• Sergio Mastretta
  • 14 Septiembre 2012
Por: Sergio Mastretta

1 de julio del 2012

1.- Final del día, al norte, en la colonia Barranca Honda, 9.30 de la noche. Los grupos contrarios, en paz, pero cada quien en su esquina, como el país entero, cada quien encerrado en su territorio, en el recuento de su decisión personal.

Hace ya rato que el sol ha caído en Barranca Honda, la colonia más al norte de la ciudad de Puebla, en el estribo de Tlaxcala, asomada desde una loma última a un arroyo fronterizo, bronco en esta temporada, uno de tantos que bajan desde la ladera poniente de La Malinche y a veinticinco de su cumbre. Y punto final de los veinte kilómetros largos trazados desde la orilla de la presa muerta, Valsequillo, que cierra el paso a la ciudad en su extremo sur. Una metrópoli sujeta por la anarquía de la tenencia de la tierra y que aquí no ha querido saltar la tranca poblana, y sólo mira la planicie franca y ruda de la campesina Tlaxcala, territorio antiguo de resistencia contra la arrogancia natural de aztecas y poblanos.

Rafael Díaz es el dirigente del PRI en esta colonia. Hijo de dos comerciantes que venden elotes en el mercado Hidalgo, llegó con ellos en1988. Ahora lo encuentro en a esquina frente a la casilla 1077, a las espera de los resultados. Lo conozco desde los años noventa, cuando la estación de radio La radiante 105 organizaba festivales musicales en las colonias de la periferia. Con él reconstruyo la historia de este pequeño México.

Cuánto contiene de la ciudad esta colonia: trazo en cuadrícula,  banquetas de cincuenta centímetros, calles de seis metros de ancho, muchas todavía de tierra, ausencia total de árboles, casas a la mitad de la esperanza cumplida, la vida enmarañada en los alambres de CFE, teléfonos y cableras. No hay un parque público, no hay una cancha de básquet, apenas el cura salvó un lotecito para la iglesia. Los ejidatarios han vendido hasta el último metro y nadie pensó en los espacios públicos. La invasión ocurrió en 1988, cuando la organización popular 28 de Octubre le había ganado al PRI la base social, cuando la izquierda política era de caricatura y la izquierda en la BUAP vivía su pequeña guerra civil. 25 años después, la colonia refleja con nitidez a México: mil 500 familias han auto construido sus casas a trompicones, y a fuerza de marchas han obligado al gobierno a traer los servicios; pero como la 28 de Octubre ha perdido todo control político en el barrio, ahora los distintos grupos buscan amparo en sí mismos;  la mitad de los vecinos no cuenta con título de propiedad, la mitad de las calles carece de asfalto, todo el drenaje descarga a la barranca honda.

Barranca Honda, una colonia paralizada al sur del arroyo frontera, encaramada en una loma abierta al abismo de una ciudad cocida con los girones de la miseria proletaria, con retazos construidos a golpe de jornales informales a lo largo de los años, es un fragmento del país que hoy decide. 9.30 de la noche, y no hay señales desde el interior de la casa en la que han ubicado la casilla 1077, con sus tres contiguas. Tres grupos, cada uno en su esquina, están a la espera de que por fin desplieguen las sábanas con los resultados de la jornada.

Hasta aquí vengo a buscar esta remolona y maltraída democracia mexicana.

 

6 de julio de 1988

Todo queda cerca en Puebla, el mundo es un encierro en este centro viejo de casonas mustias que hacen como que no se enteran de las pasiones políticas. Todo queda cerca, el PRI en la 5 Poniente, el PAN en la 2 Sur, el PMS en el jardín del Carmen. Todo queda cerca, ¿por qué entonces miramos tan lejos la transformación democrática de México? Ahora, y como no había sucedido en cincuenta años, el sistema priista enfrenta una verdadera oposición, la que brotó de sí mismo y con el apellido de uno de los más suyos: Cárdenas.

Empezar por el final, por el festejo del rey a las 8.30 de la noche. Todavía no son las once y a Manuel Bartlett no se le ha caído el sistema. Por eso la maquinaria engrasada esboza la sonrisa del  triunfo y los rostros en el edificio del PRI en la 5 Poniente han dejado de ser viscosos, casi sorprendidos por el confeti y el entusiasmo de los porristas. Por eso han declarado el carro completo en los catorce distritos. Por eso los dos viejos caciques, el cetemista Blas Chumacero y el choluteca Armando Toxqui serán una vez más diputados, aunque, como al antiguo líder textilero lo lleven cargando a la curul. Ahí están, menuditos, apenas descubiertos por sus canas, sobando espaldas, recibiendo cuchicheos en el oído, sin prestar atención a las cuentas, ni a las porras, ni al confeti, ni al “pero sigo siendo el PRI” del mariachi que todo lo encierra, que lo sobrepasa todo y que se los lleva en vilo con la ligereza con la que su partido lleva los colores nacionales.

A las 9.30 el dirigente panista Francisco Fraile se asoma desde la oficina de su partido a una calle 2 Sur vacía. Casi escuchamos los mariachis priistas dos cuadras más allá. No hay apremio en su voz: “Vamos ganando --dice--,  eso nos dicen los reportes de nuestra gente, pero ya vez, el PRI ya habla de un triunfo aplastante. Tendremos que pensar en otros medios, en la resistencia civil. En todo el país están haciendo lo que nos hicieron en Puebla en 1983, esta es una reconstrucción de ese fraude”.

Sí, a las diez de la noche el PRI anunciará un triunfo arrollador.

En la 17 Oriente, a la vuelta del Carmen, a la hora de la risa priista, los del cardenistas reciben telefonazos de todo el estado: “No es posible, si apenas están llegando los resultados, y todo lleno de irregularidades: en Tepeaca nos corrieron a los representantes, en la casilla 102 de Huauchinango, funcionarios del Banco de Crédito Rural se robaron la urna en una camioneta Ford negra a las 3 de la tarde. Aquí en la ciudad la tendencia fue la falta de boletas. En Santa Úrsula, municipio de Felipe Ángeles, en el distrito de Serdán, donde ganamos con 738 para el PMS contra 403 del PRI y cero para el PAN, no levantaron acta.

Por la mañana, a las 11, en la cafetería del Hotel del Alba, donde el gobierno del estado instaló la sala de prensa, converso con un despreocupado periodista del equipo del candidato del PRI en el distrito IX. “¿Cómo crees que va a estar preocupado mi jefe? Hermano, nosotros votamos hace dos días, ahora dejamos que voten los panistas”.

En el teatro Franzoni, las oficinas del PARM, y ahí la ansiedad del candidato, el Dr. Sergio Guzmán: “Amenazaron con pistola a la gente nuestra que pegaba propaganda, la van a pasar mal, les dijeron. Y ya ves, en el DF asesinaron a Ovando y Gil, la gente más cercana al ingeniero Cárdenas. Eso nos afectó, nuestra gente se espantó”.

A la 1 de la tarde gana la conciencia cívica. En Buganvilias unas cien personas hacen fila en la casilla 47, pero se han acabado las boletas. . El presidente de la casilla amenaza con dar por terminada la votación. Todo mundo argumenta y rasga vestiduras. De repente, aparecen unos “pitufos”, como les dicen a los pandilleros reconocidos como tales en la 22 Poniente, que se bajan de una Combi polarizada. Pero no pasan de ahí, la cola de votantes y su furia los impresiona. “Vagos, malvivientes”, les gritan los de la fila  La indignación general y la aprensión entre los representantes de la oposición en la casilla se convierte en llamadas de auxilio a la autoridad. A los pocos minutos se presenta un camión de soldados del ejército mexicano, no hay policías. Pero los pitufos se esfuman. El PAN ha traído al notario Soto Rojas a dar fe de lo sucedido. La presión es muy fuerte sobre el presidente de la casilla. Los representantes y funcionarios acuerdan elaborar ahí mismo, sobre papel blanco, nuevas boletas, firmadas por todos y avaladas por el notario. Sí, se impuso la conciencia cívica.

Benigno Delgado, de 71 años, es representante del PAN en la casilla 49 B: “Estoy aquí para distraerme, joven, me dice, hace ya muchos años que me chocó el PRI, desde 1952 cuando le hicieron su topillo a Henríquez Guzmán. Yo me salvé cuando llegaron los soldados a la casilla, arrojé por allá mi credencial del Grupo Unitario de Iniciativa y Acción (GUIA), y por eso no me llevaron, pero ahí en la avenida Juárez quedaron muchos heridos… Como a las 6 de la tarde, cuando todavía no se cerraban las casillas, ya habían declarado presidente a Ruiz Cortines”.

En una casilla en Analco platican dos representantes, uno del PRI y otro de los cardenistas. Los dos tienen menos de 20 años:

--¿Por qué te uniste al PRI? --pregunta el del PMS--, ¿estás a favor del alza de precios?

--Bueno, mano --dice el tricolor--, yo por mi partido puedo entrar en la política. Estoy contra la inflación, pero el PRI da garantías…

--Sí, pero después se las cobra.

--¿Y? Ai tienes Centroamérica, revoluciones y desastres, ve cómo viven…

--Bueno, sí, me han contado…

--Pero tú también tienes razón --concilia y cierra el priista--: yo veo en la tele, que coma uno carne, leche, huevos, ¿pero quién puede comprarlo? Mira, en realidad yo soy cardenista, me gustó lo que hizo, se fijó en las anomalías de mi partido…

Ahí mismo en el centro recojo el testimonio de un viejo tapicero: “Está duro, ahora se viene el puro pueblo, a ver quién lo para. Ninguno de los partidos cardenistas ha dicho qué va a pasar, Cárdenas no ha dicho si nos transan vamos a hacer esto, vamos a hacer lo otro, pero para todos Cárdenas es una alternativa. Ya ves nuestra generación, puras pinches derrotas, el sistema se encargó de darle en la madre al sindicalismo, a todos los que nos rajamos la madre. Pero la pelota se salió por otro lado, por el canal de las elecciones, así se las está cobrando el obrero, pues qué esperaban, cuando el pueblo no tenía nada, ni siquiera un Toluco López, un Olivares, cuando lo engañan con los cachirules, sale este cuate, y todos nos agarramos a Cárdenas, ni él se lo esperaba, lo vamos a hacer una alternativa”.

Ciudad nocturna. Todavía a esta hora se ve a los muchachos panistas ir y venir de las casillas a su cuartel. Los del PMS ya se han encerrado y repasan su inocencia electoral. A la medianoche corren los rumores desde la ciudad de México a las redacciones locales. El run run es que se han unido Cárdenas, Clouthier y Rosario y que presionan a Bartlett, que ha salido con que se les cayó el sistema.

En el rumbo del PRI nada de eso importa. El mariachi canta y los funcionarios de gobierno se pavonean de sus elecciones inmaculadas.

El gobierno de Miguel de la Madrid, con Manuel Bartlett como secretario y organizador de las elecciones, le da 9.6 millones de votos a Carlos Salinas de Gortari, el 50%; a Cuauhtemoc Cárdenas le reconocerán 5.9 millones, el 31%; al panista Manuel Clouthier, 3.2 millones, el 16.7%.


1 de julio del 2012

2.- Principio del día, a la orilla de esa avenida brutal en la que se convirtió la 11 Sur. Es temprano, así que los camiones no han iniciado la caza de pasajeros y todavía puede pensarse que amanece en un apacible barrio pueblerino. La casilla 1176 y sus dos contiguas están en el barrio de Mayorazgo, antiguo territorio fabril, sin más trazos de sus mudanzas obreras que su fiesta patronal a San José y sus casitas de dos aguas construidas en los años treinta del siglo pasado para los trabajadores de Atoyac Textil, reconvertidas hoy en misceláneas, pollerías y talacherías descarriladas por el tráfico que lleva y trae a los miles de poblanos que en los últimos veinte años tomaron los llanos de San Baltasar Campeche, diez kilómetros en línea recta hasta el lago de Valsequillo.

Son las 8 de la mañana en la primaria Manuel Avila Camacho, en la calle Franciso Javier Mina, y no han llegado los representantes del IFE en la casilla contigua 1, así que los votantes, más o menos unos cien ciudadanos mañaneros esperan muy pacientes a que lleguen los suplentes. A las 8.15 ya hay actividades, pero los funcionarios se llevan su tiempo para contar boletas y organizar la jornada, así que la votación arranca cerca de las 8.45, y para las 9 el movimiento es fluido, como lo será a lo largo del día. De las 1918 boletas repartidas entre las tres casillas serán depositadas en las urnas al final del día 1312, con una participación superior al 65 por ciento, por lo menos tres puntos arriba del promedio nacional.

Desde 1988 voto en esta colonia, o en la sección vecina, en San José Mayorazgo. La misma escuela, los mismos rostros de los funcionarios electorales, siempre con aire de maestros de secundaria o profesionistas. Es una casilla de clase media típica, me digo para ubicar mi propio entorno. Y siempre ganan los panistas, la memoria me confirma.

(Mañana, sin embargo, el PREP marcará a dónde se fue el voto útil de los panistas: 160 votos para AMLO, 128 para Josefina, 106 para Peña. También ganará la contigua 1 y la contigua 2. En ambas el PRI se irá al tercero).

 

21 de agosto de 1994

Elección fuera de julio. Ahora estamos el domingo 21 de agosto. Ya existe el IFE, pero todavía está en manos del secretario de Gobernación, pero todo mundo exige su ciudadanización. Yo mismo he participado en Xalapa en un foro sobre el tema, y ahí hablo de las vacas y los votos.

Un amigo, viejo lobo priista, me propuso una interpretación de las transformaciones sufridas en nuestro país en asuntos electorales. Es un ejemplo ranchero, pero adecuado para valorar la profunda quiebra de las relaciones económicas y políticas que sostuvieron la estructura estatal y el comportamiento histórico del partido de Estado. Es un ejemplo provinciano, pero ilustra bien los grandes plazos de la política mexicana tanto como la pregunta por el agotamiento de los tiempos. Y nos ayuda a pensar en que a pesar de todos los esfuerzos legales, el cuatrero no se ha ido.

Durante muchas décadas, en un mal nutrido pueblo del altiplano, un cuatrero con nombre, apellido y domicilio conocido arrasaba con las vacas que encontraba a su paso en el potrero de la comunidad. Los campesinos, por igual ejidatarios y pequeños propietarios, simplemente lo dejaban hacer. El abigeo era el hombre fuerte, tenía por amigos a jueces, jefes policíacos, prestamistas, curas, maestros, periodistas y diputados, y su familia se heredaba desde siempre la presidencia municipal. Era el compadre de todos ellos, el que los protegía por igual de agraristas y cristeros y les aseguraba la posesión de sus terrenos. Para no ir más lejos, era quien representaba al Supremo Gobierno, que de cuando en cuando aparecía por ahí con sus ingenieros y tinterillos para la construcción de una escuela, la dotación de agua potable y luz eléctrica, la siempre prometida pavimentación del camino, ni que decir de la clínica y, por dios, un teléfono. Si también se llevaba las vacas, pues había que sobrevivirlo, tenía las armas, era la ley y era el gobierno.

El tiempo pasó, nuevos hijos crecieron y demandaron tierra, trabajo, educación y vivienda. Algo llegó, pero las nuevas bocas y manos no tenían lleno, a pesar del recurso de jalar a la ciudad, a los Estados Unidos, a los otros negocios buenos y malos con los que dios no deja de socorrer al campesino.

Mientras, el cuatrero de siempre mantenía su cuota de animales en el monte y en el llano. Con buenos modos y con el sombrero en la mano la gente le decía que no fuera así, que ya habían cambiado los tiempos, que no se metiera tanto en el potrero.

Un buen día alguien se apostó al acecho del abigeo, que sin empacho y sobre el reclamo airado del ganadero, limpió una vez más de vacas el llano. A la vuelta del tiempo, los campesinos cercaron el campo y pusieron guardias armados para proteger sus animales, algo que enojó mucho al cuatrero, que no comprendía la ingratitud de aquellos. No entendía los reproches de sus aliados de siempre, los curas y los maestros. Y acusaba de comunistas y mitoteros a los que se organizaban para defender el potrero. Una noche, porque ya en el día era imposible hacerlo, el cuatrero llegó por su tanda de animales. Algunos hombres quedaron muertos en el campo, pero muchas vacas permanecieron dentro del potrero.

Desde entonces, el hombre fuerte, con nombre, apellido y domicilio conocido, anduvo intranquilo. No podía vivir sin las vacas. El campo cada vez estaba cada vez más protegido. Pero faltaba más, para eso estaban sus compadres y correligionarios: el abogado y el cura, el banquero y el periodista… Y tan metida en la piel, la desmemoria. Pues es así, ahora mismo este pela vacas ha vuelto a pasar por el potrero.

En el debate de abril ha dicho el candidato priista Ernesto Zedillo, “el reto es la pobreza, cómo sacar de esa condición a millones de mexicanos, cómo hacerlo sin paternalismos, rompiendo ese círculo de miseria en el que se encuentran atrapados, que ese sea el mayor triunfo de nuestra generación”. El panista Diego Fernández de Ceballos afirma: “el reto es el cambio que no signifique la destrucción de México, no cambiar para que todo siga igual, ni para volver a un pasado que no debe de regresar”. Dice Cárdenas, que lo intenta por segunda vez: “este debate es una motivación para quienes impulsamos el cambio democrático, en una televisión que ha estado cerrada para nosotros… El país está deteriorado por la corrupción, la arbitrariedad, la falta de inversión y la desocupación. Salvo una minoría, todos buscamos un cambio justo y razonable… Un cambio sobre tres ejes: democracia, crecimiento económico y equidad social”.

En el recuento de la elección, Ernesto Zedillo ganará con 17.18 millones de votos, el 48.6 por ciento; el panista Fernández de Ceballos 9.14 millones, el 25.6 por cientos. A Cárdenas, en su segunda derrota, le reconocerán 5.85 millones, el 16.5 por ciento. Tres años después, con una elección por primera vez organizada y operado por un organismo ciudadanizado, autónomo, fuera del control del gobierno federal, Cárdenas ganará la gubernatura del Distrito Federal.

 

 

 

 

Fragmentos en la madrugada de la democracia mexicana

1 de julio del 2012


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