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(Narrativa: cuento corto. Victoria Echeverri dice de sí misma: “Fui criada por mi bisabuela, y aprendí a leer con un libro de poesía que pertenecía a mi padre. Escribo desde siempre, y de pequeña cartas a mis padres que vivían lejos, escribía para sentirme acompañada. Soy lectora voraz, y activista por los derechos de la mujer. Soy  de pocas palabras y muchas letras.)

 

I

Heredé de mi famosa abuela Leonora del Castillo dos cosas, la primera: la afición por el diseño de la alta costura y la moda, y la segunda: el famoso atelier donde se confeccionan los abrigos más hermosos del mundo.

Tengo como clientas a las señoras más distinguidas, desde artistas, actrices, cantantes, esposas de políticos, mujeres de la alta sociedad y algunas viudas que derrochan el dinero que sus maridos les heredaron.

He formado una gran fortuna con el negocio del diseño y la moda, ya que cada pieza confeccionada es única y bastante costosa, aunque realmente a mí no me importa el dinero, me interesa la creatividad y diseñar piezas elegantemente únicas, con materia prima de la más alta calidad y que mis clientas queden completamente extasiadas con la prenda que van a usar.

En el atelier se diseñan y confeccionan desde guantes, bolsos de mano, stilettos, faldas, sacos, vestidos y abrigos, todas estas prendas hechas con piel de la más exquisita textura.

En tres semanas tengo que terminar la confección de una excelsa prenda para la hija del empresario Carlos Said, necesito suficiente materia prima y no la tengo.



II

Creo que ahora sí el enterrador me ha subido los precios sin ton ni son, dice que la labor lo vale, que además es algo ilícito, pero no permitiré que alguien como él me este anatemizando, y además no seguiré su juego, no le pagaré un centavo más, haré yo su trabajo: durante el día estaré muy alerta en el panteón, para ver a donde entierran a los nuevos cadáveres.

Durante la noche el trabajo pesado: desenterrar, guardar el cuerpo en una bolsa especial, arrastrarlo a la camioneta, darme a la fuga, llegar al atelier, empezar a trabajar, confeccionar.

Llevaré conmigo a mi auxiliar, el sastre, espero que no entorpezca el trabajo, y que no eche a perder la labor de años. De lo contrario, me ha surgido una maravillosa idea: con la blanca y delgada piel de mi empleado puedo terminar el abrigo que tengo por encargo.

A ti, ¿te gustan los abrigos de piel?