiquillos están libres,  se fueron Culiacán Sinaloa, no estudia la escuela no tiene estudio, no tiene Centro de Salud, aquí para y se van no tiene aquí hasta Ometepec, siempre cuando mujeres parir tiene ir Ometepec van llega el parto, ahí el camino se mueren, hay mucho chiquitillo, mucha mujer ahí se muere, la problema que hay va entrar la compañía aquí, va entrando va trabajando la gente va sembrando tortia, va sembrando fríjol o hierbas o huipil ahí va vender , va trabajando la gente, ahora pobre la gente esta jodida la gente...”