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Por: Alejandro Madrazo / Tomado de la revista Nexos

Ese hombre canoso y regordete, que bien pudiera ser el abuelito de todos nosotros, es el presidente de Uruguay, José Mujica. Y es el ejemplo de que es posible construir un mejor mundo. O por lo menos es un ejemplo de que sí existe otro tipo de político: preparado, modesto en su vida diaria, y sobre cualquier cosa decidido a probar que se puede serlo sin terminar envilecido y, eso sí, criminalmente rico.

Alejandro Madrazo es profesor y coordinador del programa de Derecho a la Salud en el CIDE. Este texto fue publicado originalmente en British Medical Journal: http://blogs.bmj.com/bmj/2013/08/06

En este texto tomado en sus primeros párrafos de la revista Nexos, Madrazo recupera la experiencia uruguaya reciente, y nos permite apreciar la posibilidad de una legalización y regulación de la marihuana.

Leerlo desde la realidad trágica de México.

Esta semana todas las miradas se concentran en el diminuto país de Uruguay, tras la histórica aprobación del primer mercado de mariguana en el mundo con control nacional.[1]

 

Si bien es cierto que el proyecto todavía tiene que ser aprobado por el senado, hay razones para ser optimistas y creer que este país de 3.4 millones de habitantes lo logre. El gobierno uruguayo, al fin y al cabo, se ha ganado el derecho a presumir en lo que al control de substancias respecta. En el 2006, el Estado innovó con la adopción de regulación anti-tabaco que fue un parteaguas y obtuvo el honor más alto que se puede lograr en el esfuerzo por regular el tabaco: ser demandado por la tabacalera Philip Morris.

Entonces, la ley prohibió fumar en lugares públicos al 100 por ciento; prohibió la publicidad; cubrió el 80 por ciento de las cajetillas con advertencias gráficas; aumentó los impuestos un 70 por ciento y prohibió palabras como “light” o “suave”. Los resultados no tienen precedente: para 2011, sólo el 25 por ciento de los uruguayos fumaba (en comparación al 32 por ciento en 2006) y las tasas de fumadores jóvenes bajaron el ocho por ciento cada año todos los años. Los ataques al corazón se desplomaron un 17 por ciento.

El entonces presidente, Tabaré Vázquez, quien ideó la ley, es un oncólogo cuya madre y hermana murieron de cáncer –así que sabía lo que estaba haciendo. También José Mujica, el hoy presidente sabe lo que hace. Uruguay redujo su tabaquismo porque la ley del 2006 desplazó al mercado del tabaco de ser un mercado libre y fundamentalmente desregulado y lo reubicó en firmemente en manos del gobierno. El éxito de ese esfuerzo regulatorio sugiere que el país es capaz de controlar la mariguana, una sustancia que ha florecido en el mercado negro global, también un mercado fundamentalmente desregulado.

(Seguir leyendo en Revista Nexos: http://redaccion.nexos.com.mx/?p=5416)