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Un señor de pocas palabras y al que mucho quise, aunque quizás no se lo hice saber con contundencia, decía que si uno no puede decir nada bueno es mejor quedarse callado.

 

A veces, con respecto a  la vida pública, esta idea es de difícil aplicación porque como seres humanos tendemos más a exaltar lo negativo, dejando  pasar lo bueno o muy bueno que como sociedad  vamos construyendo desde todos los frentes. En la comunicación humana muchas veces caemos en el error de hacer suposiciones, de tomarnos las cosas a personal y de no ser impecables con la información y las palabras que manejamos. Cuando algún hecho nos parece criticable o negativo tendemos a divulgarlo  con la velocidad de lenguas de triple motor. La opinión pública mexicana se ha ido acostumbrando, y por eso mismo demandando, noticias cada vez más densas  y escandalosas, cerrando los espacios de receptividad para conocer lo bueno que cada día sucede en nuestro país o en el mundo.

 

A los logros humanos en salud, educación,  arte, tolerancia, acuerdos y avances científicos, no les damos el mismo peso que al horror de las comunes discordias de nuestra revoltosa humanidad.

 

Por eso me ha fascinado la noticia del descubrimiento de la vacuna contra el dengue, el virus que transmite el mosco aedes aegypti y que en 2016 estará a disposición en el Sistema Nacional de Vacunación para los grupos más vulnerables que son las personas de 9 a 45 años. Da gusto en especial por los niños para quienes lidiar con una enfermedad es doblemente doloroso y complicado.

 

 El instituto Sanofi Pasteur, generador de la vacuna,  y el gobierno mexicano, han concluido los protocolos de pruebas y la vacuna se aplicará en tres dosis con intervalos de 6 meses entre cada una. El virus del dengue es caprichoso como su nombre  y tiene una rara característica: si ya te atacó una vez, no solo no quedas inmunizado ante el virus, sino más débil y susceptible a un segundo o un tercer ataque. Cada episodio te hace más vulnerable y propenso a que el dengue mute hacia el peligrosísimo dengue hemorrágico.  Ante el dengue no hay cura, solo tratamiento de los síntomas y el esperar a que el organismo aguante a esta especie de gripa que  al empeorar ataca a órganos vitales como el hígado, el corazón y el cerebro. Su variante del dengue hemorrágico es, además de muy riesgosa,  sumamente dolorosa y puede dejar secuelas y daño cerebral de por vida.

 

Debido al cambio en el clima global, el mosco prolifera en lugares en los que antes tenía cero probabilidades de vivir y ahora ha  ido encontrado un ambiente propicio no solo en zonas tropicales sino en urbes ubicadas hasta  los 1800 metros de altura.



En México hubo en 2014 más de 37 mil ataques de dengue y 139 decesos. El costo para el sector salud fue de 3,200 millones de pesos. En 2014 hubo más de 32 mil casos. La prevención es lo más barato y lo más eficaz. Por eso el descubrimiento de una vacuna que pronto estará al alcance de los grupos más susceptibles a ser picados por este mosco, los niños y jóvenes, es una noticia muy grata; lidiar con los síntomas que produce no el virus, sino la exagerada reacción del organismo ante  la enfermedad,  es lo más complicado. Es la reacción del cuerpo ante el virus lo más peligroso y sorprendente. Nuestro sistema inmunológico pierde la brújula ante el dengue.

 

 Hoy, con la vacuna, este virus ya podrá ser combatido con una herramienta mucho más eficaz.  Evitar que proliferen los moscos o no dejarse picar por uno era,  hasta hace apenas unos días, la única defensa ante el dengue. ¿Díganme a quién no lo ha picado un mosco?

 

El descubrimiento de la vacuna pme parece una buena noticia, un acierto de colaboración mundial y un muy buen trabajo de parte de la Secretaría de Salud de nuestro país. Las aportaciones de la fundación de Bill Gates y la Fundación Slim también son muy oportunas y celebrables.  Hoy por hoy ,y aunque usted no lo crea, una de las amenazas más grandes a la salud humana proviene de las picaduras de mosquitos , que entre otras enfermedades , transmiten también la fiebre amarilla y el chicunguña, enfermedad para la cual aún no hay vacuna. Creo que pronto la habrá. Todo un equipo de técnicos y científicos trabaja ya en ello de manera apasionada, discreta y eficaz. ¡Salud por ellos!