• Diana I. Hernández Juárez
  • 29 Noviembre 2012
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La noche sentida, violenta, a la orilla del despeñadero, se deja acariciar por los dedos de la muerte.

La feminización de la ciudad de México

El otro aspecto que es importante destacar es la configuración de la ciudad como una mujer. Tenemos en primer lugar una inversión de género, porque la palabra México implica masculino, pero la ciudad es femenina, y en  la creación literaria de Fuentes resulta emerger como una toda poderosa madre-diosa, que da la vida, protege y nutre, pero que también puede ser la tumba, la que destruye y devora, como le ocurre precisamente a Ixca Cienfuegos.


            Gonzalo Celorio señala que Carlos Fuentes fue el primer autor que le confirió a esta ciudad el papel protagónico de una novela, pues muchos otros narradores habían escrito sobre ella, pero como un elemento de fondo, escenario o lugar. Fuentes en cambio, crea un personaje multifacético, electrizante, convulso, admirable, atroz. “La ciudad es como Huitzilopochtli que, para mantener encendido el fuego cósmico que da la vida, ha de alimentarse de los corazones de los hombres”.


            Efectivamente, la gran protagonista de La Región más transparente es la ciudad, una  mujer que da todo a sus habitantes: vida, amor, riquezas, pasiones, alegrías, sufrimientos, satisface deseos y caprichos; pero también es enérgica, fuerte y castigadora, por eso  llega a transformarse en la grandiosa tumba de esos seres perdidos en la búsqueda eterna de sí mismos.


            En esta personificación de la ciudad como madre detectamos la preocupación de Fuentes  acerca del origen del mexicano:


Más que nacer originales, llegamos a ser originales: el origen es una creación. Yo mismo no sé cuál es el origen de mi sangre; no conozco a mi padre, solo a mi madre. Los mexicanos nunca saben quién es su padre; quieren conocer a su madre, defenderla, rescatarla. El padre permanece entre brumas, objeto de escarnio, violador de nuestra propia madre (74).


            Octavio Paz comparte dicha preocupación en el ensayo El laberinto de la soledad, aunque lo expresa con un estilo completamente  diferente:


            ¿Quién es la chingada? Ante todo, es la Madre. No una madre de carne y hueso, sino una figura mítica. La Chingada es una de las representaciones mexicanas de la Maternidad, como la Llorona o la ‘sufrida madre mexicana’ (83).


Podríamos decir que para Fuentes, la ciudad de México es una representación de la maternidad, por eso es la  mujer que cubre y protege a  los desamparados que desde diferentes partes del país van a refugiarse con ella. En esta misma línea, encontramos al  poeta  Efraín Huerta, quien declara su amor y odio a la metrópoli. Citamos como ejemplo los siguientes versos:


Ciudad que lloras, mía,

Maternal, dolorosa (…)

Cómo te das, mujer de mil abrazos,

A nosotros tus tímidos amantes:

 (…)

Te declaramos nuestro odio, magnífica ciudad.

A ti, a tus tristes y vulgarísimos burgueses,

A tus desenfrenados maricones que devastan

Las escuelas, la plaza Garibaldi,

La viva y venenosa calle de San Juan de Letrán.

 

Vemos como la ciudad de México para el poeta, al igual que para Fuentes, representa lo femenino, lo cual conlleva a un nuevo simbolismo, pues la feminidad implica múltiples posibilidades. Todo ello podemos inscribirlo en lo que Judith Butler clasifica como “el fin de la diferencia sexual”, que comprende –entre muchas otras cosas-   la liberación de lo femenino de la exigencia de ser una sola cosa o cumplir con una sola norma, permitiéndole  muy variadas posibilidades de expresión.


Esto se nota claramente con la gran protagonista de la novela; pero también toma variadas formas de manifestación con las mujeres que intervienen en los  relatos, desde la prostituta Gladys García, hasta la guardiana Teódula Moctezuma, quienes más que representar a mujeres, simbolizan lo femenino, en sus más contradictorias versiones.


Nos referimos a lo femenino en el sentido más amplio del término, invocando al predominio de la sensibilidad, los sentidos y las emociones, pero también de la razón, la inteligencia, la fortaleza y el trabajo, nunca en función de las condicionantes de “debilidad” o sumisión impuestas por sociedades tradicionales.


Cada vez que leemos La región más transparente nos sorprende por su vigencia, porque podemos caminar y admirar esas calles de la que  también fue llamada “la ciudad de los palacios”, y con diferentes nombres nos topamos con sus emblemáticos personajes, desde los guardianes, hasta los revolucionarios, los inteligentes, los del pueblo, los burgueses, los ricachones, los satélites, los extranjeros y muchos otros. O aún confirmamos que “Hay cuatro profesiones que nunca se pueden abandonar: diplomático, periodista, cómico y puta”.


La ciudad de la brevedad inmensa no ha dejado de renacer cada día, tras sus muertes nocturnas o terribles catástrofes, como la masacre de Tlatelolco en 1968 o el terremoto de 1985, crisis económicas recurrentes, contingencias ambientales, crímenes, atentados, malos gobiernos y actualmente zona de tolerancia en la guerra del narcotráfico, como recién me la definió un taxista.


La ciudad de México ya sea personaje literario, inspiración poética o realidad impuesta es un ente con vida propia, que atrapa y seduce, porque es esplendida y siempre sorprendente. Reconocí que soy parte de esas generaciones que descubrimos a México a partir de La región más transparente. Después de leer esta  novela, los temores se transformaron en curiosidad, en confrontación de la crónica urbana con las experiencias de vida; así la obra literaria junto con la ciudad real me ha permitido conocerla y amarla, comprendiendo su complejidad y encanto, que la han convertido ahora en una de las capitales más cosmopolitas del mundo.


México-city sigue siendo todo lo descrito por Fuentes y más. Hoy es una urbe gay-friendly, en donde las parejas heterosexuales son las que se ven extrañas. A cada paso te encuentras con todo tipo de manifestaciones culturales y sociales, marchas, plantones, rituales, fiestas, caos y  muchos universos alternos. Un centro de los centros en la tierra, en donde aparentemente se están acabando todas las formas de discriminación, tal vez porque de verdad “¡México es el tropicalismo nietzschiano!”. Tal vez porque en México confluyen todos los tiempos, o tal vez simplemente porque “Aquí nos tocó. Qué le vamos a hacer. En la región más transparente del aire.”

 

Obras citadas:

Butler, Judith. Deshacer el género. Barcelona: Paidós, 2006.

Fuentes, Carlos. La región más transparente. Real Academia Española. Edición conmemorativa. México, 2008.

Huerta, Efraín. Poemas. www.los-poetas.com

Paz, Octavio. El laberinto de la soledad. FCE, México 2002.

Sor Juana Inés de la Cruz. Obras completas. Editorial Porrúa. México, 2002.



 


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