• Verónica Mastretta
  • 03 Julio 2014
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A los humanos se nos facilita inventar y creer fantasías, pero creer en cosas materiales que no podemos ver y tocar se nos dificulta. Los microbios y los virus no fueron tomados en serio por muchos médicos del siglo XIX porque los microscopios de entonces no tenían el poder de mostrarlos a su entera satisfacción. Y es así que los médicos  operaban con frac o levita cuajados de microbios invisibles. Un médico inglés notó que la mortandad de las mujeres que tenían hijos en los hospitales era más alta que las de aquellas que los tenían en sus casas, hasta que dedujo que se debía a algún factor que estaba en el ambiente del hospital o en los trajes contaminados de los médicos. Ese médico introdujo medidas y prácticas de higiene que a la larga salvarían miles de vidas. Así estamos en las grandes urbes del mundo con respecto a los contaminantes de la atmosfera. La ciudad de México en 2013 tuvo 120 días de contingencia ambiental en que se rebasó la laxa Norma Oficial Mexicana de calidad del aire emitida por la Secretaría de Salud, norma con indicadores de gases y sólidos suspendidos en él. Está por emitirse en nuestro país una nueva NOM más dura y acorde a los parámetros de la Organización Mundial de la Salud, pero lo difícil será tomar todas las medidas necesarias para cumplirla en tres años, que es lo que pretende la autoridad, no por capricho sino por la urgencia de limpiar el aire que respiramos. Lo veo casi imposible de lograr si no se aborda el problema de una manera integral y distinta.

La medida "Hoy no circula" ya no es suficiente para frenar la contaminación producida por cinco millones de coches y un número indefinido de autobuses del transporte público del DF que tiene uno de los parques vehiculares más viejos del mundo. Entre ambos producen el 50% de la contaminación por ozono, azufre y plomo. El otro 50% lo generan 78 mil industrias, 123 mil comercios, los basureros pésimamente operados que generan metano y 5.3 millones de casas ubicadas en un valle cerrado en donde el aire circula poco debido al tapón físico de los volcanes y montes que lo rodean. Como una olla tóxica se ve el valle de México antes de bajar a él. El gobierno capitalino pretende endurecer el " Hoy no circula" no solo para autos de más de diez años sino para camiones de carga y para los visitantes de los estados vecinos al DF, como una medida desesperada y tardía que reduzca los niveles de contaminación antes de que los incrédulos ciudadanos empiecen a caer como moscas desmayados a media calle. Hay una enorme resistencia ciudadana a aceptar la medida. Nadie quiere atenerse al mal transporte si puede evitarlo. Se habló durante años del problema, pero nunca se construyó un plan integral de movilidad basado en un eficaz transporte público y no en el uso del automóvil. De los veinte millones de viajes diarios, solo el 25% se hace en coche, pero ocupan mucho más espacio que el transporte público. El metro insuficiente y el pésimo transporte no incentivan su uso, y el que va pudiendo migra al coche. Tampoco se tomaron medidas de planeación urbana y de restricción al crecimiento de industrias y comercios en el valle de México; no se tiene  un sistema de semáforos inteligentes ni se apostó por fomentar una verdadera cultura cívica que evitara la construcción de los odiados topes, medida extrema para frenar a los cafres del volante que manejan sin dios ni ley. Los frenazos y arrancones que producen los topes  aumentan las emisiones a la atmósfera y disminuyen la velocidad de circulación. La velocidad promedio en el DF se ha reducido a 24 km por hora. El lograr aumentar la velocidad de circulación mejoraría mucho la calidad del aire pero no existe hoy una fórmula para lograrlo.

En la ciudad de Puebla y zona metropolitana la velocidad promedio ya es igual. Hemos seguido el pésimo modelo del DF, y por el mismo camino tortuoso vamos construyendo una tormenta perfecta de mala calidad del aire. El año pasado en Puebla ya hubo cuatro días en que rebasamos la NOM. Por eso es importante que se tomen medidas que eviten que caigamos en un problema similar al del DF. El metro es incosteable, pero una buena opción si es la apuesta por un Sistema de Transporte Articulado como el que plantea  RUTA, eficiente y de calidad. Hoy dista mucho de serlo, pero el camino iniciado creo que es el correcto. Es posible construir un servicio eficiente, con concesiones otorgadas a los mejores y más responsables empresarios y con un marco jurídico que dé certidumbre a los buenos y que saque a los ineptos de manera oportuna. Es necesaria la rectoría firme del estado en este rubro para que la ciudad no sea rehén de las mafias del transporte.

A lo largo de los años, las concesiones del transporte se fueron dando a políticos influyentes, a sus familiares o a mafias clientelares poderosas, lo cual ha generado un servicio público caótico ineficiente, inseguro y de muy mala calidad; todo orilla a los ciudadanos a adquirir un coche. Un replanteamiento de toda la movilidad de la metrópoli a favor del transporte público es el primer paso. Lo otra pasa por reconcentrar la ciudad, impedir que las distancias entre casas y fuentes de trabajo sigan alargándose y por crear otros polos de desarrollo bien ordenados fuera de la metrópoli poblana. El planteamiento para la zona en donde estará AUDI debe ser ese. Sin agua podemos vivir dos o tres días, sin comida, hasta uno o dos meses, sin dormir, menos de una semana. Sin aire dos o tres minutos. Los contaminantes del aire son casi invisibles para los ojos, pero como los microbios, ahí están, listos para entrar por la nariz y arruinarnos la vida. En la metrópoli poblana aún estamos a tiempo de evitar el deterioro de la calidad del aire.

P.D: ¡"Piojo", ya te extraño!

(La foto de portada fue tomada del portal Poblanerías)

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