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Primera parte

Una semana más para documentar a este gobierno incomprensible. Es una partitura estricta la que sigue Rafael Moreno Valle: proyecto impuesto, desatino puro, pesimamente comunicado, que termina en rebelión social, represión policiaca y persecución penal de opositores.

Este cierre con toletazos se anunció hace varias semanas, con la llamada Plaza de las Siete Culturas en el territorio arqueológico y cultural milenario de la pirámide de Cholula.

Pero el conflicto se cierra en 24 horas estrictas contadas a flashazos digitales por  incontables camarógrafos: la toma de la presidencia por la mañana del lunes, con las pegatinas de clausura contra las “ratas y títeres” del ayuntamiento de San Andrés; el mitin encendido a lo largo de las horas siguientes; el cierre carretero en el entronque del Periférico y Camino Real, anunciado desde el foro en la explanada de la Pirámide el 21 de septiembre y confirmada por una masa que hormiguea sobre el vital crucero, y que cerca al movimiento cholulteca justo en la encrucijada vital/mortal para el gobierno (el enojo de la ciudadanía afectada que respaldará una acción punitiva y el riesgo extremo de la represión fatal estilo Chalchihuapan); la negociación obligada, la manita de puerco a Paisano en la conversación en la parroquia de San Andrés --no la discusión serena, pública, de las decisiones gubernamentales (registro civil, parque temático) que afectan a los pueblos--, con la presencia del funcionario de gobernación Enrique Nácer; el acuerdo firmado a las  4.30 por Paisano y sus opositores por el que el alcalde desecha las expropiaciones, se olvida de sueños turísticos y parque temáticos en la pirámide y levanta la exigencia de la devolución de los registros civiles a las juntas auxiliares; la retirada de las hormigas y la liberación del Periférico, el sentimiento de que el movimiento ha obligado al gobierno a la negociación y al reconocimiento de sus demandas; la entrada en escena de los provocadores --como identifica el movimiento opositor al grupo de un tal Javier Hernández, a quien ligan con el propio Paisano--, que apedrean al alcalde y a Nácer después de la conversación en la parroquia, hecho que derivará en la ruptura del diálogo alcanzado horas antes; la llegada de la noche, la cena colectiva en el campamento de los bloqueadores del Palacio con la idea de que se ha logrado un avance en la negociación con el gobierno; y un hecho destacado pero casi invisible: que la comisión de los opositores no logra entregar su postura en respuesta a los acuerdos propuestos por los negociadores de los gobiernos municipal y estatal, simplemente porque los funcionarios se fueron; el operativo policiaco en la madrugada, quirúrgico, con la intención precisa de detener a Adán Xicale, con la camioneta y la batea y los toletazos que se llevarán la soledad del abogado; y ahí, la toma del campanario por los granaderos, el repique al viento que se detiene, la huida fugaz de los muchachos anónimos que alertaron sin éxito al pueblo; y en las horas siguientes el desmantelamiento del campamento, la incautación de vehículos, los rondines del operativo.



Foto de Fer Carrasco, Club de Fotografía Puebla.

Y la luna roja de octubre que asimila nuestra locura social, nuestra incapacidad para el diálogo, los retortijones colectivos de hartazgo y miedo.

Y en la mañana del martes la marcha de los pobladores de San Andrés hacia Tlaxcalancingo; la asamblea colectiva, la decisión esperada y riesgosa de cerrar la carretera federal a Atlixco; el cierre simple, con trailers y camiones de pasajeros acostumbrados a ello, con una masa que retoma el hormigueo que apaga semáforos y se asoma al filo del operativo de la fuerza pública. Y ahí dos derechos enfrentados y que marcan este destino nuestro de exabruptos y resuellos a la hora de resolver nuestros asuntos públicos: el derecho al libre tránsito y el derecho a la manifestación.

Y en la memoria de todos por igual, funcionarios y pobladores, lo ocurrido el 9 de julio en Chalchihuapan.

 

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Escribo un apunte en mi libreta.

“Una vez más, y ya es una retahíla (Tetela, Chignahuapan, Tehuacán, Chalchihuapan, Cholulas),  el  gobierno de Moreno Valle se enfrenta a los pueblos originarios en una ruta que tiene un denominador común: proyectos impuestos y mal comunicados que generan la rebelión y terminan con bloqueos carreteros, tomas de presidencias, operativos policiacos y encarcelamientos.”

Ahora mismo que escribo, cuatro detenidos el jueves 9 de octubre, entre ellos Adán Xicale, el abogado que interpuso los amparos para evitar las expropiaciones en San Pedro Cholula, y una probable cadena de órdenes de aprensión contra las cabezas de los grupos que se oponen a los planes de los políticos y sus arquitectos. Y una certeza en la madrugada: que los cargos son contra los cuatro --en la noche del miércoles se especulaba que sólo se levantarían contra el abogado Xicale--, y no alcanzan fianza dos de ellos: por ataques al orden constitucional --equivalente al antiguo “delito de disolución social”-- y por ataques a vías de comunicación; además, despojo y motín. Todos esos delitos quedan asentados en las averiguaciones 581 y 582. Los detenidos serán trasladados esta misma mañana de jueves en que escribo.

 

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En la libreta apunto lo ocurrido el martes 7 en San Bernardino Tlaxcalancingo y lo que atestiguo como reportero:

Las palabras de Omar Álvarez Arronte al iniciar la conversación en una oficina en los altos del palacio auxiliar municipal en una reunión a la que me dejan entrar por el  mero colmillo de caminar adelante del funcionario en su trayecto.

“Lamentamos mucho lo de ayer”, dice el Coordinador de Delegaciones de la Secretaría General de Gobierno para empezar, y expone la preocupación del gobierno por el cierre del Periférico, y su disposición al diálogo y la necesidad de sentarse a negociar con quien la gente diga.

Y luego apunta los temas:

“Tengo la instrucción de acompañarlos a ver a los detenidos en la Procuraduría --dice--. Tenemos que platicar y platicar. Si se puede sacar a Xicale, lo haremos.”

Y sobre el Registro Civil: “No debe haber problema, ya se acordó que se les devuelvan a las juntas.”

Y sobre el proyecto de las Siete Culturas: “No se va a hacer ninguna obra, no habrá expropiaciones. Habrá una mesa de trabajo.”

Las tres cosas las apunto estrictamente en la libreta.

Maurilio, uno de la Comisión, le dice: “Ahora lo que importa es la liberación de los detenidos y cancelar las órdenes de aprensión. Una vez que ocurra eso, le seguimos con lo demás. Estábamos en proceso de diálogo, pero nos desalojaron. Queremos que se aplique la ley, que investiguen a los provocadores que encabeza Javier Hernández, queremos castigo contra ellos.”

Dice entonces Omar Álvarez: “El modo no debe ser así, ya había diálogo, ¿por qué tomaron la presidencia?, ¿por qué cerraron el Periférico?

Le responde por la Comisión Teódulo: “Hubo provocadores infiltrados que mandó el presidente Paisano. Estaban etilizados (alcoholizados), ellos fueron los que apedrearon al presidente. Tiene que haber acción penal contra esa gente. Nosotros somos un movimiento pacífico.”

Y le sigue de nuevo Maurilio: “No es lo que usté dice, licenciado, usté está tratando de justificar la golpiza, nos está culpando a nosotros. Paisano no nos atendió. Por eso debe ser neutral Derechos Humanos, nosotros no fuimos los provocadores, les demostramos con documentos y videos que Paisano no nos ha atendido, siempre se burló de nosotros. Ayer todavía no había acuerdo, usted iba a mandar el documento, en eso estábamos, pero ustedes se desaparecieron. Nosotros pensamos, bueno, mañana consensamos y les respondemos.”

Y Karina: “Paisano se comprometió a realizar un cabildo abierto para el 9 de septiembre, y nada. La verdad es que ya no les creemos, hemos sido vilmente engañados, nos quieren dar la vuelta, cansarnos. Por eso le digo, no le impongan más a las comunidades.”

Responde el negociador Enrique Nácer, que acompaña a Omar Álvarez: “Ayer hubo esa mesa de diálogo con el presidente. Ahí se acordó que se expresara en un documento que no habrá expropiaciones, que no se hará el parque de las siete culturas, que el presidente se comprometía a exigir la modificación a la ley orgánica municipal para lo del registro civil. El documento decía todo lo que ustedes pidieron, quedaron en que liberarían la presidencia, se les cumplió lo que solicitaron.”

Y así un buen rato. Luego la mesa se concentra en la liberación de los detenidos. Dice Omar Álvarez, quien ha hablado un momento por su celular:

“Estoy pidiendo esto ahora mismo a la Procuradudía. Hacemos una minuta de trabajo. Yo no tengo atribuciones para quitar órdenes de aprensión en caso de que existan. Insisto en algo: el gobierno no quiere pelear. Es desgastante. Por eso pasó lo del 9 de julio en Chalchihuapan. Hay un niño muerto. Ayer algo nos faltó para lograr el acuerdo, pero insisto, el gobierno no quiere pelear.”

Habla otro poblador al que no identifico, pero que da una buena idea del sentimiento que existe en este pueblo: “Señor, estamos aquí por la intransigencia del gobierno. Por sus imposiciones estamos hasta la madre de él. Ya no creemos en ustedes. No tienen voluntad de resolver nada. Están logrando que nos alborotemos.”

Omar Álvarez, entonces, hace un resumen de sus compromisos:

“Ver hoy mismo lo de la liberación de los detenidos. Investigar al grupo de Javier Hernández que ayer apedreó a Paisano y a Nacer. Ver que no haya órdenes de aprensión.”

Y se pone a escribir pluma en mano sus compromisos.

Una mujer aprovecha para narrar lo sucedido en la madrugada:

“¿Quiere saber cómo fue el desalojo? Yo estuve ahí, a mí me patearon. El señor Xicale cuando vio que empezó el desalojo les dijo, ‘estamos en paz’, y fue cuando gritaron ‘ese es, agárrenlo’, esos fueron los del gobierno municipal.”

Omar ha terminado de escribir los acuerdos. Dice: “No queremos pelear, insisto, hay que destrabar esto. El gobierno tiene tantos conflictos que ya no sabemos por dónde empezar. Les pido una tregua: no tomen más carreteras ni presidencias, no afecten a miles y miles de personas. Y antes que nada, les agradezco el diálogo.”

Pero Karina remata: “Una tregua, bien, pero con tiempos. Ustedes se han abierto al diálogo sólo porque nosotros nos movilizamos en legítima manifestación de nuestras necesidades.”

Y Teódulo: “Firmamos ese acuerdo, pero le preguntamos en qué tiempo y en dónde nos van a devolver a nuestros detenidos.”

Yo al final fotografío los acuerdos firmados:

Los acuerdos firmados.

 

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Martes 7 por la noche. Escribo en Facebook:

“En casa. Le doy vueltas y vueltas, y a lo mejor los aburro.

“Llevo muchos años en el periodismo. He visto negociaciones de toda índole entre funcionarios y grupos en conflicto: obreros y huelgas, campesinos y disputas agrarias, colonos posesionados y muchos más etcéteras. Sin duda he visto traiciones gubernamentales y activistas obsecados. Y muchos palos y encarcelados. Hay modos también de dar el avión, a la manera de Melquiades Morales, quien recibía con edecanes, cafecitos y galletitas a las comisiones que dejaban un rato a sus huestes en la avenida Reforma para ir a negociar lo que fuera con el secretario de Gobernación, para ser echados a la calle sin solución alguna, pero muy contentos por el trato, las secres perfumadas y las galletitas. Y también cerrazones brutales como las de Marín y Bartlett, políticos extremos en su dureza.

“Lo sucedido en la noche del lunes y la madrugada del martes en San Andrés requiere un relato aparte. Y un tema especial es la denuncia que hicieron los pobladores contra quienes arremetieron a pedradas contra Paisano y los funcionarios de Gobernación --señaladamente un grupo liderado por un tal Javier Hernández y un llamado Consejo Indígena--, del que se deslindaron y al que acusaron de estar ligado al propio presidente de San Andrés. Hasta donde entiendo, ese fue el pretexto que tomó el gobierno para llevar a cabo el desalojo, cuando ya habían logrado acuerdos concretos para solucionar el conflicto generado por el proyecto del parque de las siete culturas y por el tema del registro civil.

“Lo que vi hoy en Tlaxcalancigo,sin embargo, no tiene paralelo. Tres o cuatro veces escuché a Omar Álvarez decirles a la comisión de sanandreceños y tlaxcalancingas que lo primero era la liberación de los detenidos, y que el gobierno no quería pelear, y que no quería un nuevo Chalchihuapan. Firmaron una minuta de acuerdos, con el punto 1 sobre la liberación de los detenidos. Cuatro horas después la gente cumplió su palabra de respetar los acuerdos firmados y no tomó la decisión de bloquear nuevamente la carretera como lo hicieron en la mañana en la Federal y ayer en el Periférico y el Camino Real a Cholula. A la misma hora, ya con la asamblea disuelta en corrillos e incertidumbres ante el hecho concreto de que no se daría hoy la liberación, la Secretaría de Gobernación sacaba un boletín en el que negaba lo dicho por Omar Álvarez, y que "no se ha pactado la liberación de los detenidos al margen de la ley."

“Un hecho burdo, absurdo, que vuelve a dejar a un pueblo en la deriva de su enojo y hartazgo. Es incomprensible lo que hace el gobierno de Moreno Valle. Es admirable la sensatez de la asamblea en Tlaxcalancingo. Y la serenidad de una hija de Adán Xicale al pedir a la gente que lo mejor era no tomar una medida como la del nuevo cierre de la Federal en ese momento; ella les pidió esperar hasta mañana.

“Yo todavía espero que el gobierno cumpla con su palabra.”

Es de noche, con luna entera. Vale por un momento ser ingenuo.

 

(CONTINUARÁ)