Mundo Nuestro. Gabriela Torres Ruiz nació en la ciudad de México en 1970. Pero encontró en Berlín su vocación por la fotografía. Su mirada busca la tranquilidad y el silencio, igual en el paisaje que en la ruina , y en él descubre la vida oculta en lo baldío. En esta entrevista, presentada en forma de testimonio en primera persona, ella le explica su concepción estética a Carlos Jesús González en un texto que forma parte de la presentación de la expo fotográfica Extrañamiento, abierta al público en la Casa de las Culturas Contemporáneas, del ICSyH de la BUAP.
Alguna vez pensé en estudiar arte pero al final se impuso el miedo, aunque
siempre me sentí cercana al arte. Dibujé y pinté en óleo por muchos años,
lo abandoné cuando fui a estudiar arquitectura a Polonia. Volví al dibujo años
después, con mis hijos, como una manera de comunicarme con ellos.
La fotografía siempre me gustó. Tomé clases de fotografía en la preparatoria del Colegio Madrid de la ciudad de México. La combinación de luz, color y espacio me inclinaron hacia la arquitectura.
Llegué a Alemania para realizar prácticas de arquitectura. Durante la infancia de mis hijos comencé a asistir a un laboratorio de fotografía. Después pude armar un cuarto oscuro en mi casa, donde pasé muchas horas revelando.
Como arquitecta me considero bastante visceral. En ocasiones, en el despacho, me acercaba a cuestiones o proyectos de manera diferente, quizá más intuitiva.
Mi mirada con respecto a la arquitectura es abierta, a veces incluso sentimental, y siempre contemplativa. Me gusta jugar con los espacios y la luz.
Por lo general, en los proyectos en los que participé mi labor consistió en el
diseño de fachadas, en la envoltura que le da a cada edificio su identidad.
Trabajé también como asistente del fotógrafo de arquitectura Stefan Müller,
fotógrafo de “los racionalistas Berlineses”, de quien aprendí.
Una fuente de inspiración han sido algunos pintores del siglo XIX: Caspar David Friedrich o Arnold Böcklin, al igual que el artista contemporáneo Anselm Kiefer.
Suelo encontrar los temas para mis fotografías de manera casual. El primer
contacto es espontáneo. Después lo desarrollo con base en la metodología que
he conocido y aprendido en Alemania.
Al llegar a Berlín me llamaron la atención los edificios abandonados que
pertenecieron a la República Democrática Alemana (RDA). Me fascinó su
atmósfera, la manera en la que la naturaleza comenzaba a entrar en ellos y
terminaba ocupándolos. En cuanto a las imágenes de Grecia, se presentaron
de manera espontánea, di con esas estructuras abandonadas, ruinas de la
modernidad en medio del paisaje.
En México no tuve demasiado contacto con la naturaleza, fue en Alemania
donde realmente la descubrí, siendo ahora básica para mí y para mis fotografías.
La sensación que tengo cuando estoy en medio de ella me sigue enriqueciendo
e inspirando. Cuando en el 2009 hice mi primer viaje a Islandia llegué a una
agradable conclusión: hay un lugar en el mundo en el que todo está bien.
Las estructuras en Kea, isla del archipiélago griego de las Cícladas, se ven
como esculturas, recuerdan a los templos antiguos, pero colocados de manera
arbitraria, sin esa incorporación de la arquitectura al paisaje que tanto cuidaban
los antiguos griegos. Esto es algo que se ha perdido. En el despacho en el que
trabajé tienen la consigna de no construir nada sin pensar en el contexto.
Las fotografías de los edificios abandonados de la RDA me parecen pinturas. Las
entradas de luz, los colores, los contrastes. Fue muy emocionante descubrir
y recorrer rincón por rincón. Llegué a estos edificios con algunos puntos de
referencia, digamos que con una investigación realizada previamente. Lo mismo
sucedió con otros edificios abandonados que visité en Francia y Polonia. En
Grecia, por el contrario, el descubrimiento de estas ruinas contemporáneas
fue sorpresivo.
Durante mi infancia pasé muchas horas viendo ilustraciones de Hyeronimus
Bosch. También dibujé muchos monstruos y figuras fantásticas y creo que, de
no haberme dedicado a la arquitectura o a la fotografía, me hubiese gustado
diseñar criaturas para películas del género fantástico.
Gabriela Torres Ruiz nació en la Ciudad de México, en 1970. Obtuvo beca para estudiar arquitectura en la Universidad Tecnológica de Cracovia, Polonia. Se titula en 1998. En 1996 se traslada a Berlín para realizar prácticas de arquitectura en la oficina Kleihues +Kleihues, donde trabaja los siguientes años. En 2000 comienza a hacer fotografía análoga en blanco y negro, en 2005 fotografía digital. Ha realizado fotografía de teatro desde el 2006. En 2007-2008 trabaja como asistente del fotógrafo de arquitectura Stephan Müller en Berlín. En 2013 deja su trabajo en la arquitectura y se dedica exclusivamente a la fotografía. Ha obtenido diversos premios y ha expuesto en países de Europa y Estados Unidos.
En esta liga puedes acceder a un panorama completo del trabajo de esta fotógrafa mexicana:
http://gabrielatorres-ruiz.de/