• Julia Carabias
  • 15 Mayo 2014
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A finales del mes de abril la violencia que quiebra día a día a nuestro país llegó a la Estación Chajul, en la Reserva de la Biósfera “Montes Azules”, en Chiapas. Un comando armado secuestró a la bióloga mexicana Julia Carabias Lillo, una de las ambientalistas más reconocidas del mundo y cabeza del más importante proyecto de conservación ambiental que se lleva a cabo en México.

Para fortuna de todos nosotros Julia fue liberada por sus captores tres días después. Desconocemos los motivos de sus captores, pero sin duda reconocemos las múltiples implicaciones que se derivan para el trabajo de los científicos mexicanos que como Julia han dedicado su vida a la selva lacandona. Es responsabilidad absoluta de las autoridades federales investigar a fondo lo sucedido, y es su obligación respaldar la vida y la seguridad de los científicos involucrados en los proyectos que Julia Carabias encabeza en Chiapas. Y el proyecto vital para la humanidad de preservación y restauración del entorno de Montes Azules.

La bióloga mexicana Julia Carabias Lillo encabeza junto con el científico Javier de la Maza la organización ambientalista Natura y Ecosistemas Mexicanos, A.C., una organización civil sin fines de lucro, comprometida con el rescate y protección del patrimonio natural de México.Fue presidenta del Instituto Nacional de Ecología, y Secretaria de Recursos Naturales y Pesca en el Gobierno de Ernesto Zedillo. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Julia Carabias recibió en 2004 el Premio Internacional Cosmos 2004 por sus investigaciones y logros en el campo de la defensa del medio ambiente. Fue elegida entre 122 candidatos de 19 países.

El texto que Mundo Nuestro presenta esta semana fue publicado originalmente en el diario Reforma el día 10 de mayo,y con él arrancamos lo que será para nosotros una actividad sistemática: el seguimiento periodístico de las acciones que Natura Mexicana realiza en ese extremo suroriente mexicano, ejemplares igual por la profundidad de sus investigaciones científicas como por la pasión que muestran por la conservación ambiental y el desarrollo social en una de las regiones más complicadas en la historia reciente de nuestro país.

Respaldar a Julia Carabias y a Natura Mexicana es respaldar lo mejor de México.




Fui privada de mi libertad durante dos días en la Selva Lacandona, lugar donde laboro desde hace 12 años. Calumnias, imperio de la ilegalidad, miseria y desesperanza conforman el caldo de cultivo de ese inaceptable episodio.

 

¿Por qué contra nosotros y particularmente contra mí? Natura y Ecosistemas Mexicanos (conocida como Natura Mexicana) es una asociación civil sin fines de lucro. Trabaja, desde 2005 (y su director, Javier de la Maza, desde 1979), en la conservación de las selvas de la región, sitio de mayor biodiversidad de nuestro país. Conjuntamente con la Conanp, contribuye a consolidar las áreas naturales protegidas, establecidas por decreto presidencial (entre ellas Montes Azules). Asimismo, promueve procesos hacia el desarrollo sustentable en las comunidades que colindan con las reservas o que están dentro de ellas legalmente establecidas.

 

Los estudios que realiza Natura Mexicana sobre el estado de salud de la fauna, de los arroyos y ríos, la restauración ambiental y la recuperación de especies en peligro de extinción, constituyen nuevas contribuciones para la ciencia y dan las pautas para las acciones de conservación. En esas estratégicas tareas participan la UNAM y las Universidades Autónoma de Nuevo León y Juárez Autónoma de Tabasco, la Conabio y el Zoológico de Tuxtla.

 

Con las comunidades colindantes dueñas de selvas y con la etnia lacandona (poseedora de la mayoría de la tierra de Montes Azules) Natura Mexicana fomenta proyectos productivos que permiten, a dichas comunidades, obtener ingresos y empleos -tan indispensables en zonas marginadas-, a través del manejo sustentable de su selva. Además, realiza los estudios para que obtengan el pago por servicios ambientales que otorga la Conafor; apoya la elaboración de ordenamientos comunitarios territoriales de los que se derivan nuevos reglamentos internos sobre cacería, control de fuego, restauración de riberas, pesca, entre otros, y lleva a cabo una intensa actividad de educación ambiental. Los resultados han sido muy positivos: la deforestación disminuyó, el ingreso de más de 850 familias se ha incrementado y quienes participan en los proyectos incluso lo duplicaron. Estas tareas se realizan con el aporte de distintas fundaciones.

 

Yo, como profesora de la UNAM y miembro del consejo de esta asociación, contribuyo en estas tareas, las que he realizado con más de una centena de estudiantes y con los técnicos de Natura Mexicana quienes conforman un gran equipo. Así pues, lejos de dedicarnos a lucrar, como algunos difamadores afirman, nuestras labores son exclusivamente académicas y sociales.

 

No obstante, lo sabemos, nuestra actividad afecta intereses. Nos oponemos al saqueo de la flora y la fauna y a las invasiones de las áreas naturales protegidas que el Estado mexicano decidió preservar porque conservan el patrimonio de todos los mexicanos. Por eso, los que promueven las invasiones y lucran con ellas se han visto afectados por nuestro trabajo.

 

Quienes nos quieren fuera de la región no se han cansado de calumniarnos. Han dicho y pregonado que somos dueños de aserraderos y hoteles y traficantes de mariposas y guacamayas, al extremo de adjudicarnos un proyecto aberrante que la Secretaría de Turismo trató de realizar el sexenio pasado, al cual nos opusimos con energía y que afortunadamente al final se canceló. Ese proyecto se llamaba Natura Miramar, nombre que inducía a confusiones y mucho nos perjudicó. Nunca lo aclaramos, no lo creíamos necesario, y quizá eso fue un error. A algunos de los que inventan esas mentiras los conocemos y, en su momento, no actuamos legalmente contra ellos; otro error. Otros, los encapuchados que me retuvieron, acusándome de las mismas falsedades, se hicieron pasar al principio como miembros del EZLN, organización que nada tuvo que ver con este condenable suceso.

 

Un hecho ineludible es que la miseria y las desigualdades en la región han marginado del bienestar a decenas de miles de jóvenes que no tienen acceso a la tierra, ni a empleos dignos. Su único horizonte es la desesperanza y son carne de cañón de quienes persiguen intereses ilegales.

 

Natura Mexicana actúa a la luz pública. Nuestros proyectos son conocidos. Seguramente hemos perjudicado a quienes violan la ley en la región y por ello atentaron contra mi persona. No minusvaloro la gravedad de lo sucedido. Pero seguiremos trabajando e impulsando nuestra tarea. Los gobiernos deben hacer su parte, lo que incluye una política social capaz de ofrecer algún horizonte a quienes hoy carecen de él.

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