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Al Gobernador Rafael Moreno Valle le quedan escasos dos años para cumplir uno de los compromisos claves que hizo en su campaña: invertir en serio para sanear los ríos que alimentan a la presa de Valsequillo y que riegan miles de hectáreas del distrito de  Tecamachalco, en donde se producen alimentos que todos consumimos. Parte de las aguas siguen su camino cargadas de contaminantes cruzando la siempre sedienta  mixteca hasta llegar al mar. Así asquerosa como está, toda el agua de la presa tiene aprovechamientos y es peleada hasta la última gota. Otros gobernadores han hecho antes la promesa de saneamiento y no la cumplieron, solo la simularon: Manuel Bartlett, Melquiades Morales y Mario Marín. Prometieron realizar las acciones necesarias para rescatar el lago de Valsequillo, alimentado por el agua contaminada de más de 50 municipios de Puebla y Tlaxcala, 22 de Puebla, entre los que se incluye la enorme zona metropolitana conurbada con la capital del estado. No olvidemos que lo que se tira al río o al escusado, acaba en tu ensalada.

La actual administración de Moreno Valle le retiró la concesión a Degremont porque la empresa  jugó el juego del falso saneamiento. Las condiciones pésimas de las descargas que llegaban a las plantas impedían el cumplimiento de las metas a lograr marcadas en el convenio, pero se hicieron de la vista gorda  medio tratando el agua y cobrando como si funcionaran. La cancelación estuvo bien, pero no se ha dado el paso siguiente de abordar el saneamiento y ya han pasado cuatro años. Hoy no solo se concesionaron nuevamente las plantas, sino que todo el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado (SOAPAP) fue entregado en una licitación que aun no comprendo bien, porque no se tiene acceso a ella en la página de transparencia. Lo que sé es que la concesión la ganó una empresa española que luego se la traspasó al empresario mexiquense Carlos Hank González, nieto de Carlos Hank, que por azares del destino tiene su mismo nombre y que hoy es uno de los grandes contratistas de infraestructura en México. En el contrato, la empresa española estaba obligada a invertir en saneamiento de manera bipartita  e inmediata a partir del 2015. Sin embargo, a la hora de la misteriosa subrogación a Hank González, su empresa desconoció ese acuerdo e, inexplicablemente, se les otorga un plazo de cinco años de prórroga para empezar a tratar el agua, tratamiento que ya se cobra en los actuales recibos de agua que le llegan a usted a su casa.

Este 1o. de Enero entró en vigor una nueva norma oficial mexicana (NOM) para verter agua usadas en los ríos, mares y lagunas. La  NOM es muchísimo más dura. La prórroga otorgada a los Hank González no tiene validez alguna, porque lo que rige aquí es una norma federal no negociable. Además, insisto, si ya se cobra una tarifa en el recibo por saneamiento, por qué, a la hora de cambiar de manos la concesión, se les concedió una prórroga que evade  sanear el Atoyac y sus afluentes, y por lo tanto Valsequillo.

Bill Gates acaba de constituir una fundación a la que destinará miles de millones de dólares para combatir a los mosquitos, ya que en estudios de la Organización Mundial de la Salud  (OMS) a los que  Gates tuvo acceso, se prueba de manera contundente que la picadura de los moscos produce un sinnúmero de  enfermedades  y que es la amenaza número uno a la salud humana en el mundo. Dense una vuelta por las colonias del sur de la ciudad de Puebla o por el lago de Valsequillo. Bill Gates nos va a tener que meter en sus listas de auxilio inmediato, porque la plaga de moscos es ya intolerable para quienes habitan en esas zonas.

No hay acceso por medio de la página de transparencia al contrato que se les subrogó a  Hank, ya que existe una demanda de amparo de Degremont en contra del retiro de la concesión,  y por lo tanto, aunque la concesión se ejerce, no enseñan el contrato porque está impugnado y por eso no sabemos con exactitud a qué se obligan los nuevos contratistas. De cualquier manera, las autoridades estatales, donde sea que haya quedado la atribución, son las responsables últimas, junto con los municipios, de cumplir con la nueva NOM en materia de agua y saneamiento. No es algo en lo que la federación y su órgano competente, CONAGUA, puedan ni deban ceder. No es una norma a cumplir de manera discrecional. Es obligatoria y no es negociable.  Un primer paso sería dar a conocer el actual contrato de concesión del SOAPAP a la actual empresa, así como los términos en los que ejerce su actual dominio sobre todo el sistema operador de agua en una de las ciudades más grandes del país. Otro paso es obligarlos a invertir de manera impostergable en  el saneamiento. La transparencia es la puerta de entrada al  verdadero combate a la corrupción. Hoy ni el agua ni el contrato del Soapap son transparentes. Es un compromiso que aún es posible construir comprometiendo recursos y trabajando en la ingeniería financiera de manera inmediata.  No habrá mayor lujo en el siglo XXI que al aire limpio y el agua potable. Lujos prioritarios pero que no rinden frutos políticos inmediatos. Y los políticos viven en el hoy. Los estadistas habitan la casa del mañana.

(Foto de portadilla: Fernando Pérez Corona, corresponsal de Excélsior en Puebla.)