• Sergio Mastretta
  • 08 Mayo 2014
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¿Cómo se funda un partido político en un país como el nuestro? ¿Cómo imaginar su futuro? ¿En qué medida logra plasmar un proyecto nacional alternativo?

Y más en nuestro 2014: ¿ha fracasado lo que conocemos como PRD?

En mayo de 1989, tras meses de movilizaciones sociales contra el fraude electoral del 6 de julio del 88, la reacción popular desembocó en el nacimiento de un nuevo partido político de izquierda en México. La ruptura interna en el PRI, encabezada por Cuauhtemoc Cárdenas, y el proceso de legalización y partidización de los movimientos populares de izquierda se sumaron como generadores de una alternativa electoral con posibilidades reales de pelear el poder político. Y sus triunfos en Michoacán en 1990 y en el Distrito Federal en 1997 lo comprobarían.

Sin embargo, nunca quedó claro en qué medida el perredismo conformaría  un verdadero proyecto de nación alternativo a lo que el PRI y el PAN proyectaron para México --aliados en lo esencial-- a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

El cambio de siglo trajo para la izquierda mexicana dos grandes dinámicas: el surgimiento de la figura política de Andrés Manuel López Obrador --con todo lo sucedido en las dos contiendas presidenciales últimas-- y la profunda esclerosis de una organización partidista electoral que perdió su capacidad representativa de un movimiento democrático popular.

Lo sucedido en Puebla en el arranque de la vida política del PRD en esos años primeros del perredismo, 1988-1989, y que se recupera en estas crónicas escritas por Sergio Mastretta para el periódico Cambio, identifica los problemas que arrastraría ese partido a lo largo de sus ya veinticinco años de vida, y que se resumen en la burocratización y canibalismo de sus facciones dirigentes y en la incapacidad de crear una verdadera estructura política desde los grupos organizados de la sociedad.

Quedaron los caudillos. Uno afuera, López Obrador. Otro en la incertidumbre de un partido sin bases: el Ingeniero Cárdenas.

Aquí, en dos partes, una serie de retratos de lo ocurrido en Puebla desde el 6 de julio de 1988 y que derivó en la fundación del Partido de la Revolución Democrática en 1989.

La foto de portadilla es de Marco Antonio Cruz, Imagen Latina.

(Mundo Nuestro)

 

 Por Sergio Mastretta

 

6 de julio de1988: El parteaguas

 

Los diversos festejos y las escurridizas cifras

Empezar por el final, el festejo del rey a las 8:30 p.m., cuando la maquinaria engrasada esboza la sonrisa del triunfo y los rostros dejan de ser viscosos, casi sorprendidos por el confeti, y el entusiasmo de los porristas.  Han declarado el carro completo en los catorce distritos: ahora el festejo priista llena el patio con los candidatos al centro: Grajales con su chamarra de cuero sobre todas las cabezas de sus bases, Chamucero y Toxqui;  menuditos, apenas descubiertos por sus canas, reciben abrazos, prestan atención a cuchicheos en el oído.  Ahora ellos no cuentan, ni las porras, ni el confeti: “Pero sigo siendo el PRI”, cierra el mariachi, lo sobrepasa todo y se carga en vilo a José Alfredo, con la ligereza que se llevan los colores nacionales.

Arriba, en la oficina de Alejandro Lambretón Narro, los dirigentes todavía no se montan a la alegría, hacen cuentas a la pregunta del reportero:

—No, aún no hay resultados, los estamos esperando.

 

La resistencia del Fraile

Sale a las 2 Poniente vacía, nada lleva a pensar que es miércoles a las 9:30 de la noche. Francisco Fraile no tiene apremio en la voz, a cuadra y media del PRI camina hacia cuartel panista en el portal, ya sabe de la celebración del partido al que quiere ver caer.  “Vamos ganando, eso es lo que sabemos de los reportes de nuestra gente, pero ya vez, ya hablan del triunfo ellos.  Es que es una maquinaria aplastante, tendremos que pensar en otros medios. Nosotros seguiremos la resistencia civil.  Aplicaron en Puebla otra estrategia, por eso esta tranquilidad, pero tenemos reportes de otros estados en Yucatán, en Nuevo León, en Sonora, les están haciendo lo que a Puebla en 1983, para que sientan la impotencia.  Pero lo que vivimos hoy, los poblanos en las urnas, es una reconstrucción moral del fraude de 1983”. Fraile se pierde en La Hostería del PAN. Todavía no se ve movimiento. A las diez de la noche anunciarán un triunfo arrollador.

 

La desazón del PMS

En la 17, a la vuelta del Carmen, a  la hora de la risa priista, los del PMS reciben telefonazos.  “No, tampoco hay resultados, no es posible, si apenas están contando votos en las casillas.  No más tenemos irregularidades, eso sí: ahí en Tepeaca nos corrieron a los representantes a la hora buena, la del recuento.  En Huachinango en la casilla 102, al as 3 de la tarde una camioneta Ford negra, con gente bajo las órdenes de Juan Vinches, funcionario del Banco de Crédito Rural, se robaron las urnas. Aquí en la ciudad, una tendencia, la falta de boletas. Por ejemplo, en Amalucan, se les acabaron las boletas para Presidente, y es que como la gente exige votar ellos saben que no son votos para el PRI. Otra, en  Santa Úrsula, municipio de Felipe Ángeles en Ciudad Serdán donde ya tenemos resultados (402 para el PRI, cero para el PAN, 5 para los demás) no se levantaron actas, ni se anularon boletas sobrantes.”

 

El pan en defensa de Cárdenas

En la casilla 17 empezaron a las 9.15 de la mañana. La presidente de casilla llegó afónica, el secretario nunca apareció. La cola apenas llegaba a las treinta personas. Amas de casa, comerciantes profesionistas, una muestra plena de la clase media panista: 825 empadronados, a lo largo del día votaron 380. A las once de la noche gana Lutier. En el  recuento  aparecieron votos con marcas PMS y FDN; el representante priista pidió su anulación.  La señora Gloria Ariza, una mujer experta en discusiones electorales, representante del PAN  se sabe la regla “esos votos cuentan por Cárdenas, hay que ser parejos señores” y ella pareció acordarse de 1983, cuando se subió al camión de los soldados con una urna en brazos y con destino al Comité Electoral.

 

Parteaguas: pragmatismo de periodistas

Una conversación a las 11 de la mañana, en la cafetería del Hotel del Alba donde el gobierno instalo la sala de prensa.

— ¿Qué, está preocupado tu jefe? —dice un reportero.
            —Mi hermano, si ya ganamos —contesta un periodista del equipo del candidato al XI Distrito—, nosotros ya votamos, hace dos días, hora dejamos que voten los panistas...

 

PARM: depresión y amenazas

Al fin y al cabo es un cuartel general, ahí junto al teatro Franzoni, que también es cicne y que exhibe al “Padre Juan y Mujeres salvajes”, el doctor Sergio Guzmán se niega a la inexistencia de su partido, denuncia las amenazas a sus gentes, en particular a Miguel  Gonzales, dueño de una florería y secretario de Acción Juvenil, lo amenazaron pistola en mano: “la vas a pasar mal si sigues pegando propaganda cardenista”. Guzmán no espera resultados, tiene a la vista el pasado, con en el asesinato de Ovando y su compañero apenas hace tres días.  Esto nos afectó, nuestra gente se nos espantó, por eso muchos no vinieron hoy.”

 

La Popular, una colonia priista

Casilla 48,  segundo distrito.  Miguel Ángel López es presiente de casilla ahora y el líder de la colonia todos los días. Levantó una encuesta, muchos dicen PRI, y la mayoría son obreros y empleados menores.  Cuento 75 gentes esperando su turno. “El PRI nos ha beneficiado, muy en particular el señor Grajales, en estos meses ya nos pusieron la lechería y los tortibonos y la tienda Conasupo y la delegación de policía y el polideportivo: no más tenemos el problema de la basura”.   Junto a él, el señor Alfonso Molina, representante panista de 59 años, ve pasar a los votantes bases de Miguel Ángel: “No tengo esperanza de legalidad, el PRI nació para mantenerse en el poder, que no es lo mismo que para gobernar. El PAN es el único que ofrece garantía de libertad, no el PRI.   En el 87, para el gobernador, el PRI ganó en Ecatepec, 750 contra 375 del PAN y así y todo se robaron las urnas llegaron con gente armada, a mi me golpearon y ellos ganaron en esa casilla.”

En la mesa, Miguel  Ángel despacha, pasan los votantes, muchos de ellos no traen credencial, se identifican con el registro de luz, con la del seguro social, con lo que puedan, no más se checa que esté en el padrón y pasan.

 

Moros por pitufos

Conato de bronca en buganvilias, casilla 47.  A la una de la tarde se acabaron las boletas y la cola es como de cien personas. Un camión de guachos vigila, el sargento telefonea, mientras se escuchan los aplausos. Dos señoras panistas exigen que no se retiren, que pueden volver los pitufos que se quisieron robar las urnas dicen. La indagación lleva a perfilar a unos ocho muchachos  “vagos”, dice el policía, “malvivientes”, repela otro panista, que amenazaron con su presencia en el momento en que el presidente de casilla quiere dar por terminada la votación. EL ejército espanta a los “pitufos” que escapan en una combi polarizada.  La gente presiona llega el notario Soto Rojas, los representantes deliberan y deciden que se votará en hojas blancas, firmada por ellos y avaladas por el notario. Los moros desaparecen y gana la conciencia cívica.

 

Un panista henriquista

Es Benigno Delgado, de 71 años, representante panista en la casilla 49 B del 11 distrito.  “Estoy aquí para distraerme, joven, a mi hace muchos años que me chocó el PRI, desde que le hicieron su topillo a Henríquez Guzmán yo de casualidad me salvé cuando llegaron los soldados a la casilla, arrojé por allá mi identificación de GUIA (Grupo Unitario de Iniciativa y Acción) y por eso no me llevaron. Hubo muchos heridos ahí en la avenida Juárez y en el Comité, ya no más nos enteramos de que como a las seis de la tarde, cuando todavía ni se cerraban las casillas,  ya habían declarado presidente a Ruiz  Cortines. Eso fue allá por 1952.

 

Un priista cardenista

Platica entre un representante priista y uno cardenista (PMS), los dos con menos de veinte años:

— ¿Por qué te uniste al PRI? —dice el del PMS-- ¿Estás por el alza de precios?

—Bueno, mano —dice el del PRI—, yo  por mi partido pude entrar en la política, estoy contra la inflación pero el PRI da garantías.

—Sí, pero después se las cobra.

—Ahí tienes Centroamérica, revoluciones y desastres, ve cómo viven….

—Sí, me han contado…

—Pero tú también tienes razón, yo veo en la tele, que compra uno carne, leche, huevos ¿Quién puede hacerlo? Me da risa…Mira, en realidad yo soy cardenista, me gusto lo que hizo, se fijó en las anomalías del partido.

 

La ciudad nocturna

Correr de carros en calles vacías. Los muchachos panistas, con sus gorras amarillas van y v vienen de las casillas a su cuartel. Los del PMS se encierran en su conciencia electoral. Unos y otros hablan de una “sospechosa tranquilidad”. A las doce de la noche corren rumores y resultados.  En las redacciones  se dice que Cárdenas es segunda fuerza en el estado.  De México llega el run run de que se unen Cárdenas, Clouthier y doña Rosario y que presionan a Bartlett.

Como un murmullo llega desde la capital: “Se cayó el sistema…”

La noche sigue y hasta mañana, el mariachi y el gobierno se pavonean con esas elecciones inmaculadas. 



Momento en el que “el diputado costales” (quien no aparece en la foto) arroja desde la tribuna boletas electorales encontradas en una barranca en el estado de Guerrero. Foto de Marco Antonio Cruz, Imagen Latina.

 

29 de agosto de 1988: el plantón en  San Lázaro

 

¿Nuestra generación? ¡Puras pinches derrotas…!

San Lázaro, Distrito Federal. A las nueve de la noche un hombre tiende su cama a las puertas del Palacio Legislativo. Es un teporocho de amplia barriga y greña larga y rizada que delimita su territorio, su colchón, con dos cartones extendidos que limpia con su camiseta. Emilio, un campesino de Huajuapan de León mira al gordo y no deja de reír: “Ese hombre es mula”, dice a dos metros del otro que gesticula sobre su cama. “Ayer estaba aquí un muchacho con su señora, casi un chamaquito, y le arrojó un cachetadón. Dios sabe lo que peleaban, pero le dijo ‘eres pendejo’ y lo golpeó, y todavía se sacó su cosa y lo mostró delante de la mujer y nada hizo el pobre muchacho. Yo no me espanto, soy borracho, peores cosas hace uno entre hombres, pero estaba la señora y me dio harta pena. Por eso digo que el gordo es malo, es una mula”. Emilio toca la armónica, “Carabina 30-30”. El gordo sale del rincón, extiende una cobija, sacude el polvo inmemorial que el aire filtra a la luz de los reflectores. El gordo traga su polvo y dobla su cobija, levanta el puño y pesca al vuelo una consigna cardenista: “Ese apoyo sí  se ve”. El grupo de teporochos, el gordo y Emilio entre ellos, se disponen a pasar la noche, una más, en el plantón Belisario Domínguez en Defensa de la Voluntad Popular. Aquí encontraron trama y compañía los últimos quince días, un refugio pasajero, como en los albergues  del tiempo del terremoto. El gordo sacude otra cobija, levanta el puño: “Ánimo, compañeros”, grita.

 

“¡No hay otro camino que el de Lucio Cabañas…!”

Pero ahora nadie se fija en el gordo y Emilio el Oaxaqueño. Desde las seis de la tarde no han dejado de pasar oradores, hombres y mujeres, niños y viejos. Uno de los organizadores informa que se va a levantar el plantón a las 10 de la noche, luego de que los diputados del FDN informen del resultado final en el Colegio Electoral. Una cosa hay que tener claro, dice el orador, que la lucha no termina hoy, que hay que estar presentes en el mitin del miércoles en el Monumento a la Revolución. Antes han hablado representantes de la Cooperativa Pascual, de los trabajadores de Aeroméxico, de Pemex, de las costureras, de colonias populares, etc. Se destaca el llamado a organizarse, la necesidad de la unidad. Sube un cuate de Guerrero, afirma que no hay otro camino que el de Lucio Cabañas, que las elecciones son un fraude, que el PRI no va a soltar el plato, que los diputados ya transaron. Lo rebate uno de los organizadores, afirma que eso es una provocación, que sí tienen dirigentes y que como Cárdenas ha dicho, la lucha es política y por los cauces legales. La gente aplaude, vocifera, menta madres cada que escucha el nombre de Salinas. Espera, discute y se divierte. Llevan así más de quince días, sus rostros son los de todos los que bajan del metro y cruzan el pasaje hacia el Congreso, es una población flotante, como la de TAPO. No deja de moverse, circula, forma colas para el atole, grita “ese pollo sí se ve”, comenta, rechifla, exige. Aquí, a su arbitrio, modelan su filiación cardenista.

 

La vieja tradición del obrero comunista

De la multitud, dos rostros me revelan la transformación de la izquierda obrera. El Compa Vargas, como lo conocen los estibadores ferrocarrileros, pasa de los cincuenta años y hace varios que cubrió el tiempo de jubilación; es militante del Partido Comunista, y fue de los formadores del Consejo Nacional Ferrocarrilero; sufrió la represión a los vallejistas en 1959; intentó con Demetrio Vallejo el resurgimiento del movimiento rielero en 1971-73; trabaja sin faltar en su puesto de empleado del Express en Pantaco; por años ha repartido el periódico EL RIELERO y ha vivido cuarenta años del más excelso charrismo sindical. Es cardenísta y no es un desencantado.

Carlos es tapicero, nació en Tepito y desde hace más de quince años ha trabajado en fábricas como activista. Ha militado en los grupos de izquierda que después de la experiencia guerrillera enfilaron hacia al movimiento obrero con el propósito de formar la organización revolucionaria del proletariado. Repasa el ambiente festivo de la asamblea y reflexiona:

"Está duro, esta gente es puro pueblo, velos nomás, y a ver quién  los para. Pero está duro, ningún partido cardenista ha dicho qué va a pasar despues del día 31. Cárdenas no ha dicho si nos transan vamos a hacer esto y esto otro. Pero para todos estos, Cárdenas es una alternativa. Ya ve nuestra generación, puras pinches derrotas, el sistema se encargó de darle en la madre al sindicalismo, a todo por diez que nos rajamos la madre. Pero la pelota  se salió por otro lado, por el canal de las elecciones.

“Así se la está cobrando el obrero,  pues qué esperaban. Cuando ya el pueblo no tenía nada, ni siquiera un Toluco López, un Olivares, cuando lo engañan con los cachirules, sale este cuate, todos nos agarramos a Cárdenas, ni él se lo esperaba, lo vamos a hacer una alternativa.”

 

“¡Gritaba Francisco Villa!”

El gordo teporocho hace rato que terminó de tender su cama. Se acerca Emilio y sus compañeros. "Que ya nos van a correr los diputados, al ratito a levantar el plantón, pero no hay  bronca, yo conozco a unos cuates de la feria de aquí junto, pa'llá jalamos a dormir.”

 Se acerca otro teporocho. Informa que el gobierno va a venir a fumigar   porque va a pasar el preciso. Emilio no se inmuta, toca la armónica, sonríe. De pronto canta: "Gritaba Francisco Villa, por arriba de una loma, aquí les traigo unos hombres, no tuzas еscarbalonas”.

Manuel Camacho Solis, Fidel Velázquez y Carlos Salinas de Gortari, en septiembre de 1988.




Cuauhtemoc Cárdenas en un mitin en Atlixco. Mayo de 1989.

 

28 de Octubre de 1988: el sueño del PRD poblano

 

Entre la puntería porfiriana y la cargada izquierdista.

“Formamos el nuevo partido de la libertad y la democracia aquí, precisamente ante las huellas impresas en las paredes de este edificio”, dijo la figura menudita del diputado Gaudencio Ruíz. Y sí, algunos volteamos a constatar la pésima puntería porfiriana, a imaginar a los hombres apostados con los máuseres en las esquinas y las azoteas, a contar uno por uno aquellos lamparones sobre la fachada de la casona, a detener la vista en el portón cerrado y el letrerito de “cerrado por restauración”.

¿Quién restaura a quién? Me pregunto y vuelvo con el hombrecito de Tehuitzingo y su voz apretada, dolor de cabeza de sus colegas priistas en el congreso estatal: “EL PRD nace con una clara perspectiva de poder, las elecciones municipales de 1989, el partido tiene urgentes tareas que desarrollar porque tiene como responsabilidad la conquista del poder”. Efectivamente, cualquiera diría que las cosas han cambiado en esta cargada de la izquierda poblana que a pesar de todo ha logrado producir dirigentes reales, regionales, y que esta tarde sobre las cúpulas llevan la voz cantante.

Porque no está solo Gaudencio entre tanto urbano y universitario. Otros nombres que firmaron desplegados dan idea de que tal vez esto que ocurre no se trate de una gata que no halla donde revolcarse: Doroteo Fernández de Lara, de la región de Atlixco y Matamoros; Octavio García, de la Mixteca; Eduardo Fuentes, de Huachinango; Alberto Azcona, de Tecamachalco; Praxedis Ramírez, también de Tehuitzingo; Pedro Pinzón, de Matamoros, quitándose la camiseta del PARM. Algunos subieron al templete, otros por ái andan, pero para todos queda claro que estos hombres y sus campesinos en grupitos, repegados a las paredes de Santa Clara, serán quienes prueben si este asunto verdaderamente marcará otro derrotero.

Por lo pronto, del PMS no quedó ni el recuerdo. Como si de la ciudad desaparecieran las cúpulas. “Se quedó solo el aparato” dirá después Gaudencio; volaron las organizaciones reales en el remolino del cardenismo y no hubo amparo para los aires universitarios. Y lo prueba uno de ellos, con su aura de patriarca: “Este es un partido en que estarán representados todos los mexicanos –ha dicho antes de Gaudencio el ex rector Terrazas–, cualquiera que sea su posición ideológica y política”. A final de cuentas, estos quieren ir cuando aquellos ya vienen: “Hay que organizar a nuestro pueblo –dice el ingeniero– hay que salir de la ciudad, hay que ir a los pueblecillos, a las zonas marginadas, tenemos que formar núcleos de base, formar un auténtico partido de masas, dejar de ser un partido de cúpulas”.

Pero aquellos ya vienen: por la mañana, campesinos de la mixteca se entrevistaron con el Secretario de Gobernación, Héctor Jiménez Meneses, establecieron acuerdos concretos sobre problemas de tenencia de la tierra, cuestiones legales y asuntos como el Registro Civil. “La protesta va a generar un nuevo tipo de representación –dice uno de estos militantes–, ya va a ser muy difícil que lo regional quede marginado, los partidos no pueden seguir con la deformación de las universidades, si va a ser un partido nuevo va a ser con las mismas masas.”

Y en este ir y venir, algunos que siempre estaban arriba por lo menos por un buen rato se quedaron abajo. Veo algunos rostros: Vélez Pliego, WalterVallejo, Chávez Palma. Efectivamente, se propone otra mecánica, como lo confirma el Senador Robles Garnica, sólo habrá afiliaciones individuales. ¿Pero quién se mete en ese organismo organizador del nuevo partido? Al principio sólo catorce; al final se sumaron 35,  y quedaron todos los que son. Gaudencio sonríe, llevan mayoría. Tenorio Adame, desde arriba, descubre un rostro sombrío, allá abajo, junto al paredón de Santa Clara: qué hace ahí, si tú eres de aquí, vente parriba. Y el exrector se sube, y como Gaudencio, finalmente sonríe.

Y en Octubre, con este solazo, las cúpulas se nublan.

Salinas toma posesión el 1 de diciembre de 1988.



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